La curiosa historia del punto de Poisson
El punto de Poisson es la prueba de que incluso si tienes razón sobre algunas cosas, puedes ser humillado para siempre. Descubre porque este concepto de la física ha hecho que Siméon Poisson viva en la infamia durante casi 200 años.
A principios del siglo XIX, la Academia Francesa decidió acoger una competición amistosa. Los miembros de la Academia, al igual que los científicos de todo el mundo, notaron que la luz cuando viajaba de un medio a otro, se doblaba. Cristal, agua, gel, cualquier cosa que permitiera el paso de la luz cambiaba su dirección. La gente podía medir la curvatura de la luz, pero desconocían que lo provocaba. La Academia Francesa trató de resolver el problema enfrentando la mente de varios científicos entre sí.
Allí fue Augustin Fresnel. Era un ingeniero, y había estudiado los efectos de la luz. Se le había ocurrido una idea innovadora; la luz emitía ondas perpendiculares a la dirección en la que viajaba. Su idea causó un gran revuelo, sobretodo en Poisson y sus compañeros. Ellos creían que la luz viajaba como una serie de partículas, todas con complicadas interacciones entre sí. Poisson, Fresnel y otros científicos se reunieron y tuvieron una entusiasta serie de debates de la naturaleza de la luz y los efectos observables en su viaje a través de varios medios.
Casi al final de los debates, Poisson propuso un argumento que parecía poder acabar definitivamente con la teoría de Fresnel. Si a alguien le están lanzando objetos, lo mejor que puede hacer es ocultarse detrás de uno más grande. Si te tiran piedras y te escondes detrás de una roca, o chocarán con esta o caerán a su alrededor. Si por otra parte, una persona se mete en el agua hasta la cintura y quiere protegerse de una ola, no estará seguro detrás de una roca. Las olas se curvan alrededor de los objetos sólidos.
Poisson razonó que si la luz era realmente una onda, entonces cuando esta chocara contra una esfera perfecta, las ondas de luz se curvarían a los lados del objetos. La simetría perfecta de una esfera implicaría que todas las ondas de luz se encontrarían en el centro exacto de la sombra que se forma detrás de ella. Allí, la gente sería capaz de ver un punto brillante de luz.
Claramente, esto era absurdo. Después todo el mundo terminó riéndose y terminaron yéndose a beber o lo que hicieran los científicos franceses de éxito en aquellos días. Al menos una persona no se unió a ellos. Dominique Arago, uno de los jueces se dio cuenta de que Poisson había descrito el experimento perfecto. Encontró un objeto redondo, también una luz, y muy pronto, encontró el punto. Fue justo donde Poisson dijo que sería.
No había nada más que hacer que otorgar el premio a Fresnel. Fresnel fue lo suficientemente inteligente para dar con la teoría. Poisson fue lo suficientemente inteligente para probar que Fresnel tenía razón y que él estaba equivocado. Aunque Dominique Arago realizara la prueba, el pequeño punto de luz en el centro de la sombra también se le llama punto de Poisson.
PD: Aunque este punto fue observado por Jacques Philippe Maraldi en 1723, su descubrimiento pasó desapercibido.
Fuente:io9.com
A principios del siglo XIX, la Academia Francesa decidió acoger una competición amistosa. Los miembros de la Academia, al igual que los científicos de todo el mundo, notaron que la luz cuando viajaba de un medio a otro, se doblaba. Cristal, agua, gel, cualquier cosa que permitiera el paso de la luz cambiaba su dirección. La gente podía medir la curvatura de la luz, pero desconocían que lo provocaba. La Academia Francesa trató de resolver el problema enfrentando la mente de varios científicos entre sí.
Allí fue Augustin Fresnel. Era un ingeniero, y había estudiado los efectos de la luz. Se le había ocurrido una idea innovadora; la luz emitía ondas perpendiculares a la dirección en la que viajaba. Su idea causó un gran revuelo, sobretodo en Poisson y sus compañeros. Ellos creían que la luz viajaba como una serie de partículas, todas con complicadas interacciones entre sí. Poisson, Fresnel y otros científicos se reunieron y tuvieron una entusiasta serie de debates de la naturaleza de la luz y los efectos observables en su viaje a través de varios medios.
Casi al final de los debates, Poisson propuso un argumento que parecía poder acabar definitivamente con la teoría de Fresnel. Si a alguien le están lanzando objetos, lo mejor que puede hacer es ocultarse detrás de uno más grande. Si te tiran piedras y te escondes detrás de una roca, o chocarán con esta o caerán a su alrededor. Si por otra parte, una persona se mete en el agua hasta la cintura y quiere protegerse de una ola, no estará seguro detrás de una roca. Las olas se curvan alrededor de los objetos sólidos.
Poisson razonó que si la luz era realmente una onda, entonces cuando esta chocara contra una esfera perfecta, las ondas de luz se curvarían a los lados del objetos. La simetría perfecta de una esfera implicaría que todas las ondas de luz se encontrarían en el centro exacto de la sombra que se forma detrás de ella. Allí, la gente sería capaz de ver un punto brillante de luz.
Claramente, esto era absurdo. Después todo el mundo terminó riéndose y terminaron yéndose a beber o lo que hicieran los científicos franceses de éxito en aquellos días. Al menos una persona no se unió a ellos. Dominique Arago, uno de los jueces se dio cuenta de que Poisson había descrito el experimento perfecto. Encontró un objeto redondo, también una luz, y muy pronto, encontró el punto. Fue justo donde Poisson dijo que sería.
No había nada más que hacer que otorgar el premio a Fresnel. Fresnel fue lo suficientemente inteligente para dar con la teoría. Poisson fue lo suficientemente inteligente para probar que Fresnel tenía razón y que él estaba equivocado. Aunque Dominique Arago realizara la prueba, el pequeño punto de luz en el centro de la sombra también se le llama punto de Poisson.
PD: Aunque este punto fue observado por Jacques Philippe Maraldi en 1723, su descubrimiento pasó desapercibido.
Fuente:io9.com
Qué emocionante tuvo que ser haber vivido aquella época de descubrimientos. Seguro que la gente se devanaba los sesos entendiendo cosas sobre ciencia y nunca podían probar bien sus teorías.
Todavía hoy elena, la gente se devana los sesos, quizá más que ayer...
Orale, esta rebueno, gracias por compartirlo.