La moda victoriana de andar con cojera

Las modas son hábitos estúpidos normalizados. Ha sido así ahora y lo ha sido siempre. Si en Francia una fístula anal marcó tendencia y se popularizó un pararrayos en la cabeza, la Inglaterra victoriana no se quedaba atrás, ya que puso de moda la cojera.

Con la boda de Alberto Eduardo, príncipe de Gales, con Alejandra de Dinamarca, esta se ganó la popularidad del pueblo. Su manera de vestir era copiada inmediatamente, como sus cuellos altos y gargantillas que solía usar para ocultar una cicatriz en el cuello, producto probablemente de una operación durante su infancia. Cuando una fiebre reumática la dejó con una evidente cojera en 1867, las mujeres adineradas también comenzaron a imitarla.

Al principio tan solo usaban zapatos de distinto tamaño para reproducir su marcha, pero los astutos zapateros se olieron el negocio. De esta manera comenzaron a vender pares de zapatos con tacones que no coincidían en tamaño.

La moda provocaba sorpresa, como decía el North British Mail en 1869:
Se ha hecho visible una monstruosidad entre las transeuntes en Princes Street. Es tan doloroso como estúpido y absurdo. [...] Tomando mi paseo diario el otro día, observador de hombres, mujeres y cosas, conocí a tres damas. ¡Las tres eran jóvenes, las tres eran atractivas y las tres cojas! Al menos, esa era mi impresión, viendo que todas llevaban espléndidos bastones y cojeaban; pero, mirando hacia atrás, como hacían todos, pude descubrir que no había razón para que lo hicieran. [...] De hecho, una mujer decente expresó su lástima en un audible "¡pobrecitas!" mientras pasaba, pero fui informado al escuchar a una bella chica explicar a su compañero, "¡Pues esa es la cojera de Alejandra! ¡Qué feo!"

El Dundee Courier y el Argus no eran menos desdeñosos:
Se han hecho algunas tonterías notables en imitación de la realeza, pero este es un acto que implica una pizca de maldad así como de estupidez. [...] Debe haber una línea en el que incluso el disparate de moda deba pararse en seco, y esta línea debe marcarse en la caricatura de la enfermedad humana.

Y entonces, como suele ocurrir con estas cosas, la moda terminó. Probablemente con nombre tan poco prometedor como Coja Alejandra, esta moda tampoco podía tener mucho recorrido.

El Western Daily Press sentenciaba que "una revista de moda anunciaba que la coja Alejandra se suspenderá inmediatamente. La falda de la temporada, nos informan, tiene que aferrarse en torno a los pies, como consecuencia las señoras estarán obligadas a caminar como si sus pies estuvieran atados entre sí".

Fuente: BBC
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