Hace poco te dejó un ser querido, puede ser una persona o un animal al que tenías mucho apego. Entonces, milagrosamente, eres capaz de verlo como si nunca se hubiera ido. ¿Es real? ¿Estás perdiendo la cordura? ¿Cómo es posible? Se trata de un fenómeno documentado donde el testigo percibe con claridad la presencia de un fallecido.

Es un tipo de alucinación, una percepción que no responde a ningún estímulo externo. En otras palabras, percibimos por nuestra cuenta algo que no se corresponde con la realidad. Aunque algunas sustancias y patologías producen alucinaciones, pueden producirse en una persona sana, como al oír una llamada inexistente de teléfono. En el caso de los fallecidos, se llaman "comunicaciones después de la muerte", "alucinaciones después del duelo" o "encuentros con el fallecido" y, como suele ocurrir con el resto de alucinaciones, son más frecuentes cuando estamos a punto de dormirnos o acabamos de despertarnos, momentos en el que también suelen sufrirse las parálisis del sueño o la sensación súbita de caída.

Estos encuentros no se limitan al periodo inmediato tras la muerte de un ser querido, sino que pueden persistir durante años. De hecho, forman parte del duelo y pueden ayudar a superar la pérdida, aunque quienes lo experimentan no suelen compartirlo por temor a que no les crean. Cada persona lo experimenta de una forma. Puede sentirse simplemente su presencia, pero también verse, oírse o notarse en la piel. El difunto expresa que se encuentra bien, que ya no tiene problemas, pide perdón, expresa su amor o le indica al espectador que puede continuar con su vida para que no sufra.

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