En tiempos de guerra, cualquier agujero es trinchera y eso ya lo sabían los
peces que vivían en el
ano de un pepino de mar. Mientras algunas
larvas pueden alternar los papeles con su depredador, eso no es lo habitual. Lo común es buscarse la vida para sobrevivir y el
cangrejo Echinoecus pentagonus ha encontrado la salvación en el recto
de los erizos.
El
Echinoecus pentagonus es un cangrejo del Indo-Pacífico.
Frecuentemente, se encuentra en el peristoma, en torno al orificio bucal, y se
desplazan en torno a la superficie del erizo. Gracias a él tienen protección y
alimento, gracias a los tejidos y excreciones del huésped. A este lo buscan
como megalopa, la última fase larvaria de los cangrejos. En cuanto encuentran
a un erizo, se metamorfosean en su fase juvenil. Parece ser que, como los
cangrejos hermitaños, buscan un hogar acorde a su tamaño. De esta manera, las
larvas buscan erizos
Echinothrix diadema, mientras los adultos se
limitan a los
E. calamaris, donde las hembras pueden habitar la región
anal y el periprocto, es decir, el extremo opuesto al peristoma. Las hembras
más grandes viven permamentente en el ano, donde se alimentan de las heces, de
celomocitos. Los celomocitos son glóbulos blancos fagocíticos presentes en el
celoma y que digieren a las bacterias y virus que se introducen en este. La
presencia del cangrejo en el recto provoca una calcificación, pero no mayores
daños.
Fuentes
-
Castro, P. (1978). Settlement and habitat selection in the larvae of
Echinoecus pentagonus (A. Milne Edwards), a brachyuran crab symbiotic with
sea urchins. Journal of Experimental Marine Biology and Ecology,
34(3), 259-270.
-
Holland, N. D. (2013). Digestive system. In
Developments in Aquaculture and Fisheries Science (Vol. 38, pp.
119-133). Elsevier.