Compartiendo piso en el ano de un pepino de mar

Ya sea por la ausencia de vivienda digna o por sus precios prohibitivos, la falta de domicilio es un problema extendido, hasta el punto de existir en el mundo animal. Los perleros (Carapidae) no son muy exigentes al elegir una casa, pudiendo habitar dentro de crustáceos, estrellas de mar o incluso rodeando la perla de una ostra muerta. En 1975, el biólogo marino Victor Benno Meyer-Rochow descubrió una residencia adicional.

Todo comenzó en las islas de Banda, perteneciente al archipiélago de las islas Molucas de Indonesia, donde encontró mientras buceaba un pepino de mar leopardo (Bohadschia argus) de 40 cm de longitud y 14 de ancho. A pesar de su considerable tamaño, no alcanzaba los 60 cm que pueden adquirir. Sin más, lo metió en un cubo de agua y lo situó en una habitación refrigerada. 

Al cabo de un rato comenzó a salir un pez alargado del ano del pepino de mar. Era un perlero de estrella (Carapus mourlani). No estaba solo, puesto que, durante diez horas, un total de 14 peces de entre 10 y 16 cm de longitud desalojaron su morada. Aun así uno se quedó dentro.

Los perleros son capaces de detectar a los pepinos de mar por su olor. Una vez localizados, entran de cabeza aleteando violentamente con la cola. Aunque el pepino de mar pueda cerrar el ano, no puede hacerlo indefinidamente ya que respiran a través de él. Respiran mediante movimientos peristálticos, desplazando agua del canal anal al árbol respiratorio. La corriente creada y la incapacidad de contraer el ano indefinidamente son aprovechadas por los perleros, Cuando exhala, relaja el ano y el perlero entra acompasado con la respiración comenzando por la cola.

Aunque normalmente son inquilinos que usan al pepino de mar como refugio, los perleros Encheliophis se comen sus gónadas. Normalmente viven solos, pero en ocasiones toleran la presencia de "compañeros de piso". También pueden usarlos para encuentros sexuales de hasta 15 individuos.

Este cobijo tampoco se lo pone fácil, ya que los pepinos de mar producen saponinas que agujerean las membranas celulares, destruyendo las finas células branquiales cuyo pequeño espesor es pequeño para obtener mayor superficie. Sin embargo, los perleros sobreviven en este fluido 45 veces más tiempo que otros peces. Los perleros no usan ningún químico en sus membranas celulares para reducir la agresividad de las saponinas, como hace el propio pepino de mar, sino que secretan un moco que no solo les permite introducirse en su huésped sino defenderse de él. Son capaces de producir de seis a diez veces más moco que otros peces no interesados en este peculiar entorno

Fuente: Phenomena
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