El avión de alas redondas
La casa Vermorel de Villefranche construyó, siguiendo los planos de Givaudan, un avión con dos estructuras cilíndricas en los extremos que debían volar recogiendo el viento producido por el propulsor de 2,4 metros de diámetro. Este propulsor funcionaba gracias a un motor V8 enfriado con aire, con una potencia de 40 caballos y un peso de 80 kilogramos. Entonces, este motor era revolucionario, ya que podía funcionar durante varias horas seguidas y Givaudan fue de los primeros en venderlos.
El cilindro anterior era móvil gracias a varias palancas que lo giraban en el plano horizontal y vertical, además de una que la mantenía fija y estable, compensando así la falta de timón. Las dos ruedas delanteras también podían moverse y las cuatro tenían muelles para amortiguar el choque durante el aterrizaje. No obstante, no se tienen registros en donde confirmen si llegó a volar.
Según las explicaciones físicas, su forma sería ventajosa, ya que la superficie de sustentación sería siempre la misma sin importar la inclinación del vehículo. Como el centro de gravedad se situaba bajo el centro de presión, se estimaba que la máquina volvería automáticamente a su centro de equilibrio. La creación de Givaudan se publicaría en la revista Scientific American (5 de junio de 1909, volumen 100, número 23, pág. 421).
Givaudan siguió trabajando en la aviación hasta su muerte en octubre de 1945. Se sabe que produjo un segundo modelo similar, pero con tres grupos alares en el cilindro delantero y dos alas estabilizadoras en el cilindro trasero.