¿Qué pasaría si la Tierra se detuviese?
Imaginaos que un día, sin importar la razón, la Tierra deja de girar sobre sí misma, continuando su viaje alrededor del Sol y manteniendo la inclinación de su eje. Podría ser el momento de gritar en círculos y romper escaparates para entrar a robar televisores. Sin embargo, dejando de lado el factor humano, el planeta también sufriría cambios.
La primera afectada sería la costa. La posición de los océanos se mantiene en equilibrio gracia a la fuerza gravitatoria por un lado, que atrae al agua al centro de masa, y la fuerza centrífuga por otro, provocada por la rotación terrestre. Debido a esta rotación terrestre, la Tierra ha adquirido la forma de un esferoide, es decir, una esfera achatada por los polos. Por lo tanto, la distancia del centro de masas de la Tierra al nivel del mar promedio es mayor en el ecuador que en los polos. 21,4 kilómetros para ser más exactos.
Si esta rotación se detuviese, los días y los años tendrían la misma duración. También se perdería una de las fuerzas que mantienen los océanos en su posición. Se produciría por tanto un cambio climático y desastres naturales, como grandes terremotos para restaurar el equilibrio gravitatorio, es decir, la Tierra dejaría de estar achatada para volverse una esfera.
Aunque el Sol y la Luna seguirían actuando sobre los mares, su efecto sería mínimo en comparación con la atracción terrestre. La masa de agua ecuatorial migraría hacia los polos, donde hay una mayor atracción gravitatoria. Esta misma masa enorme de agua, antes de migrar, contribuía a abultar el ecuador terrestre. El resultado del desplazamiento serían dos océanos polares y un enorme continente ecuatorial en forma de anillo.
Si la Tierra fuera un esferoide perfecto, las cuencas hidrográficas se alinearían perfectamente a un lado u otro de la línea del ecuador. No obstante, los relieves continentales y del antiguo fondo oceánico alterarían la posición de esta división. La zona más alta de la división mundial estaría en los Andes colombianos, con unos 12280 metros, mientras que el Chimborazo (Ecuador) y el Kilimanjaro (Tanzania) medirían 13615 y 12786 metros, respectivamente. El punto más bajo con 2760 metros sería el suroeste de Kiribati en el actual Pacífico occidental.
Los cambios que sufrirá el planeta no serán instantáneos ni ocurrirán igualmente en todo el mundo. Como las cuencas polares no tienen la misma capacidad que las ecuatoriales, el desplazamiento oceánico llegaría a las altas latitudes, inundando las llanuras siberianas y el norte de Canadá. Debido a la profundidad de las aguas ecuatoriales, aunque se redujeran una docena de metros el nivel del mar, no emergerían grandes extensiones de tierra. Cuando se hubieran ajustado a la forma esferoide y la nueva distribución gravitatoria, ya no habría muchos cambios, ya que la forma esferoide contrarrestaría el efecto de la diversidad de la superficie geográfica terrestre.
En el mundo en el que vivimos, los océanos están interconectados y se comportan como uno solo. Mientras el mundo reduce su velocidad de rotación, los océanos se irían separando hasta ser independientes el uno del otro. La separación definitiva ocurrirá en el punto más bajo, en Kiribati. En el polo Sur, a pesar de la elevación de la Antártida, la cuenca oceánica tiene más capacidad que en el polo Norte, por lo que el nivel del mar será menor. La diferencia en el nivel del mar entre los dos océanos serían unos 1400 metros.
El enlentecimiento de la rotación terrestre no es una situación de ciencia-ficción. En la realidad, sucede, aunque no con cambios tan drásticos. El conocimiento y medición de este enlentecimiento es el que permite cálcular cuándo es necesario añadir, en varias ocasiones desde 1956, un segundo extra a nuestros relojes (Siempre que tengas un reloj atómico, por supuesto).
Los días solares van muy poco a poco volviéndose más largos. Este incremento de la longitud del día se debe a la fricción de la marea oceánica. En el periódo Devónico, hace 400 millones de años, la Tierra giraba 40 veces más al año que ahora. Como los continentes no se encontraban en la misma posición que en la actualidad, es complicado estimar los contornos entre la tierra y los mares. Lo que está claro es que, por la mayor velocidad de rotación, el achatamiento de la Tierra habría sido mayor.
En 4000 millones de años, la Tierra acabará volviéndose una esfera si nada se lo impide. Si se detiene y aún hay océanos por entonces, se distribuirán de forma similar a lo aquí predicho, aunque teniendo en cuenta que para entonces, los continentes habrán cambiado de nuevo.
La primera afectada sería la costa. La posición de los océanos se mantiene en equilibrio gracia a la fuerza gravitatoria por un lado, que atrae al agua al centro de masa, y la fuerza centrífuga por otro, provocada por la rotación terrestre. Debido a esta rotación terrestre, la Tierra ha adquirido la forma de un esferoide, es decir, una esfera achatada por los polos. Por lo tanto, la distancia del centro de masas de la Tierra al nivel del mar promedio es mayor en el ecuador que en los polos. 21,4 kilómetros para ser más exactos.
Si esta rotación se detuviese, los días y los años tendrían la misma duración. También se perdería una de las fuerzas que mantienen los océanos en su posición. Se produciría por tanto un cambio climático y desastres naturales, como grandes terremotos para restaurar el equilibrio gravitatorio, es decir, la Tierra dejaría de estar achatada para volverse una esfera.
Aunque el Sol y la Luna seguirían actuando sobre los mares, su efecto sería mínimo en comparación con la atracción terrestre. La masa de agua ecuatorial migraría hacia los polos, donde hay una mayor atracción gravitatoria. Esta misma masa enorme de agua, antes de migrar, contribuía a abultar el ecuador terrestre. El resultado del desplazamiento serían dos océanos polares y un enorme continente ecuatorial en forma de anillo.
Si la Tierra fuera un esferoide perfecto, las cuencas hidrográficas se alinearían perfectamente a un lado u otro de la línea del ecuador. No obstante, los relieves continentales y del antiguo fondo oceánico alterarían la posición de esta división. La zona más alta de la división mundial estaría en los Andes colombianos, con unos 12280 metros, mientras que el Chimborazo (Ecuador) y el Kilimanjaro (Tanzania) medirían 13615 y 12786 metros, respectivamente. El punto más bajo con 2760 metros sería el suroeste de Kiribati en el actual Pacífico occidental.
Los cambios que sufrirá el planeta no serán instantáneos ni ocurrirán igualmente en todo el mundo. Como las cuencas polares no tienen la misma capacidad que las ecuatoriales, el desplazamiento oceánico llegaría a las altas latitudes, inundando las llanuras siberianas y el norte de Canadá. Debido a la profundidad de las aguas ecuatoriales, aunque se redujeran una docena de metros el nivel del mar, no emergerían grandes extensiones de tierra. Cuando se hubieran ajustado a la forma esferoide y la nueva distribución gravitatoria, ya no habría muchos cambios, ya que la forma esferoide contrarrestaría el efecto de la diversidad de la superficie geográfica terrestre.
En el mundo en el que vivimos, los océanos están interconectados y se comportan como uno solo. Mientras el mundo reduce su velocidad de rotación, los océanos se irían separando hasta ser independientes el uno del otro. La separación definitiva ocurrirá en el punto más bajo, en Kiribati. En el polo Sur, a pesar de la elevación de la Antártida, la cuenca oceánica tiene más capacidad que en el polo Norte, por lo que el nivel del mar será menor. La diferencia en el nivel del mar entre los dos océanos serían unos 1400 metros.
El enlentecimiento de la rotación terrestre no es una situación de ciencia-ficción. En la realidad, sucede, aunque no con cambios tan drásticos. El conocimiento y medición de este enlentecimiento es el que permite cálcular cuándo es necesario añadir, en varias ocasiones desde 1956, un segundo extra a nuestros relojes (Siempre que tengas un reloj atómico, por supuesto).
Los días solares van muy poco a poco volviéndose más largos. Este incremento de la longitud del día se debe a la fricción de la marea oceánica. En el periódo Devónico, hace 400 millones de años, la Tierra giraba 40 veces más al año que ahora. Como los continentes no se encontraban en la misma posición que en la actualidad, es complicado estimar los contornos entre la tierra y los mares. Lo que está claro es que, por la mayor velocidad de rotación, el achatamiento de la Tierra habría sido mayor.
En 4000 millones de años, la Tierra acabará volviéndose una esfera si nada se lo impide. Si se detiene y aún hay océanos por entonces, se distribuirán de forma similar a lo aquí predicho, aunque teniendo en cuenta que para entonces, los continentes habrán cambiado de nuevo.