El mayor pozo cavado a mano del mundo
Pozo de Greensburg |
Visto esto, es lógico pensar que con el avance de las tecnologías sería más sencillo rascar unos metros más en ambos récords. Ahora bien, ¿y si las excluimos en la búsqueda de la mayor plusmarca? No siempre se ha tenido un gran presupuesto y maquinaria para lograr un gran agujero. Con este requisito, el ganador no es uno, sino dos grandes pozos: el gran pozo de Greensburg, Kansas, y el pozo de Woodingdean, en Brighton & Hove, cada uno a un lado del charco.
El primero fue completado en 1888, siendo el suministro original de agua de Greensburg. Las marcas con la que compite son sus 33,23 metros de profundidad y 9,75 metros de diámetro con los que se proclama el pozo más grande del mundo.
Con tal afirmación, lo normal es pensar que el pozo de Woodingdean es más pequeño. Si no fuera así, en Greensburg estarían mintiendo descaradamente (y Twitter ardería por ello). Sin embargo, el pozo inglés solo vence al americano en profundidad, aunque con mucha ventaja.
Pozo de Woodingdean |
La creación del pozo de Woodingdean comenzó en 1858, cuando querían construir un nuevo asilo para pobres sobre lo que ahora es Elm Grove e inscribir en la escuela industrial a jóvenes de hasta 2 millas (3,2 km) de distancia en la granja Warren. Esta escuela enseñaría a los jóvenes desplazados los hábitos de la industria y aliviarlos de la pesadilla de la pobreza. No obstante, el precio de bombear agua de las depuradoras locales, entonces en la esquina de Lewes Road (Ahora Saunders Park), era prohibitivo por lo que los Guardianes de Brighton decidieron construir un pozo para ambas propiedades y aumentar el personal con trabajadores del asilo de pobres Dyke Road. Así aliviaba su situación, sin importar edad o género, y reducía los costes de la obra.
Inicialmente, el pozo mediría 1,8 metros de diámetro y 121 metros de profundidad para llegar al nivel freático. La tierra excavada se colocaría en cubos e izado a mano a una plataforma en la parte superior del pozo. Tras dos años de trabajo, se habían alcanzado 133,5 metros de profundidad sin encontrar ni pizca de agua. Temiendo haber fallado en encontrar el suministro de agua, el contratista dio instrucciones de crear una cámara lateral a 9 metros al norte, pero con el mismo resultado. Se siguieron haciendo túneles al este y oeste, sin éxito. Sin reconocer la derrota, prosiguieron con un túnel de 1,2 metros de ancho en el túnel oriental.
Los trabajos continuaron durante años, con jornadas de 24 horas diarias a la luz de las velas. Muchos trabajaron desnudos en el recinto de 1,2 metros que tenían que escavar, cargando cubos y colocando ladrillos. Los encargados de los cabestrantes se situaban en pequeñas plataformas a los lados del pozo, transportando escombros y ladrillos conforme avanzaba el pozo. Como era de esperar, uno de ellos murió.
En la superficie, los Guardianes se preocupaban por el coste, que le estaba costando 90 libras semanales a los contribuyentes. El pozo era sujeto de bromas, como que la ciudad estaba construyendo una ruta alternativa a las antípodas.
En el cambio de turno de la tarde del domingo 16 de marzo de 1862, el albañil notó que la fina capa de tierra sobre la que se situaba era lentamente empujada hacia arriba como un pistón gigante. Acto seguido treparon rápidamente por las numerosas escaleras a las plataformas de los cabestrantes. En 45 minutos ya se encontraban fuera del pozo. Finalmente, el suelo se desmoronó el agua reflotó los cubos y herramientas. Tras 4 años, cavaron sin ayuda de máquinas 391 metros (259 metros bajo el nivel del mar).
Para ponerlo en perspectiva, sería como si se enterrase por completo el Empire State Building, sin contar por completo con la antena. En definitiva, aunque el pozo de Greensburg se considere el más grande, el pozo de Woodingdean lo supera como el más profundo.
Fuente: Big Well, Mybrighton and Hove