La desaparición de los dromedarios durante el Egipto de los faraones

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Imagen panorámica de las pirámides de Guiza con un camello.

La estampa es siempre la misma: las pirámides de Egipto en la lejanía y al menos un dromedario. La asociación es evidente, pues los dromedarios son animales del desierto y Egipto está tan ligado a este paisaje como al Nilo. Incluso te los encontrarás si vas a Guiza pero, durante un lapso de tiempo del Egipto dinástico, estuvieron ausentes.

Primera llegada de los dromedarios

Petroglifo de jinetes de dromedarios en Karkur Talh.

A veces se dice que los dromedarios (Camelus dromedarius) no son nativos de Egipto, pero no es del todo cierto. Llevan más de dos milenios en la región y varios milenios antes ya estaban allí, pero hubo un periodo intermedio donde desapareció su rastro. Los camélidos del Viejo Mundo llegaron desde Norteamérica. En Asia se conserva el camello salvaje (Camelus ferus) y el camello bactriano (Camelus bactrianus), mientras en la península arábiga y el norte de África se encuentra el dromedario. 

La presencia de camélidos en Egipto se atestigua desde el Paleolítico medio (hace 300000-50000 años) con el C. thomasi. También se conocen petroglifos posteriores, tanto prehistóricos como del periodo histórico. Los dromedarios habrían sido domesticados durante el periodo predinástico en Arabia, extendiéndose al oeste, desplazando y acabando con las variedades salvajes. Gracias a ello se podía cruzar el desierto con mayor facilidad, usando a los dromedarios en la minería, el comercio, labores agrícolas y obtener leche.

Muchos de los testimonios que indican la presencia de dromedarios proceden de la dinastía I (3100-2900 a.C.): en Hieracómpolis se encontró una cabeza de dromedario de tierra cocida, que anteriormente se creía un burro; en Abusir-el-Meleq, en una tumba de la dinastía I se encontró un recipiente con forma de camélido de carga, posible recipiente para ungüentos, y en un cementerio de Helwan se encontraron juntos restos humanos y de dromedarios, sugiriendo que los primeros eran sus dueños. En un petroglifo de Wadi Abu Agag, en Asuán, de la dinastía VI (2345-2181 a.C.) y otro de Wadi Nasif, en el Sinaí, de la dinastía XII (1990-1902 a.C.) se muestra a un hombre tirando de las riendas de un camélido.

La relación entre Egipto y los dromedarios va difuminándose, encontrándose unas pocas figuras de dromedarios con carga durante el Imperio Nuevo (1570-1069 a.C.). Se deduce que, probablemente, este animal hubiera tenido hasta entonces un uso marginal. Mientras tanto, en el segundo milenio, en la costa occidental de Arabia se consolidaría la ruta del incienso, más segura que los trayectos marítimos y con el dromedario como bestia de carga esencial. 

Segunda llegada

El empleo de dromedarios más allá de Arabia se extiende en el primer milenio antes de nuestra era, no solo a Egipto, sino al Levante, Mesopotamia y Nubia con finalidad bélica y comercial. En los petroglifos de Wadi Abu Wasil muestran a blemios del sur con dromedarios y en el Wadi Allaqi se muestran cabalgándolos. Su labor como bestia de carga se haría más común en la segunda mitad de dicho milenio. Ptolomeo II Filadelfo (285-246 a.C.) se valió de ellos en las rutas que abrió a través del desierto oriental, pero sería en tiempos romanos cuando el dromedario adoptaría su posición actual.

Fuentes

  • Osborn, D. J., & Osbornová, J. (2024). The mammals of ancient Egypt (Vol. 19). Oxbow Books.
  • Sala, R. (2022). Natural and Cultural History of the Camel. In The World of the Ancient Silk Road (pp. 116-147). Routledge.
  • Riemer, H. (2013). Desert road archaeology in ancient Egypt and beyond (Vol. 27). Heinrich-Barth-Institut.
    Faye, B. (2022). Is the camel conquering the world?. Animal Frontiers, 12(4), 8-16.

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