El dinosaurio que escupía fuego y el escarabajo bombardero
La peculiar cresta del Parasaurolophus ha sido objeto de hipótesis curiosas, como aquella que postulaba su uso como esnórquel. Al creacionista Duane Gish le supo a poco y le cambió el elemento, sugiriendo en Dinosaur by design (1992) que la usaba para escupir fuego.
Escarabajo "escupe fuego"
La idea se basa en el mecanismo de defensa de los escarabajos bombarderos (Brachininae) que, aunque no lo menciona, comparten con los pausinos (Paussinae), ambos escarabajos carábidos (Carabidae). Es una especialización del las glándulas pigidiales que poseen todos los escarabajos adéfagos (Adephaga), suborden al que pertenecen los carábidos. Los químicos expulsados por los escarabajos adéfagos varían en cada familia que los compone y tienen en común las células secretoras, el conducto colector o eferente y el reservorio con una válvula unidireccional.
Los escarabajos bombarderos contienen hidroquinonas y peróxido de hidrógeno en los reservorios. Cranealmente, los reservorios están conectados a las glándulas con las células secretoras de las enzimas catalasas y peroxidasas a través de los conductos colectores o eferentes, espirales y de gran longitud. Caudalmente se conectan a través de una válvula unidireccional con la cámara de reacción, vestíbulo o cámara de combustión.
Cuando son molestados, se contraen rítmicamente los músculos de uno o ambos reservorios, moviendo los químicos al vestíbulo. La contracción alternante entre la zona anterior y posterior de los reservorios facilita tanto la expulsión de los químicos como la extracción de las enzimas. Estos se mezclan en el vestíbulo, produciendo benzoquinonas, oxígeno libre y agua en una reacción exotérmica que supera los 100ºC. La membrana elástica y las zonas esclerotizadas del vestíbulo le permiten soportar el impacto. La válvula unidireccional permite que se expulse el líquido únicamente hacia fuera. Su expulsión se realiza en varios pulsos, conforme se produce la reacción, pues la mezcla previa es densa y pegadiza.
Gish usaba el escarabajo bombardero como demostración del diseño inteligente. Asumía que las mutaciones eran errores. Por lo tanto, asegura que, si hubieran llegado a producir reacciones exotérmicas debido a una mutación, habrían explotado y la especie se habría extinguido. Ignora que las estructuras necesarias para evitar la reacción ya estaban presentes en los adéfagos
¿El Parasaurolophus era un dragón?
Tras asegurar que San Jorge luchó contra un Baryonix walkeri, Duane Gish lanza sin pudor esta sugerencia con una ilustración del Parasaurolophus, del Cretácico, atacando al Ceratosaurus, del Jurásico. ¿Su razonamiento? Pues...¿por qué no? La idea sirve para justificar que la Tierra tiene 6000 años y que criaturas bíblicas, como el leviatán y el bégimo, eran dinosaurios y monstruos marinos que convivieron con los humanos hasta el diluvio. De igual manera, compartía la creencia de que los dragones también eran dinosaurios que escupían fuego. Por eso necesitaba un candidato que justificara la existencia de dinosaurios-dragones en tiempos recientes. El mecanismo de defensa de los escarabajos bombarderos era útil para explicar su hálito ardiente.
Supone que los compartimentos de la cresta ósea del Parasaurolophus almacenarían los químicos responsables del fuego. Si en un escarabajo supone una herramienta muy efectiva, aún más lo sería en un dinosaurio de 2,5 toneladas. En el Charonosaurus jiayinensis, con una morfología similar pero de mayor tamaño, sería todavía más destructivo.
Aunque no se puede negar su atractivo, no tiene más aplicación que la fantasía porque esa hipótesis no parte de indicios, sino de pura inspiración divina o, más concretamente, de una imaginación activa. Si, por ejemplo, la presencia de plumas se deduce cuidadosamente por detalles como las huellas en la roca, las zonas de inserción en los huesos o por su existencia en especies relacionadas, ¿cómo se razona que expulsa fuego? No hay ninguna especie actual con lanzallamas, ni siquiera el escarabajo bombardero. Los escarabajos bombarderos ya pertenecían a un suborden de escarabajos que expulsaban sustancias irritantes y, probablemente, sus antepasados también lo hacían. En el caso del Parasaurolophus, sería lógico esperar algún sistema similar en otros hadrosaurios, aunque fuera un estornudo irritante. Esto lleva a otra barrera. Si debía contener algo, ¿por qué estos reactivos y no otros, con cualquier otro propósito? Pues si se supone que tenía una defensa excepcional, podrían alimentarse y procrear sin barreras. Esto habría tenido efectos locales tanto en la vegetación como en toda la cadena trófica que depende de ella, especialmente siendo un herbívoro que juega con fuego.
En definitiva, si expulsara fuego o tuviera órganos para ello, se podría investigar para encontrar indicios, sea por las huellas en el interior de la cresta ósea o deduciendo el posible metabolismo de esos químicos a través de su alimentación. En su lugar, no hay nada, lo que no evita que los creacionistas usen una hipótesis sin fundamento para llegar a conclusiones. En estas situaciones, la respuesta que requiere menos suposiciones es la más coherente. Por ello, se cree que la cresta ósea era una cámara de resonancia que habría permitido comunicarse a los individuos con la manada. Esto tiene sentido con lo que se sabe de estas criaturas.
Fuente
- Di Giulio, A., Muzzi, M., & Romani, R. (2015). Functional anatomy of the explosive defensive system of bombardier beetles (Coleoptera, Carabidae, Brachininae). Arthropod Structure & Development, 44(5), 468-490.