El Nanotyrannus, Tyrannosaurus rex juveniles...o no

(Wikimedia)
Durante un siglo se dijo que el brontosaurio no existía, aunque fuese un nombre bien conocido, hasta que el año pasado se descubrió que el Apatosaurus y el Brontosaurus tienen diferencias reconocibles. El Nanotyrannus puede sufrir el destino opuesto y perderse en el olvido. Sin embargo, esto se debe a un hallazgo prometedor.
Hace 67 millones de años, en el noroeste de la actual Montana, un dinosaurio carnívoro de sexo indeterminado, al que llamaremos "Jane", murió. El transcurso de millones de años fue suficiente para que su cadáver se fosilizara. En el 2003, fue descubierto por paleontólogos del Museo de Historia Natural Burpee de Illinois. Casi completo, el fósil tenía 6 metros de largo y 2 de alto.

Jane podía ser, o un Nanotyrannus, una especie más pequeña relacionada con el Tyrannosaurus rex, con el que compartía hábitat, o un T-rex juvenil. Para el segundo caso había que negar la existencia de la especie Nanotyrannus. Sin embargo, este debate no es reciente.

En 1942, David Dunkle del Museo Cleveland de Ohio desenterró un cráneo ligeramente comprimido similar al de Jane. Durante mucho tiempo lo único seguro que se sabía de él era que se le llamó CMNH 7541. Tras estudiar minuciosamente los detalles del cráneo, Charles W. Gilmore lo clasificó como un Gorgosaurus. Esta era una de las tantas especies menores relacionadas al T-rex que vivieron durante las primeras fases del Cretácico.

En 1970, el mismo espécimen se ganó otro apodo, ya que un nuevo estudio lo renombró como un Albertosaurus. 18 años después, en 1988, Bob Bakker de la Universidad de Colorado y sus compañeros propusieron que era un nuevo género basándose en su cara estrecha y sus pequeños dientes afilados. Lo llamaron Nanotyrannus ("tirano diminuto").

En 1999, usando como guía el excelente registro fósil del Albertosaurus, Thomas Carr, ahora en el Carthage College en Wisconsin, descubrió que los cráneos y dientes de los tiranosaurios se volvían más robustos con la edad. Los adultos eran pesados, con grandes huesos y anchos dientes, mientras que los individuos juveniles eran esbeltos con dientes finos. Esto podría significar que los rasgos del Nanotyrannus no son los de otra especie, sino solo de inmadurez. 

Era una idea que propuso por primera vez el paleontólogo ruso Anatoly Rozhdestvensky en 1965 cuando aún se llamaba Gorgosaurus. Rozhdestvensky fue uno de los primeros paleontólogos en apreciar que los dinosaurios cambiaban dramáticamente de aspecto cuando crecían. Razonó que, tras salir de los huevos, los dinosaurios pasarían por distintas secuencias de formas y tamaños como cualquier otro animal.

Entre 1941 y 1951, Chung Chien Young, el "padre de la paleontología china", examinó 70 especímenes y consiguió describir 5 nuevas especies de prosaurópodos (ancestros primitivos del grupo de los saurópodos como el Diplodocus o el Brachiosaurus). Cuando Rozhdestvensky estudió la misma colección, solo encontró al Lufengosaurus huenei. Las otras cuatro especies solo eran L. huenei en distintas fases de desarrollo.

La edad de los dinosaurios puede determinarse como en los árboles: contando el número de anillos que se forman, en este caso, en los huesos. Gracias a la detención del crecimiento cada invierno, se forman las líneas de crecimiento detenido usadas para calcular la edad en el momento de la muerte. Además, la separación entre los anillos puede indicar la velocidad de crecimiento. En individuos jóvenes, el espacio es mayor por un crecimiento rápido. En ancianos, los anillos se encuentran juntos.

Aunque la técnica es antigua, el temor de cortar un espécimen único impidió hasta recientemente un uso típico. Actualmente, solo se extrae una pieza de unos pocos milímetros y se reinserta una replica en el hueso. Lo mejor es hacerlo en un hueso que no sea de carga, ya que las fuerzas pueden alterar las líneas internas. Un cráneo, como el encontrado en Cleveland, tampoco es una opción viable por el complejo conjunto de huesos sujeto a las fuerzas de mordida.
Cráneos de Tyrannosaurus rex y Nanotyrannus (Wikimedia)
En el 2003, Gregory Erickson de la Universidad Estatal de Florida en Tallahassee tuvo permiso para tomar una muestra del peroné de Jane. Tras pulir la muestra y situarla bajo el microscopio, estimó que Jane murió a los 12 años, aproximadamente. Dado que los tiranosaurios maduraban a los 20 y vivían en torno a la treintena, la convertía en un individuo juvenil.

Si Jane hubiera pertenecido a una especie con una esperanza de vida muy corta, sus anillos no estarían tan separados como se mostraron los años antes de morir, ni serían altamente porosos, indicativo de vascularización para nutrir el hueso. Es decir, murió en pleno crecimiento.

En el 2005, Erickson usó la misma técnica en varios especímenes de T. Rex, demostrando que crecían para ser gigantes.  Tras comparar sus anillos con el Albertosaurus y Gorgosaurus, demostró que los tiranosaurios pasaban a través de una etapa de crecimiento de 10 años. La diferencia es que mientras las especies pequeñas engordaban 500 gramos al día, el T.Rex lo hacía a ritmo de 2 kg diarios.

Sin embargo, se debatía si Jane, y por extensión el Nanotyrannus, eran T.Rex juveniles o su propia especie. Si fuera un individuo juvenil, la presencia de plumaje en Jane podría indicar que el T.Rex también lo presentaba, como lo hacían sus ancestros, aunque estas eran similares a la del actual kiwi. En el 2020 se reveló que de los 15 a 20 años podían doblar su longitud y que Jane y Petey, otro ejemplar de 15 años, no eran Nanotyrannus, sino T.Rex juveniles. En esa adolescencia, crecían y sufrían numerosos cambios que habían hecho creer que se trataba de otra especie, pero realmente eran únicamente juveniles. 
 
No obstante, en el 2024, se volvió a poner en duda. La diferencia en el número de dientes, la longitud de las extremidades anteriores o los patrones de crecimiento respecto a otros tiranosáuridos dificultaban creer que fueran una misma especie. El mayor problema está con sus características identificativas, que no coinciden, contando además con 158 diferencias o la ausencia habitual de rasgos reconocibles de inmadurez. Estas diferencias no parecen formar un continuo, donde algunos individuos se sitúan en posiciones intermedias. En conjunto, incluso lo clasifican como un tiranosauroideo (Tyrannosauroidea) basal, no un tiranosáurido (Tyrannosauridae).

A pesar de todo, es una cuestión a la espera de debate. Al relacionarse con el ser prehistórico más famoso, la respuesta no tardará y, quizás, algún día se llegue a un consenso.

Fuentes: BBC

  • Woodward, H. N., Tremaine, K., Williams, S. A., Zanno, L. E., Horner, J. R., & Myhrvold, N. (2020). Growing up Tyrannosaurus rex: Osteohistology refutes the pygmy “Nanotyrannus” and supports ontogenetic niche partitioning in juvenile Tyrannosaurus. Science advances, 6(1), eaax6250.
  • Longrich, N., & Saitta, E. (2023). Taxonomic status of Nanotyrannus lancensis (Dinosauria: Tyrannosauroidea)—a distinct taxon of small-bodied tyrannosaur.
     

 

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