Oh, mi cajón está lleno, tan lleno,
tengo bordados y brocados.
Ten piedad, oh, querida,
del hombro de este joven.
Me escaparé, me escaparé entre los altos tallos de centeno,
esperaré hasta que llegue la noche;
una vez vea a la muchacha de ojos oscuros,
le mostraré todos mis bienes.
No he pagado precio pequeño,
así que no regatees ni seas tacaña.
Acércame tus labios escarlata,
siéntate más cerca de este apuesto joven.
La noche neblinosa ya llegó,
el joven osado espera.
¡Escucha, es ella! Ha venido la chica deseada,
y el mercader vende sus bienes.
Katia regatea con cuidado,
teme estar pagando en exceso,
Un joven besa a su chica
pidiéndole que suba el precio.
Sólo la noche profunda conoce,
los términos de su acuerdo.
¡Estiráos ya, altas espigas de centeno
y guardad con esmero su secreto!
Oh, mi cajón es tan ligero, tan ligero,
los tirantes ya no me laceran los hombros,
y todo lo que tomó mi chica
fue un anillo con una turquesa.
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