¿Tienes un segundo estómago para postres?

Quizás seas de los que, cuando está a reventar tras una comilona, abre el segundo estómago de postres en cuanto este se acerca. Aunque tu contorno se parezca cada día más al de una vaca en espera de terneros, sabes que naciste con un solo estómago, ¿verdad? Su capacidad debería ser limitada puesto que no te tragaste el bolsillo de Doraemon, aunque el postre siempre encuentre su sitio.

A pesar de que cuando los paladeas te embarga el placer, te tiene preocupado que los pescadores controlen tus desplazamientos para saber cuando cambia la marea. Si eres este tipo de gourmet, mi rechoncho lector, no te preocupes más y deja de culpar a tu estómago, porque es inocente. Incluso diría que deberías compensarle. No me hace falta detallar cómo.


El estómago de postres está en el cerebro, pero no literalmente. No te tienes que preocupar que la muerte por chocolate haga honor a su nombre. La culpable tiene nombre y apellidos, siendo la saciedad sensorial sensitiva. Esta es la razón por la cuando estás hasta las orejas de una comida, eres incapaz de probar un bocado más, pero aún así te metes el postre entre pecho y espalda. La o las primeras comidas ya no te satisfacen, te aburren, por lo que te encuentras saciado, pero en cuanto llega un estímulo nuevo, distinto y atractivo, ignoras la sensación de plenitud y te lanzas cual puma hambriento.

Este fenómeno no ocurre siempre. Si después de una comida copiosa te sirven alguna delicatessen como arenque fermentado (surströmming) acompañado de queso casu marzu y no se adecúa a tus gustos, no podrás comer más. En cambio, si te aprovechas contínuamente de este "segundo estómago", necesitarás comer más para sentirte satisfecho.

Este mecanismo, que podría haber sido útil en tiempos pasados para absorber el exceso de nutrientes en tiempos de abundancia para tenerlo de reserva en época de escasez, ahora se torna problemático. Además, la incomodidad de estar demasiado lleno tarda demasiado en hacerse patente, por lo que puedes seguir comiendo antes de notar las molestias de llegar al límite.

Descrito en 1956 por el fisiólogo francés Jacques Le Magnen y con un nombre acuñado en 1981 por Barbara J. y Edmund T. Rolls, la saciedad sensorial sensitiva se convertiría en uno de los tres pilares de la saciedad junto con la saciedad condicionada y la aliestesia alimentaria.

Como guinda para el pastel que es esta entrada, ¿sabías que los japoneses tienen una palabra para el "segundo estómago"? Se llama betsubara (別腹), donde betsu (別) significa "separado" y hara (腹) significa "estómago, barriga, vientre". El cambio de "h" por "b" no es un error, sino que es una consonante inicial que se pronuncia al formar una palabra compuesta o con prefijo (rendaku).

No olvides que si quieres adelgazar, recuerda que aquí puedes ver métodos de ejercicio y dietas.

Fuente: Huffingtonpost
Siguiente entrada Entrada anterior
No Comment
Añadir comentario
comment url

Libre para donar o aceptar cookies