¿Por qué en español hay palabras que se escriben con X y con J?

Bandera de México con la portada de Ortografía de 1815 como escudo.

México/Méjico, Texas/Tejas, Don Quixote/Quijote, Xerez/Jerez y muchos nombres y apellidos como Xavier/Javier, Ximena/Jimena/Gimena y Roxas/Rojas, entre muchos otros, pueden escribirse con equis o con jota en español. ¿Qué lo causó? ¿Acaso fue el afán de la Real Academia Española de vendernos una letra nueva?

Sonidos representados por la letra X

Por una parte, en el español medieval, la letra equis se usaba para representar la fricativa palatal sorda similar a la fricativa postalveolar sorda (/ʃ/). Al llegar a América, se encontraron un sonido similar y usaron esta letra para nombrar topónimos como México, Texas, Oaxaca y Xalisco, entre otros.

Por otra parte, en ese español medieval, la jota y la ge, antes de e y la i, representaban la fricativa postalveolar sonora (/ʒ/). En el siglo XVI, esta y la fricativa postalveolar sorda (/ʃ/) convergieron, comenzando desde el norte de la península ibérica y extendiéndose hacia el sur. A mediados del siglo XVII, se produjo la velarización de esta fricativa postalveolar sorda (/ʃ/) en todas las formas del español salvo el sefardí, produciendo la fricativa velar sorda (/x/). 

Esto llevó a que, hasta el siglo XIX, la fricativa velar sorda (/x/) fuera representada ortográficamente por tres letras: la equis (x), la jota (j) antes de una vocal y la ge (g) antes de la e y la i. Así se muestran en palabras patrimoniales, como brúxula, dexar o xarabe. En la octava edición de Ortografía (1815), la Real Academia Española (RAE) sustituyó oficialmente la letra equis por la jota en todas las palabras que habían sufrido la mutación consonántica, dejándola para el fonema /ks/, presente en posiciones intervocálicas, finales de palabras y antes de consonantes, como taxi, Guadix y exquisito. Por criterios etimológicos, este sonido se mantendría en la jota y la ge antes de la e y la i, y se progresó en la estandarización de muchas palabras. 

Conservación

Como podemos observar, se produjeron desarrollos naturales en la pronunciación. La RAE realizó el ajuste observado como necesario, pues tenía tres letras con el mismo sonido. Con la corrección, el sonido se mantenía mayormente en la jota. También estaba presente en la letra ge, pero únicamente si le sigue la e o la i, o en extranjerismos, como saharaui. Al fin y al cabo, la simplificación ayudaba a reducir la analfabetización.

No obstante, se produjo un conflicto político e identitario que se reflejó en la alternancia a la adherencia a esta norma. Algo lógico en un periodo marcado por la independencia de las colonias españolas que, como muchos pueblos en ese siglo, iniciaron un proceso de búsqueda de su identidad. Entre otras cosas, buscaban tener control de su lengua, realizado entonces por medio de la centralización, pero el motor principal de este conflicto político fue el dominio sobre la educación. 

En México, donde predomina la conservación de la equis, se tomó un camino opuesto al tomado tanto en España como en Chile. En ambos países hubo propuestas de simplificar el abecedario a 24 y 23 letras, respectivamente. Aunque fracasaron, hubo otras reformas que fueron adoptadas. En cambio, en México, la letra equis tiene tres sonidos distintos. En las palabras México y Oaxaca se usa la fricativa velar sorda (/x/); en Xola, se usa la fricativa postalveolar sorda (/ʃ/), como en el castellano antiguo, y en Xochimilco y Tlaxcala se pronuncia como la fricativa alveolar sorda (/s/).

En 1999, la RAE mostró su preferencia hacia estos topónimos nativos. Es un caso similar a cuando, en 1930, tras la formación de la República de Turquía, Angora pasó a llamarse en español Ankara o cuando, en el 2018, el Reino de Suazilandia adoptó el nombre de Reino de Esuatini. México es el nombre oficial y, aunque sea una decisión política no acorde con el resto de la ortografía, es lógico que su uso tenga preferencia sobre Méjico.

Fuentes

  • Parada, M. (2021). Anthroponymic perseverance of Spanish vestigial< x. Spanish Socio-Historical Linguistics: Isolation and contact, 12, 205.
  • Hualde, J. I. (2013). Los sonidos del español: Spanish Language edition. Cambridge University Press.

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