¿Se puede parar un huracán a disparos?
Antes de la llegada del huracán Irma a Florida en 2017, Ryon Edwards creó un grupo de Facebook donde animaba a detenerlo al estilo americano, es decir, a disparos. El grupo tuvo una acogida increíble, a pesar de ser una broma. El sheriff del condado de Pasco tuvo que desalentar a los seguidores del grupo de intentar disparar al huracán.
Cualquier persona mínimamente inteligente sabría que no se puede parar un huracán a disparos, ¿o quizás sí? La energía cinética es energía cinética, sea lo que sea a lo que nos enfrentemos. Si nos acercamos todo lo que podamos y descargamos nuestras armas hacia el lado donde se nos aproxime el viento, si la bala no sale por el otro lado del huracán antes de perder su momento linear, eso significa que toda la energía cinética de la bala se ha transferido a la masa de aire. Si la bala y el aire se mueven en sentidos opuestos, cada disparo reducirá mínimamente la intensidad del huracán.
Para saber cuántas balas serían necesarias para matar al huracán Irma, u otro similar, necesitamos conocer la energía cinética del huracán. Este valor se llama energía cinética integrada, sirviendo para evaluar su potencial destructivo. Algunos la prefieren a la conocida escala Saffir-Simpson que clasifica a los huracanes en cinco categorías y depende de las velocidades máximas del viento. Se debe a que una tormenta de gran extensión con menores velocidades máximas del viento puede hacer más daño que uno más concentrado y con viento más veloces.
Para calcular la energía cinética de la masa de aire se usa la sencilla fórmula de la mitad de la masa por el cuadrado de la velocidad. Conocemos la masa en un metro cúbico de aire y la velocidad medida del viento. Según la firma de evaluación de riesgos RMS, Irma tenía 125 terajulios al llegar a tierra. Poniéndolo en perspectiva, una bombilla de 60 watios usa 60 julios por segundo, por lo que esa energía podría mantenerla encendida durante 66 000 años. Sin embargo, si sumamos toda la energía usada por la humanidad en el 2014, alcanzamos 570 exajulios, 4 millones y media de veces más.
Ahora debemos saber la energía cinética de la bala. Sin embargo, es muy variable, teniendo en cuenta la multitud de armas de fuego que existen. Por ello nos decantaremos por la ametralladora multicañón M134, capaz de disparar 6 000 balas por minuto a 850 m/s. Es la ametralladora más rápida en servicio, diseñada a finales de los años 60 para helicópteros y vehículos armados. La energía cinética de las balas de 7.62x51 mm que usa la OTAN llevan unos 3 300 julios de energía. A máxima capacidad, emite 20 millones de julios por minuto, pero sigue siendo pequeña frente a Irma con sus 125 billones.
Gracias a estos datos podemos determinar que necesitaríamos, al menos, 37 900 millones de balas. Para empezar, deberíamos aumentar la producción anual de balas, ya que se quedan en 10-12 mil millones. Pero cuando nos enfrentamos a un huracán, el tiempo juega en nuestra contra, y no solo el climático. Si fuera una batalla en solitario, tardaríamos 4 387 días o 12 años. Sería absurdo, aunque lo persiguiéramos. En la Tierra los huracanes no duran tanto. Además, esto tiene en cuenta que nos llevaríamos más de una década disparando sin descanso, las 24 horas del día. Seríamos un perturbado con una ametralladora y una cantidad disparatada de munición, que abandonaría cualquier otra actividad solo para perseguir y matar a un huracán. El capitán Ahab sería una persona sensata a nuestro lado. Y, por si fuera poco, cual Sísifo, antes de destruir al huracán, que se desvanecería por su cuenta, ya habría aparecido otro.
Para acabar en tan solo un día, serían necesarias 4387 ametralladoras disparando al huracán. Estos cálculos no tienen en cuenta el sobrecalentamiento, las recargas, los encasquillamientos, etc. Incluso muchas de las balas volverán hacia ti a 70 km/h. Con 20 millones de dólares y varios miles de voluntarios, ya que no quieres aumentar el presupuesto, le enseñarías a la naturaleza quien manda aquí. Al menos, hasta el próximo huracán. Eso sí, tras la batalla podríamos disfrutar de la tranquilidad y un litoral lleno de plomo.
El problema a todo esto, como si para realizarlo no hubiera ya suficientes, es que la transmisión de energía entre la bala y la tormenta sería muy ineficiente. Solo contribuiría a la entalpía neta, empeorando la situación. Pero si tenemos que elegir una opción esperpéntica, también podríamos disparar una bala lo suficientemente grande para destruir el huracán de un disparo.
Fuente: Physics buzz