Las mentiras que te contaron de Esparta
Mientras el vikingo se muestra como un bélico salvaje con aptitudes para la navegación y el saqueo, el espartano es presentado como un saco de testosterona con forma humana, la máxima expresión de la disciplina militar, un ser humano nacido y criado para la guerra, cuyo único fin digno es en combate. Como tantos grupos tan iconicos asociados a un pueblo, la realidad no es tan extraordinaria.
La información de las costumbres de Esparta de los siglos V-IV a.C. nos llega de varias fuentes. Las principales son La constitución de los lacedemonios de Jenofonte (431 a.C.- 354 a.C.) y Vida de Licurgo de Plutarco (46 a.C.- 127 a.C.). Leyes I-III de Platón (427 a.C.- 347 a.C.), Política I-II de Aristóteles (368 a.C.- 348 a.C.) y Descripción de Grecia III de Pausanías (110 a.C. - 180 a.C.) también hablan puntualmente de ellas. Plutarco también tiene otros libros de la misma temática, como Dichos de los lacónicos, Costumbres de los lacedemonios y Vida de Agis, pero sin aportar mucho más. Jenofonte es la fuente más extensa y fiable, ya que conoció su época de poderío militar. Plutarco vivió siglos después y hay que proceder con cautela con algunas de sus afirmaciones. Sobre su historia, podemos encontrar información en las obras de Herodoto (484 a.C. - 425 a.C.) y Tucídides (460 a.C. - 396 a.C.).
Educación espartana
Teniendo en cuenta el enfoque en la excelencia militar, el sistema totalitario organizaba matrimonios para producir hijos fuertes que, a los 7 años, abandonarían su hogar para pasar su infancia y adolescencia en los cuarteles para entrenar el cuerpo, la disciplina, la brutalidad y la inclemencia. Básicamente, lo convertían en una máquina para la guerra que cumpliera su cometido exitosa y fielmente, sin objeciones o sentimientos que limitaran su rendimiento.
Enemigo eterno de Argos
En la península del Peloponeso se encuentran tanto Esparta, en la región de Laconia o Lacedemonia al sureste, como Argos, en la Argólida al este. Ambas han tenido fama de mantener una enemistad constante desde los albores de la historia, pero realmente no fue así. Tuvieron momentos de conflicto, como describen en el siglo V a.C. Herodoto y Tucídides. Los dos hablan de la batalla de los 300 campeones (545 a.C.), pero ninguno menciona ningún conflicto duradero ni anterior. Es más, Píndaro (518 a.C. - 438 a.C.) alaba a ambas ciudades sin mostrar ningún signo de enemistad y tanto Ferécrates (s V a.C.) como Aristófanes (444 a.C. - 385 a.C.) reprendían a Argos por ser demasiado amistosa con los espartanos. Según Herodoto, tras las reformas de Licurgo, Esparta se enfrentó a Arcadia, la región central de la península, concentrando sus esfuerzos en Tegea comenzando con la batalla de las cadenas (550 a.C).
Infanticidio
Según Plutarco, los padres llevaban a sus hijos ante un consejo de ancianos que lo examinaban. Si estaba bien formado y era robusto, dejaban que el padre lo criara y le entregaba una de las 9 000 parcelas. Si estaba enfermo y deformado, lo expulsaban al Apotetas, una especie de abismo al pie del monte Taigeto, convencidos de que la vida que la naturaleza no ha equipado bien para mantener la fuerza y la salud no era ninguna ventaja para sí misma ni para el estado.
Esposas compartidas
Los hombres permitían y animaban a sus esposas a engendrar los hijos de otros hombres, ya que lo primero era aumentar la progenie por el bien de la ciudad. Aunque es una afirmación de Plutarco, también es compartida por Jenofonte, aunque con algunos matices. Para Jenofonte, era obligatorio que los ancianos que tenían una esposa joven le presentaran un hombre joven para engendrar hijos en su nombre. Según Plutarco, esta medida no era obligatoria, pero el anciano debía organizarla. Jenofonte también presentaba la posibilidad de que un hombre le pidiera a un matrimonio tener hijos con la esposa, algo que no rechazarían. De esta forma se extendería la noble simiente de los varones espartiatas. Polibio afirma que era común que varios hermanos compartiesen una misma esposa. Además, cuando un hombre había tenido suficientes hijos con una mujer, era tradición entregársela a otro hombre. Filón añade que se permitían las relaciones entre medio-hermanos por parte de madre.
Potencia imbatible
Dado su duro entrenamiento y disciplina militar excepcional, sería justo pensar que el esfuerzo no acabaría sin recompensa y serían invencibles. A pesar de ello, la batalla de Leuctra en el 371 a.C., donde, a pesar de su superioridad numérica, fueron vencidos por el ejército tebano, marcaría el principio del fin de la supremacía espartana. Con los años, el número de espartiatas en las tropas se fue reduciendo. Esto podría implicar que en el ejército hubiera menos soldados entrenados militarmente desde la infancia. Pero lo más importante es que, aunque Esparta sobresalió militarmente, sus métodos permanecieron sin cambios, mientras el resto de ejércitos griegos se profesionalizaron y sus tácticas mejoraron.
300 espartanos vencieron a los persas
Sumado a lo anterior, la batalla de Termópilas implicaba a 700 tespios y 400 tebanos, entre otros, además de los 300 espartanos, que lucharon para evitar el paso de los persas mientras el resto de los griegos huían. Leónidas I, entonces con 60 años, cayó junto con el resto, no sin causar un enorme número de bajas entre las filas persas. A pesar de todo, los persas avanzaron y fueron derrotados en Salamina por los atenienses.
Fuentes
- Johnson, R. S. C. (1961). Two misconceptions of ancient education.
- Kelly, T. (1970). The traditional enmity between Sparta and Argos: the birth and development of a myth. The American Historical Review, 75(4), 971-1003.
- Donoso Johnson, P. (2018). La noción de enemigo natural en la historiografía griega del siglo V AC. Byzantion nea hellás, (37), 77-98.
- Huys, M. (1996). The Spartan practice of selective infanticide and its parallels in ancient utopian tradition. Ancient Society, 27, 47-74.
- Scott, A. G. (2011). Plural marriage and the Spartan state. Historia: Zeitschrift für Alte Geschichte, (H. 4), 413-424.
- Cawkwell, G. L. (1983). The decline of Sparta. The Classical Quarterly, 33(2), 385-400.
Asi es, ran tiempos horrendos aquellos del pasado de Grecia y mas aun de esparta. El ser humano comenzaba a dejar de ser un salvaje para entrar a la edad del bronce que fue algo mas civilizada
También intentaban ser mejores culturalmente, pero con rivalidades con los vecinos y los persas asomando, no quedaba otra que ser duros.