El científico francés que casi extinguió los conejos de Europa
La fama puede ser un éxito y una condena. Eso debió pensar Paul-Félix Armand-Delille, miembro de la Academia Francesa de Medicina que intentó replicar el triunfo australiano sobre las plagas de conejos.
Todo comenzó mientras disfrutaba de su jubilación. Conociendo la efectividad de la mixomatosis para tratar las plagas australianas de conejos, en 1952 decidió aplicar la misma estrategia en su parcela de Chateau Maillebois en Eure y Loir de 3 km2. Al fin y al cabo, pensaba que al ser un recinto cerrado se evitaría que el virus se extendiese más allá de su propiedad. Comenzó inoculando a dos conejos con un virus adquirido en un laboratorio de Lausana y todo funcionó bien, demasiado bien. En 6 semanas habían muerto el 98% de los conejos. Sin embargo, a los 4 meses se encontró el cadáver de un conejo infectado a 50 kilómetros de distancia.
Al año, el 45% de los conejos salvajes y el 35% de los conejos domésticos de Francia habían sido diezmados por la enfermedad. Lo que es más: esta se había extendido al resto de Europa alcanzando los Países Bajos, Italia, España y Gran Bretaña, entre otros. En la temporada de caza 1952-53, cuando se liberó el virus, el número total de conejos matados en 25 cazas superaron los 55 millones. En 1956-57 fueron solo 1,3 millones, una reducción del 98%.
Armand-Delille fue condenado por los cazadores de conejos y alabado por granjeros y guardabosques. Fue procesado en enero de 1955 y condenado a pagar una multa de 5000 francos. Sin embargo, en junio de 1956, Bernard Dufay, director general honorario del Departamento francés de ríos y bosques, le otorgó una medalla de oro para conmemorar su logro. En el anverso estaba su cara y en el reverso un conejo muerto.
No obstante, la enfermedad no solo afectó a otros países sino a los depredadores dependientes de los conejos, como el lince ibérico, un carnívoro especialista en conejos que es incapaz de adaptar significativamente su dieta. No es raro que los cazadores se centren en conejos infectados, considerándolo un acto compasivo. Sin embargo, en 2005, el registro de la propiedad de Reino Unido realizó una inspección de 16000 hectáreas de sus tierras e informó que la población de conejos se había triplicado en dos años, probablemente como producto de una mayor resistencia genética al virus. por lo que en el futuro habría una opción menos para acabar con una hipotética plaga.
Fuente: Wikipedia, Coinbooks, BIU Santé
Todo comenzó mientras disfrutaba de su jubilación. Conociendo la efectividad de la mixomatosis para tratar las plagas australianas de conejos, en 1952 decidió aplicar la misma estrategia en su parcela de Chateau Maillebois en Eure y Loir de 3 km2. Al fin y al cabo, pensaba que al ser un recinto cerrado se evitaría que el virus se extendiese más allá de su propiedad. Comenzó inoculando a dos conejos con un virus adquirido en un laboratorio de Lausana y todo funcionó bien, demasiado bien. En 6 semanas habían muerto el 98% de los conejos. Sin embargo, a los 4 meses se encontró el cadáver de un conejo infectado a 50 kilómetros de distancia.
Al año, el 45% de los conejos salvajes y el 35% de los conejos domésticos de Francia habían sido diezmados por la enfermedad. Lo que es más: esta se había extendido al resto de Europa alcanzando los Países Bajos, Italia, España y Gran Bretaña, entre otros. En la temporada de caza 1952-53, cuando se liberó el virus, el número total de conejos matados en 25 cazas superaron los 55 millones. En 1956-57 fueron solo 1,3 millones, una reducción del 98%.
Armand-Delille fue condenado por los cazadores de conejos y alabado por granjeros y guardabosques. Fue procesado en enero de 1955 y condenado a pagar una multa de 5000 francos. Sin embargo, en junio de 1956, Bernard Dufay, director general honorario del Departamento francés de ríos y bosques, le otorgó una medalla de oro para conmemorar su logro. En el anverso estaba su cara y en el reverso un conejo muerto.
No obstante, la enfermedad no solo afectó a otros países sino a los depredadores dependientes de los conejos, como el lince ibérico, un carnívoro especialista en conejos que es incapaz de adaptar significativamente su dieta. No es raro que los cazadores se centren en conejos infectados, considerándolo un acto compasivo. Sin embargo, en 2005, el registro de la propiedad de Reino Unido realizó una inspección de 16000 hectáreas de sus tierras e informó que la población de conejos se había triplicado en dos años, probablemente como producto de una mayor resistencia genética al virus. por lo que en el futuro habría una opción menos para acabar con una hipotética plaga.
Fuente: Wikipedia, Coinbooks, BIU Santé
Ni siquiera fué un virus creado o modificado en laboratorio sino de una especie de conejo en sudamerica adaptados a la enfermedad. Imaginemos ahora el trapicheo de transgénicos en manos de super corporaciones.