La tribu africana de los testículos gigantes
  
  Entre Kenia y Somalia habita una tribu llamada
  hartebeest o bubal que destaca a simple vista por sus enormes testículos. Son adquiridos tras
  lamer la menstruación de los genitales de las vacas durante la infancia,
  convirtiéndose en fuertes y valerosos guerreros en la adolescencia,
  demostrándose en que tienen, literalmente, más huevos que nadie. 
  Esta práctica habría surgido en tiempos de sequía, beneficiando tanto al que
  lame como a la vaca. El primero porque el flujo menstrual le protegería del
  raquitismo, el escorbuto, la anemia y la leucemia por, según unos científicos
  italianos, sus vitaminas B6, B12, E y D, por el hierro, magnesio, fósforo,
  calcio y potasio, además de las hormonas. A la vaca porque produciría más
  leche.
  No solo eso, sino que tanto niños como mayores se bañan al alba y al
  crepúsculo con la orina vacuna y se cubren el cuerpo con sus heces precocidas
  y filtradas para evitar las picaduras de los mosquitos. Finalmente,
  normalmente el tamaño de los testículos tan solo alcanza unos 70-80
  centímetros de diámetro, pero algunos superan esa marca y pueden usarlos como
  asiento.
  Todo esto es estrictamente cierto y no hay nada de lo que dudar. Basta buscar
  sobre ellos en la red y encontrar que siempre dicen exactamente lo mismo y
  cuando eso ocurre le otorga veracidad a la historia, ¿verdad? Esta curiosidad
  circula por la red al menos
  desde el 2004
  con vía el tabloide kosovar Gazeta Express y es posible que también lo
  hiciera por correos electrónicos y otros formatos. Dado que hay varios puntos
  cuestionables, será mejor que vayamos por partes.
El flujo menstrual de la vaca
    
    Es probable que al leer que esta tribu consumía la menstruación vacuna, se
    te haya abierto el estómago ante un plato tan apetecible. Sin embargo, las
    vacas no menstruan
    como las mujeres. Tienen un ciclo estral, es decir, tienen periodos donde
    entran en celo. El endometrio, en vez de expulsarlo, lo absorben al final
    del ciclo. La secreción vaginal puede llegar a presentar sangre, aunque no
    sea la menstruación a la que estamos acostumbrados, por lo que puede ser una
    candidata a esta exquisitez.
  
  
    La composición de la secreción vaginal de las vacas varía si están o no en
    celo. El 3-hexanol está siempre presente, pero en el estro se presentan la
    trimetilamina, el ácido acético y el fenol. Recuerdo que la trimetilamina es
    la que daba el característico
    olor a pescado podrido. Cuando no está en celo presentan ciclohexano 3,3,5 trimetil y ácido
    fosforoso. Es cierto que los fluidos genitales contienen cloruro sódico,
    calcio y potasio, pero en cantidades muy inferiores a las recomendadas
    diariamente, menos aún para convertirse en adultos excepcionales. Eso sí,
    siempre podría haber alguno que bebiera varios litros diarios de
    secrecciones vaginales para compensar por el porcentaje de nutrientes que
    sale de su sistema digestivo igual que entró. Todo esto estaría además
    enriquecido con un cóctel de bacterias Bacteroidetes,
    Proteobacteria, Firmicutes, Actinobacteria,
    Fusobacteria y Spirochaetes, estando la
    Fusobacteria prácticamente ausente en aquellas sanas y siendo las
    Bacteroidetes las más abundantes.
  
  
    Por otra parte, para darle verosimilitud, en algunas entradas se ve una foto
    de un niño lamiendo a una vaca entre sus cuartos traseros. No tiene por qué
    ser el caso, pero en algunas regiones de África y la India se sopla en la
    vagina o el ano para fomentar la producción láctea.
  
  La tribu
    A veces también se muestra un mapa de Kenia y Somalia con grandes zonas
    naranjas donde supuestamente se encuentra esta tribu. Para empezar, los
    nombres
    hartebeest y bubal se corresponden con el del extinto
        búbalo
      (Alcelaphus buselaphus buselaphus). Otras subespecies aún viven en la sabana al sur del Sáhara, desde
        Senegal a Eritrea, Etiopía y Tanzania, cubriendo la zona donde
        supuestamente habita esta tribu. Algunas entradas en ruso, que
        casualmente al traducirse producen el mismo texto palabra por palabra,
        reconocen la relación entre el nombre del animal y la tribu. Sin
        embargo, búbalo viene del latín bubalus, que a su vez proviene
        del griego boubalos, "buey salvaje, antílope".
        Hartebeest es el antiguo término afrikáans dado por los bóeres,
        que significa "ciervo bestia".
  
  
    Suponiendo que, a pesar de esto, la tribu se llame así y asumiendo que si
    está tan distribuida, deben ser relativamente numerosos, su etnia debería
    aparecer entre las más comunes de Kenia y Somalia. En Kenia hay 70 etnias.
    Según The World Factbook de la CIA, en el 2019 las principales de
    Kenia son los kikuyu (17,1%), luhya (14,3%), kalenjin (13,4%), luo (10,7%),
    kamba (9,8%), somalí (5,8%), kisii (5,7%), mijikenda (5,2%), meru (4,2%),
    masái (2,5%), turkana (2,1%), no keniata (1%) u otros (8,2%). En Somalia son
    más homogeneos, con un 85% de somalíes, mientras el resto son bantúes y no
    somalíes, incluyendo 30 000 árabes. Si existieran con ese nombre, deberían
    pertenecer a esas etnias, pero ninguna tiene un grupo o clan que se les
    parezca. Cualquier búsqueda seria proporciona solo resultados sobre el
    animal y ninguno sobre la tribu, a pesar de tener una costumbre y rasgos
    excepcionales.
  
  Los testículos
    
    Ahora bien, ¿en serio un producto vacuno tiene esos efectos? Y si es tan
    efectivo, ¿cómo es que son los únicos en probarlo? No estamos hablando de
    chupárselo a una leona o a un animal en vías de extinción, sino a una vaca,
    que es más accesible. Si en otros países no solo inventaron sino conservaron
    platos como el surströmming o el casu marzu, esto debería estar más
    extendido, especialmente si el escroto se convierte en un arma contundente
    para dejar inconsciente a toda bestia que ose amenazar a su poseedor.
  
  
    Se asegura que a pesar del agrandamiento escrotal, la función sexual queda
    indemne, pudiendo concebir con normalidad, pero ¿cómo? En las imágenes ni es
    visible, ¿acaso compensan con una potencia inusitada aumentando la presión
    al sentarse sobre los testículos como si fuera la flor de agua de un payaso?
  
  
    Por último,
    la imagen
    parece ser de la página 246 del libro
    Skin and venereal diseases of tropical countries (1ª ed.: 1972; 2ª
    ed.: 1984) de Robert Sergeevich Babayants (Роберт Сергеевич Бабаянц), originalmente Кожные и венерические болезни жарких стран, donde dice que son casos de parasitosis de
    Wuchereria bancrofti y Brugia malayi que producen filariasis.
    Aunque no he podido tener acceso al libro con imágenes, resulta coherente y precisamente se pueden encontrar casos recientes en esa zona.
  
  Fuentes
- Sankar, R., & Archunan, G. (2011). Gas chromatographic/mass spectrometric analysis of volatile metabolites in bovine vaginal fluid and assessment of their bioactivity. International journal of analytical chemistry, 2011.
 - Olds, D., & VanDemark, N. L. (1957). Composition of luminal fluids in bovine female genitalia. Fertility and sterility, 8(4), 345-354.
 - Bicalho, M. L. S., Lima, S., Higgins, C. H., Machado, V. S., Lima, F. S., & Bicalho, R. C. (2017). Genetic and functional analysis of the bovine uterine microbiota. Part II: Purulent vaginal discharge versus healthy cows. Journal of Dairy Science, 100(5), 3863-3874.
 



