Los árboles que absorbían la enfermedad
En una época en la que los médicos, por su escasez y su coste, no estaban al
alcance de todos, se tendió a acudir a los métodos tradicionales, a la
naturaleza que los rodeaba. En los países escandinavos se recurría a los
árboles, pero no a cualquiera de ellos. Debían ser árboles con unas
características especiales que los diferenciaran.
Mediante un ritual sanador, estos árboles se usaban para combatir el
raquitismo, las paperas, los dolores de muelas, la tuberculosis, la lumbalgia,
las hernias, los calambres, la debilidad mental e incluso a los niños
cambiados.
Había tres tipos de árboles relacionados con la sanación ritual:
-
Bortsättningsträd: servían para transferir la enfermedad.
-
Smöjträd: se pasaba a la persona a través de una abertura para sanarla.
- Vårdträd en sueco o Tuntre en noruego: se plantaba en ocasiones especiales, como bodas o nacimientos, teniendo más funciones, además de la sanación.
El Bortsättningsträd era un árbol para guardar una enfermedad,
forúnculos, dolor general o de muelas. También se llamaban árboles
trol
o
mære, debido a que sus ramas retorcidas les daban un aspecto distintivo. Para
usarlo, debía perforarse la zona afectada con una astilla y luego clavarla en
el árbol. Sin embargo, talar ese árbol o cortar sus ramas tenía consecuencias:
el mal volvería a quien lo depositó allí o lo sufriría quien dañó al árbol.
Esta era una magia contagiosa, como la llamaba James George Frazier en
La rama dorada, por la que el enfermo establecía un vínculo con el
árbol.
En el Smöjträd o Vålbundetträd se pasaba al afectado por una
oquedad del árbol, como entre dos ramas, una raíz expuesta o un agujero,
natural o artificial. Cuanto más extraño fuera el agujero, más efectivo sería.
También era preferible usar un árbol vivo que tuviera ese agujero, pero
también podían agrandarse algunos ya existentes o llevárse literalmente el
agujero a casa. El raquitismo se trataba mayoritariamente con este método, ya
que mediante la magia imitativa se transfería las deformaciones óseas de los
niños al árbol. Sin embargo, aquí también había que guardar cuidado. Cuando se
abría una apertura, debía pasarse al niño tres o nueve veces, pero después
debía volver a cerrarse. Se pensaba que el niño y el árbol sanarían
simultáneamente sus lesiones. No obstante, el árbol debía cuidarse, porque de
marchitarse, también moriría la persona vinculada a él.
Condiciones
Ni la elección del árbol ni del día para usarlo era arbitraria. Además de las
características ya mencionadas, se prefería que estuviese cerca de una
corriente de agua que se dirigiese al norte. Debido a la influencia del
cristianismo en general y de la Santa Cena en particular, el día preferido era
el jueves. La Luna llena se consideraba la más potente, actuándose cuando
estaba emergiendo, ya que era joven como el niño. Los números 3, 7 y 9 eran
importantes: 3 por la Trinidad, 7 por los días de la creación y 9 para
triplicar el efecto del primero. Por ejemplo, en el dolor de muelas se
clavaban tres astillas en el diente y luego en el árbol, recitando un
encantamiento. Si al pasar por el agujero se enganchaba un trozo de ropa,
teniendo en cuenta el origen de las telas, se consideraba un sacrificio.
Cuanto más se sacrificase, mejor, especialmente una moneda o un clavo, ya que
se pensaba que el acero y la plata alejaban el mal. Además, era preferible
pasar por el agujero de oeste a este, en el mismo sentido en el que solía
estar la entrada y el altar de las iglesias. Además, la superstición indicaba
que las niñas debían ser tiradas por niños hacia la izquierda, mientras los
niños debían ser tirados por niñas en sentido opuesto.
No era necesario seguir siempre todos estos pasos, pero se creía que
combinarlos potenciaba el efecto del ritual. Finalmente, se acababa con un
encantamiento que mencionaba al dios cristiano, a los dioses nórdicos o alguna
rima, aunque en el Smöjträd se mantenían en secreto.
¿Cómo evitaban las consecuencias de dañar un árbol?
Un mismo árbol podía albergar los males de varias personas, por lo que se
evitaba dañarlo, pero si hacía falta talarlo había rituales para evitar las
consecuencias: las tres primeras astillas del primer corte debían colocarse en
el tajo o simplemente cortarlo en el nombre del Señor. Dado que los metales
eran protectores del mal, también recomendaban colocar la hoja del hacha en la
boca.
Desaparición
En el siglo XX las creencias fueron perdiéndose. No era extraño que alguien se
atreviese a cortar un árbol sanador para comprobar si enfermaría o que los
necesitados recogiesen las monedas abandonadas. La prevalencia de muchas
enfermedades se redujeron, por lo que se hicieron irrelevantes en ese aspecto
y pasaron a ser recuerdos del pasado. Es posible que la práctica derivara a su
vez de creencias cuyo origen se pierda en el tiempo, como ejemplifica la leyenda donde el propio Odín se colgó de Yggrasil para obtener el conocimiento, sacrificando su ojo.
Fuentes
- Hugoson, M. (2014). Ritual Healing on Two Continents: Nature, Traditions, and Belief (Part I).
-
Hulmes, D. F. (2009, September). Sacred Trees of Norway and Sweden: A Friluftsliv Voyage. In Henrik Ibsen: The Birth of ‘Friluftsliv’. A 150 Year InternationalDialogue Conference Jubilee Celebration. North Troendelag University College, Levanger, Norway, Mountains of Norwegian/Swedish Border (pp. 14-19).