El excremento de camello que curaba la disentería


Esta historia tiene elementos comunes con esta entrada de abril. Sin embargo, la comparto debido a que resulta interesante al mostrar que, en ocasiones, la solución a tus problemas está en el lugar menos pensado.

Advertencia

Debo decir que, a pesar de todo, desconfío de la veracidad del relato, ya que sus datos son escasos y solo encuentro tres fuentes de la historia: el enlace al final de la entrada, una mención a Jörg Bernhardt y el libro Merde: excursions in scientific, cultural and socio-historical coprology de Ralph Arnold Lewin. Estas dos últimas menciones en artículos encontrados en Google Académico.

Relato

Bacillus subtilis
Nos encontramos en la Campaña de África del Norte, en la que los soldados nazis caían, entre otras cosas, a causa de la disentería. La situación era alarmante. En aquella época, no había antibióticos para combatirla y el azufre se vendía para uso tópico, no oral. 

Ante la necesidad, razonaron que los beduinos debían tener alguna manera de combatir ese mal. En caso contrario, ya habrían sucumbido ante él. Por ello los observaron, descubriendo que ocasionalmente seguían a los caballos y camellos, degustando los manjares deconstruidos que depositaban en el suelo.

Los soldados alemanes interrogaron a los beduinos y les desvelaron una costumbre que habían transmitido durante generaciones: consumir heces fecales de camello curaba de la disentería. En cuanto sentían la diarrea, se deleitaban con la consistente deposición de artiodáctilo y el problema desaparecía en poco tiempo. Solo había una condición. Como si de zumo de naranja se tratase, debía ingerirse pronto, mientras aún podía disfrutarse de su calor y frescor, como el de un pan recién horneado. 

Los alemantes aislaron el agente causante de la recuperación, el Bacillus subtilis, que activaba la defensa inmunológica, incluyendo la secreción de Inmunoglobulina A, M y G. Luego, pudieron secar los cultivos y situarlos en cápsulas orales fáciles de tragar. Posteriormente se comercializaron, vendiéndose en los Estados Unidos y México como Bacti-Subtil, pero siendo eclipsados por los antibióticos entre finales de los 50 y principios de los 60.

Fuente: Rense
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