Gunkanjima, la isla fantasma (I)


Entre las leyendas que nos llegan del mar nos encontramos con los barcos fantasmas. En tierra, las ciudades abandonadas suelen generar mitos de la misma magnitud. La isla japonesa de Hashima combina ambas esencias convirtiéndose en una ciudad abandonada en medio del mar.

Debido a su forma también es conocida como Gunkanjima (isla barco de batalla). Es una de las más de 500 islas deshabitadas de la prefectura de Nagasaki. Pero quizás lo que la haga especial es que hubo un tiempo en el que tuvo la mayor densidad de población del planeta.

Esta pequeña isla se convirtió en un laberinto de cemento rebosante de actividad. Tenía de todo:  hospital, colegio, hotel, gimnasio, mercado, cine, ayuntamiento...solo le faltaba el cementerio. El propósito de todos estos servicios era abastecer a los mineros de carbón que se trasladaron allí.

Historia previa

La historia de la isla de Hashima muestra un tiempo de cambio en la política energética japonesa del periodo Meiji a los tiempos modernos. Durante siglos, se decía que los habitantes de Takashima, una isla vecina, recogían carbón de las vetas de carbón y la usaban como combustible doméstico. Lo llamaban "goheita" por el hombre del mismo nombre que, de acuerdo a la leyenda local, descubrió por casualidad las propiedades del carbón al encender una fogata en él.

Cuando mejoraron las redes de transporte en el siglo XVIII y XIX, el pueblo de Takashima empezó a exportar el carbón, principalmente a los salineros de la costa del mar interior de Seto. Una de las industrias más importantes de Japón en ese momento eran las salinas, donde se usaba madera de pino con resina para hervir el agua, con el la deforestación de los bosques de pino que eso suponía. El carbón fue la mejor alternativa a la madera de pino.

En ese tiempo, la isla de Takashima era parte de un dominio feudal administrado por la familia Fukahori, una rama del Clan Nabeshima de la actual prefectura de Saga. Viendo los beneficios obtenidos con el comercio de carbón, la familia Fukahori se apoderó de la gestión de derechos, asignando a los isleños el rol de subcontratista y mano de obra, estableciendo el carbón como uno de los pilares de la economía local.

Este sistema siguió vigente cuando Japón abrió sus puertas al mundo a finales de la década de 1850 y Nagasaki ganó importancia como el puerto más cercano a China y punto de escala para los barcos comerciales extranjeros y buques de guerra. Fue también un tiempo en el que Gran Bretaña, Estados Unidos y otros países occidentales reemplazaron sus clípers y barcos de guerra por barcos de vapor. Esto obliga a Nabeshima Naomasa, señor del clan Nabeshima, a expandir la capacidad de la mina de Takashima.

Nabeshima pidió ayuda al comerciante escocés Thomas B. Glover (1838-1911). Hasta entonces, la extracción de carbón en Takashima había sido primitivo: los mineros simplemente recogían el carbón visible en la superficie con picos y se iban a otro lugar cuando los agujeros se volvían demasiado profundos para cavar con seguridad. Sin embargo, Glover importó moderna maquinaria minera desde Gran Bretaña y contrató a ingenieros de minas británicos para perforar un pozo vertical en la isla. En Abril de 1869, llegaron a un lecho de carbón a 45 metros bajo tierra, comenzando la producción de la primera mina moderna de carbón de Japón.

El gran éxito de la mina de carbón de Takashima llegó a llenando las arcas de Nagasaki con dinero extranjero provocó que se crearan minas en las islas cercanas, una de ellas en la hasta entonces inservible roca llamada Hashima.

Nace la mina de Hashima

Mientras tenían los derechos exclusivos para trabajar en la mina de Takashima, el clan Nabeshima permitió a la familia Fukahori explotar las minas de carbón de las islas cercanas. Después de varios intentos fallidos, la familia finalmente instaló una mina en Hashima en 1887, deshabitada hasta entonces. Sin embargo, tres años después se vendió la isla a Mitsubishi Corporation por ¥100.000. La ahora mundialmente famosa compañía ha crecido rápidamente desde su inicio como empresa de transporte marítimo en 1873, y había comprado la mina de Takashima en 1881.

Los años siguientes fueron testigos del notable aumento de la capacidad industrial y militar de Japón, alentado en la guerra Sino-japonesa (1894-1985) y Ruso-japonesa (1904-1905). En Hashima, Mitsubishi lanzó un proyecto para aprovechar el carbón del fondo del mar, creando con éxito un pozo vertical de 199 metros de longitud en 1895 y otro en 1898. La compañía también utilizaba la escoria de la mina para coger terreno al mar para construir instalaciones industriales y casas. Completadas sobre 1907, las altas murallas dieron a la isla la apariencia de un acorazado navegando a través de las olas. El parecido fue tal que un reportero de un periódico local la llamó Gunkanjima, un apodo que pronto sustituyó el lugar del nombre oficial.

Hashima estaba produciendo sobre 150.000 toneladas de carbón anualmente, y su población rondaba los 3000 cuando, en 1916, Mitsubishi construyó un bloque de apartamentos de cemento reforzado para aliviar los problemas de espacio y para prevenir el daño provocado por los tifones. Fue el primer edificio de cemento de Japón de tamaño considerable (6 pisos).

Una plaza y un edificio de seis pisos construido alrededor, en el extremo sur de la isla. El edificio aportaba alojamiento a los mineros y a sus familias. Cada apartamento consistía en una habitación individual con 6 tatamis (9,9 metros cuadrados) con una ventana, puerta y un pequeño vestíbulo - más parecido a la celda de un monje que a un apartamento, pero aún así era mejor a las anteriores viviendas. El baño, la cocina y el retrete eran comunitarios.

Este edificio fue seguido dos años después por un complejo de apartamentos más grande en la roca del centro de la isla. Entonces el edificio más alto de Japón, el bloque de apartamentos con forma de E, tenía 9 pisos por el lado del mar y 3 por el de la roca.

Se construía un bloque de apartamentos tras otro hasta que la pequeña isla tenía 30 edificios de cemento. Incluso durante los 11 años previos y durante la II Guerra Mundial, cuando no se construía ningún edificio de cemento en Japón, en Hashima seguían construyéndose como parte del esfuerzo nacional para satisfacer la enorme demanda de carbón en tiempos de guerra.

Como resultado de esos esfuerzos, la producción anual de carbón alcanzó un pico de 410.000 toneladas en 1941. Sin embargo era un alto precio a cambio de un gran sufrimiento humano. Mientras que los jóvenes japoneses morían en los campos de batalla de China, el sudeste de Asia y el Pacífico, el gobierno japonés reclutó por la fuerza a un gran número de coreanos y chinos para reemplazar los puestos libres en sus fábricas y minas, muriendo muchos de ellos por las duras condiciones de trabajo y por el hambre.

Hashima no era la excepción. Al mismo tiempo que la bomba atómica sacudió las ventanas de los apartamentos de Hashima y Japón se rendía a las fuerzas Aliadas en Agosto de 1945, unos 1.300 trabajadores habían muerto de cansancio y malnutrición. Otros habían optado por lo más fácil, saltando la muralla y tratando en vano de nadar a tierra.



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Fuentes:
Cabinetmagazine


Más información
Weirdworm 
Wikipedia
Que llevas en la maleta
El baúl de Josete 
Jose.gs 
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2 Comments
  • Andrés
    Andrés 5 de julio de 2010, 21:10

    Creo recordar haber visto imágenes de esta isla en un documental, pero no conocía tanta información como la que has publicado en los dos artículos.

    Tiene que dar yuyu estar ahí de noche Xd.

    Saludos.

  • TDI
    TDI 6 de julio de 2010, 4:24

    Conociendo como son los japoneses, no sé a que esperan para hacer una película de terror allí (por ahora solo la han aprovechado con Battle Royale II)

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