Mitos del diluvio universal: nórdicos, incas y pueblos africanos

Los mitos del diluvio universal son casi tan comunes como los de creación. Además, con frecuencia, se suceden el uno al otro. Como veremos a continuación, y como lo hemos hecho en las dos últimas entradas (Creciente fértil, China, Grecia, Roma, Polinesia, India), sus características son variadas. Pueden ser locales o universales; ser provocados por la lluvia, desbordes de ríos, lagos o la subida del nivel del mar; castigos o consecuencias de actos divinos. El punto común es la salvación a través de una hazaña singular.


Nórdico

Odín y sus hermanos crean el mundo
Conocemos los mitos nórdicos principalmente por las obras en la Edda poética, compilada en el siglo XIII de fuentes tradicionales anteriores, y la Edda prosaica, escrita por Snorri Sturluson en el mismo siglo. Al referirme a los nórdicos hablo de los pueblos germánicos de la zona de Escandinavia e Islandia entre el siglo IX y XIV, es decir, los que popularmente llamamos vikingos.

Es difícil superar al mito chino donde la humanidad se restaura tras el diluvio a partir de una gran bola de carne, ganándonos el derecho a ser llamados los albondigones, pero los nórdicos tienen un mejor inicio.

En el Ginnungagap, el vacío primordial situado entre el frío Niflheim y el ardiente Muspelheim surgió Ymir, el ancestro de los jötnar, los conocidos como gigantes. Sin entrar en detalles en el proceso de creación (si queréis la historia, pedidlo en los comentarios del blog o las redes sociales), Odín y sus hermanos matan a Ymir, de donde salen los cielos, tierras y aguas. Aquí es donde empieza el mito del diluvio.

Ymir era el padre de la estirpe de gigantes de la escarcha (hrímþursar), quienes le llamaban Aurgelmir. Al morir, su sangre inundó el mundo y mató a todos sus descendientes salvo uno, su nieto Bergelmir, hijo de Þrúðgelmir. Cuando se crearon los mares con la sangre de su abuelo, Bergelmir subió a un ðr con su esposa, convirtiéndose en el único superviviente y el padre de los futuros gigantes de la escarcha.

Bergelmir tan solo se menciona dos veces: en la estrofa 29 del Vafþrúðnismál y en el Gylfaginning. Sobre lo que significa ðr, hay varias opciones. Se baraja entre un ataúd, un cofre o una parte de madera de un molino. En definitiva, se salvaron porque pudieron mantenerse en un objeto que flotaba. Es posible, como otros mitos nórdicos, que fuera influido por el cristianismo. Hay concenso que lo que Vafthrúdnir recordó en el Vafþrúðnir, donde menciona a su padre y abuelo, fue tan solo su funeral.

Incas

En quechua se refieren al diluvio universal como llocllay pachacuti. También tienen el término lloclla unu pachacuti, referido a un diluvio por agua y avalancha. Pachacuti significa "fin del mundo". Como curiosidad, fin del mundo por fuego es Nina pachacuti. Estos mitos pudieron surgir como consecuencia del fenómeno de El Niño. Las grandes lluvias se consideraban castigos de los dioses, recurriéndose a los sacrificios, como el de la momia Juanita, para aplacarlos.

Los incas nos dejaron varios mitos donde se mencionaba un diluvio. Como es habitual, especialmente para un pueblo sin escritura, los testimonios más antiguos ya habían tenido contacto con el cristianismo. Así que, si hay algún detalle que coincida con el mito bíblico más allá de la abundancia de agua, no concluyan rápidamente una base común para todos los mitos o simplemente estarán confirmando lo que ya creen.

Antes de la creación del mundo solo existía Con Tici Viracocha Pachayachachic, creador de todas las cosas. Viracocha emergió del lago Titicaca y creó un mundo oscuro sin Sol, Luna, ni estrellas. Esculpió y pintó una raza de gigantes a su imagen. Les ordenó no pelearse y cumplir sus órdenes, pero le desafiaron y Viracocha los convirtió en piedra, entre otras cosas. En Tiahuanaco existen monumentos en piedra que son un recuerdo de este suceso. Otros gigantes fueron tragados por la tierra y el mar en el llamado unu pachacuti ("agua que derrumba la tierra"). Llovió 60 días y noches. Todos murieron, pero hay quien dice que una pareja varó en Tiahuanaco metidos en una caja.
El zorro culpeo (Pseudalopex culpaeus), presente en casi toda la costa oeste de Sudamérica


En el Manuscrito de Huarochirí se cuenta que, en tiempos antiguos, una joven llama estaba triste y se negaba a comer porque sabía que el océano iba a anegar la tierra. Su pastor no entendía a la llama macho, ya que le llevaba a comer a lugares de buenos pastos, por lo que le lanzó de mala manera una mazorca de maíz (choclo) para que se la comiera. Entonces la llama le habló, gritando que, en cinco días, el océano cubriría el mundo y lo llevaría a su fin. La llama indicó que fueran a la montaña Villcacoto o Huillcacoto con comida para cinco días. A su llegada, animales de todo tipo abarrotaban la montaña. La llama y su pastor se acurrucaron y escaparon a la inundación. Las aguas cubrían toda la tierra salvo la cumbre de Villcacoto. El zorro, agarrándose a la ladera de la montaña, se resbaló y mojó su cola en el agua. Por eso tienen su característica cola con la punta negra. Tras cinco días el agua cedió. Luego, el único pastor superviviente se multiplicó y repobló el mundo. El propio manuscrito reconoce en primera persona que los cristianos creen que esto fue en la época del diluvio, mientras los cristianos no convencidos atribuyen su salvación a Huillcacoto.

Pueblos africanos

Bakongo (República Democrática del Congo)


Una anciana, cansada y cubierta de yagas, llegó a un pueblo en un valle. Pidió hospitalidad pero fue rechazada en todas las casas menos a la última a la que llegó. Sus inquilinos la recibieron y la cuidaron hasta que se recuperó. Cuando estaba a punto de irse, les dijo que se fueran con ella. Por la falta de hospitalidad del resto del pueblo, el pueblo estaba maldito y Nzambi, el dios supremo, la destruiría. A la noche siguiente, llovió fuertemente y el valle se convirtió en un lago, ahogando a todas las personas.

Ekoi (Níger y Nigeria)

Al principio, la Tierra carecía de agua. Por eso, el primer hombre, Etim 'Ne le pidió agua al dios del cielo Obassi Osaw. Obassi le entregó una calabaza que podía contener siete piedras claras. Cuando Etim 'Ne puso una piedra en la calabaza, emergió agua y formó un lago. Cuando los hijos de Etim 'Ne crecieron y se casaron, les dio a cada casa un río o lago propio. Cuando habían crecido los nietos, les dijo a cada uno que tomaran siete piedras de los ríos o lagos de sus padres, plantándolas en intervalos para crear nuevos arroyos. Todos los nietos le hicieron caso menos uno, que recogió una cesta de piedras y las depositó en un solo sitio. Esto provocó una inundación que cubrió su granja y amenazó con ahogar a toda la Tierra. Etim 'Ne rezó a Obassi para que detuviese la inundación, pero el dios dejó el lago donde estaba la granja del nieto desobediente.

Kwaya (Tanzania)

Un hombre y una mujer tenían un recipiente que nunca se quedaba sin agua. Le dijeron a su nueva nuera que no lo tocara nunca. Sin embargo, la joven curiosa no pudo evitarlo. El recipiente se rompió y la inundación lo mató todo.

Masái (Kenia)

Ngai, dios supremo con dos manifestaciones opuestas, decidió destruir a la humanidad por su pecaminosidad. Solo salvaría a un hombre justo, Tumbainot, y a su familia. Le dijo que construyera un arca y se llevara a su familia y animales de todo tipo. Entonces Ngai envió lluvias que cubrieron el mundo y ahogaron a todos los seres vivos. Tumbainot envió primero una paloma y luego un buitre para ver si encontraban tierra firme. Cuando parecía que la inundación cedía, Tumbainot tomó tierra, desembarcaron y repoblaron la Tierra.

Mandingo (Costa de Marfil)

Un hombre caritativo dio todo lo que tenía, Cuando Ouende, el dios supremo, le pidió comida disfrazado, el hombre le dio la última que le quedaba. Ouende le recompensó con tres puñados de harina que seguían creciendo por sí solas, haciéndolo muy rico. Entonces Ouende le dijo al hombre que dejara la zona. Ouende envió seis meses de lluvia que creó una inundación y destruyó a sus egoístas vecinos, que se habían negado a darle comida al dios.

Mbuti (República Democrática del Congo)

Un camaleón, oyendo un ruido extraño dentro de un árbol, cortó su tronco. De él surgió tanto una gran inundación que se extendió a toda la tierra como el primer hombre y la primera mujer.

Yoruba (Nigeria)

Según el mito yoruba de la creación, al principio solo estaba el cielo, gobernado por el dios supremo Olorun, y los mares y pantanos gobernados por el/la dios/a Olokun (su género varía según las tradiciones). Olokun era la única orisha que no vivía en los cielos con Olorun. Obatalá, el segundo dios más importante del cielo, sugirió a Olorun que la Tierra sería mejor con una superficie sólida donde pudieran vivir los orishas y otras formas de vida. Olorun aceptó y Obatalá se encargó de la labor. Acudió a Orunmila, orisha de la adivinación, para determinar la mejor manera de proceder. Siguiendo sus instrucciones, descendió con una cadena dorada y esparció arena entre las aguas. Situó a una gallina y un palomo entre las arenas, quienes la esparcieron. Allá donde caía la arena se formaba tierra firme. Obatalá llamó a la tierra Ife (antigua ciudad yoruba de Nigeria). También plantó una palmera y se multiplicaron. Olorun envió a su sirviente, el camaleón Agemo (los camaleones son un personaje común en muchos mitos africanos), a preguntarle a Obatalá cómo le iba. Le respondió que necesitaba más luz, por lo que Olorun creó el Sol.

Al pasar el tiempo, Obatalá decidió que el mundo sería mejor con personas. Así que moldeó figuras de arcilla y Olorun les otorgó la vida. Como estaba borracho, según algunos, por culpa del vino de palma con el que lo tentó el dios embaucador Eshu, algunas figuras estaban deformes. Apenado, se convirtió en su protector y gobernó Ife durante años, otorgándole herramientas a la humanidad, que creció. Viendo amenazado su dominio, Olokun se enfureció y envió una gran inundación que cubrió la tierra, matando a muchos y anegando los campos. Los supervivientes le rogaron a Oshun, mensajero de Olorun, que transmitiese su plegaria a Obatalá. Obatalá pidió consejo a Orunmila, quien le echó las nueces de palma para leer su futuro. Le dijo que descendiese a la Tierra y las aguas retrocederían. Salvados, la gente le pidió a Orunmila que se quedase con ellos. No queriendo abandonar el cielo, les entregó a cambio su conocimiento para predecir el futuro y combatir las fuerzas invisibles.
Situación de las regiones cuyo mito del diluvio he mencionado. No he podido encontrar las regiones de todos los pueblos africanos mencionados.

Fuentes

  • Lindow, J. (2001). Handbook of Norse mythology. ABC-CLIO.
  • Steele, P. R., & Allen, C. J. (2004). Handbook of Inca mythology. ABC-CLIO.
  • Moretti, C. B. Z. (2011). Fenómenos naturales y su interpretación en la etapa prehispánica. Mercurio Peruano, (524), 101-117.
  • Lynch, P. A., & Roberts, J. (2010). African Mythology, A to Z. Infobase Publishing. 
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