Las mentiras que te contaron de los vaqueros
En el lejano oeste no pueden faltar ni los indios ni los vaqueros pero, en la ficción, estos últimos tienden a ser pistoleros justicieros, con una presencia secundaria o ausente de las vacas. Su breve historia impulsó a Estados Unidos a mitificar su pasado y para ello escogió a una figura anodina.
Nacido en los espectáculos
El empleo de los vaqueros era una oportunidad para huérfanos de guerra y veteranos confederados, aunque estuviese lejos de ser ideal. Tenían fama de borrachos, ociosos y problemáticos, el trabajo apenas servía para subsistir, podían participar el robos de ganado y no solían ser precisamente protagonistas de aventuras, pero, al menos disfrutaban de mayor movilidad frente a la población de asentamientos aislados. En The log of a cowboy (1903), Andy Adams ofrece un relato basado en su experiencia, pero su realismo va inevitablemente ligado al tedio.El arquetipo de vaquero nace en los espectáculos de vodevil del salvaje oeste, especialmente los de William F. "Buffalo Bill" Cody con Toro Sentado, Annie Oakley, Martha "Calamity" Jane Canary y, ante todo, William Levi "Buck" Taylor. Las numerosas obras de Prentiss Ingraham, que trabajó como agente de viajes de Buffalo Bill, contribuyeron a su leyenda y a la de Buck Taylor. Se alejaba la mala fama de los vaqueros, como Henry "Billy el Niño" McCarty, y se mostraba a un personaje idealizado. Otros autores se sumaron a este género donde el vaquero tendía a ser rápido y preciso con el revólver Colt y el fusil Winchester; buen jinete y domador de caballos; habilidoso con el lazo; honorable, defensor de damiselas, íntegro y justo hasta el extremo. Los delincuentes como Robert LeRoy "Butch Cassidy" Parker, Jesse James y los hermanos Dalton servían como oponentes y cumplían las expectativas del oeste como un lugar donde la vida siempre estaba en riesgo extremo. Aunque siempre hubo autores que prefirieron aproximarse a la realidad, las obras literarias, de radio, televisión o cine que se ajustaban a las convenciones solían ser más populares.
El sombrero de vaquero
El gorro del vaquero es como el fedora de Indiana Jones: por sí solo permite identificar al personaje. Fue el gorro diseñado por John B. Stetson en 1865 y se popularizó rápidamente por su versatilidad, siendo adoptado por los rangers de Texas y asociándose a los procedentes del oeste, sean o no vaqueros. Con todo, estaba más concentrado en Texas, pues el bombín era más común, pues, aunque no proporcionaba tanta sombra, era resistente, se mantenía en su lugar con el viento y era apto para cualquier situación.
Vaqueros negros
Habitualmente, los protagonistas de westerns son de ascendencia europea, pero en el oficio había muchísimos mexicanos, pues era su oficio antes de que llegaran los "americanos", y negros. En Texas, los vaqueros negros eran una porción importante de la fuerza de trabajo, pues en las décadas de 1860 a 1880, se emplearon a unos 5000 individuos negros, un cuarto del total. Esto es lógico porque, tras la anexión del estado en 1845, se facilitó la adquisición de esclavos y la población negra creció con mayor rapidez que la blanca. Dentro de sus posibilidades, los vaqueros tenían más libertad que otros trabajadores, por lo que era una opción atractiva.Tiroteos continuos
El salvaje oeste debe ser salvaje, igual que el león debe ir matando a todo bicho viviente para demostrar su poder, en lugar de estar abotargado en el suelo a la sombra de un árbol, sin hacerse respetar. Cuando los viajeros de la costa este cruzaban al oeste, se decepcionaban porque era muy tranquilo y no podían distraerse ni con una planta rodadora, pues ni era nativa del continente. En Palisade, Nevada, durante la década de 1870, supieron distraerse satisfaciendo los miedos de los turistas de ferrocarril de la Central Pacific fingiendo tiroteos, robos y ataques de los indios.
Fuentes
- Savage Jr, W. W. (Ed.). (1994). Cowboy life: Reconstructing an American myth. University of Colorado Press.
- Frantz, J. B., & Ernest Jr, J. (2016). The American cowboy: The myth and the reality. University of Oklahoma Press.
- Beebe, L. (1957). The Hat that Won the West. Deseret News.
- Reynolds, W. (1995). The cowboy hat book. Gibbs Smith.
- Lindskoog, K. A. (1993). Fakes, Frauds and Other Malarkey: 301 Amazing Stories and How Not to Be Fooled. Zondervan.