Más enfermedades que protegen de otras enfermedades

En la entrada anterior, algunas patologías evitaban el desarrollo o la aparición de otras. Algún ejemplo incluso podría aplicarse en pacientes que pudieran sufrir la enfermedad, aunque no fuera la solución más eficiente. También hemos visto incluso que algunos virus pueden ser beneficiosos.

Gusanos parasíticos y colitis ulcerosa

Huevos de Trichuris trichiura
Las pruebas aún son pequeñas, pero la infección con gusanos intestinales (Trichuris trichiura) podría proteger contra la colitis ulcerosa. La colitis ulcerosa consiste en la inflamación y posterior ulceración de la pared que tapiza el colon y el recto, los tramos finales del intestino grueso. La relación entre ambos comenzó en 2004, cuando un hombre con colitis se bebió un líquido salino con 500 huevos de este gusano. Tres meses después, consumió 1000. A mediados del año siguiente, no mostraba síntomas de su colitis, aunque ocasionalmente tomaba antiinflamatorios cuando se reagudizaba.

Los gusanos por sí solos son problemáticos, ya que producen edema de la mucosa intestinal y consume sangre, pudiendo complicarse estos signos para llevar a un prolapso rectal durante la defecación y anemia. Cuando en 2008 se redujeron el número de huevos en sus heces de 15000 a 7000 por gramo, los síntomas de la colitis regresaron. La colonoscopia reveló que la colitis era menos severa allá donde se encontraban colonias de gusanos. Los análisis revelaron que durante la recaída, los tejidos producían mucha interleucina-17 (IL-17), pero poca interleucina-22 (IL-22), relacionada con la producción de moco. A los meses de consumir 2000 huevos más, la IL-22 aumentó junto con el metabolismo de carbohidratos, prerrequisito para la producción de moco.

Sin embargo, un estudio con un solo sujeto no permite llegar a muchas conclusiones. El Trichuris trichiura tampoco está aprobado para uso terapéutico, por lo que en los estudios se usa el Trichuris suis presente en los cerdos y que no dura mucho dentro de los humanos. Con él se han realizado estudios que muestran indicios de un efecto positivo en las colitis y enfermedad de Crohn.

Tabaco y enfermedad de Parkinson

El consumo de tabaco puede provocar enfermedades respiratorias, vasculares, digestivas o neoplásicas bastante graves. Si aún así, alguien necesita alguna razón para seguir o para empezar a fumar, es que protege contra el Parkinson. La enfermedad de Parkinson es un trastorno que evoluciona lentamente, destacando por sus signos motores, como los temblores, la dificultad para caminar, la rigidez o lentitud de movimientos.

La manera en la que el tabaco reduce en un tercio el riesgo de Parkinson en comparación con los no fumadores se desconoce, aunque se cree que podría deberse a la acción de la nicotina como estimulante de la dopamina. Es decir, podría actuar igual que la levodopa, el precursor de la dopamina usado para el tratamiento del Parkinson que, a diferencia de la esta, puede atravesar la barrera hematoencefálica. Sin embargo, como podeis deducir, no merece la pena llevarse la pena fumando, especialmente cuando el ejercicio y la cafeína también son protectores.

Malaria y sífilis

El 4 de julio de 1495, durante la batalla de Fornovo, Italia, los soldados venecianos descubren las extrañas lesiones en las tropas francesas, llamándolo el mal francés. Los tratamientos que se han aplicado al sífilis han sido tan numerosos como sus nombres, ya que todos se lo atribuían al vecino: rencorosos, los franceses lo llamaron el morbo italiano o el mal napolitano; los italianos también lo llamaban la sarna española; en España se respondió nombrándola el "morbus gallicus"; los alemanes también atribuían a los franceses la enfermedad; Portugal y los Países Bajos señalaban a los españoles; los rusos a los polacos; los turcos a los cristianos y en Tahití a los británicos,

A finales del siglo XV se usan los baños de calor contra el mal, y al siglo siguiente se usan las fricciones de mercurio y escayolas. Una buena sangría nunca sobra, así como los enemas o sudoríficos (recordad que a la teoría de los humores le quedaba cuerda para rato). En 1517 se usa la madera de guayaco, un árbol importado de América, como sudorífico. Falopio, quien describió las trompas epónimas, ofrece unos 13 años después una terapia postcoital consistente en un trapo empapado con vino, guayaco, cobre y mercurio, entre otros, para evitar la enfermedad. En los siglos siguientes el mercurio se convierte en el tratamiento estrella, aceptándose gradualmente su uso interno a finales del siglo XVIII. En 1835, Wallace comienza a usar el ioduro de potasio para las fases iniciales. No es hasta 1905, cuando Schaudinn y Hoffmann visualizan el agente causante: el Treponema pallidum. Por entonces, se usaba el cóctel sifilícito: yoduro de potasio, diyoduro de mercurio y zarzaparrilla.  Es en 1917, cuando Wagner von Jauregg propone combatir el fuego con el fuego y usar la malaria para tratar el sífilis.

Wagner von Jauregg es el fundador de la piroterapia. No se trata de prenderle fuego al paciente, aunque quizás podría haber aliviado algunos síntomas. La piroterapia consiste en provocar cuadros febriles en los enfermos. Con la aplicación de la malaria, consiguió combatir la parálisis general progresiva del sífilis. Este mismo principio fue usado para otras enfermedades y fue la razón por la que ganó el premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1927.

Pero ahora surge la pregunta. Si se ha tratado la sífilis, incluso si se ha eliminado, ahora el paciente tiene malaria. ¿Qué se hace ahora? Pues se le da quinina para curar la malaria y listo. Con las altas fiebres, el tratamiento no es una delicia, pero puede lograr evitar la molestia de morirse. Hasta el descubrimiento de la penicilina, esta era la terapia habitual contra el sífilis.

Fuente: Scientific American
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