La guerra de la vaca
Todo comenzó en 1275, en una feria en Andenne, perteneciente a la jurisdicción de Namur, donde Guido de Dampierre, marqués de Namur y conde de Flandes, había organizado un torneo. Un tal Engoran de Jallet, campesino del Señorío de Goesnes que dependía del Principado de Lieja, llevó una vaca robada de un tal Rigaud de Corbion en Ciney, capital de Condroz. Este la reconoció y así se lo indicó a Jean de Halloy, merino de Condroz. Sin embargo, como Andenne quedaba fuera de su jurisdicción, le propuso a Engoran devolver la vaca al sitio de donde la había robado o sería arrestado en cuanto llegara a Condroz. Dado que para llegar a su casa debía pasar por Condroz, eligió la primera opción. Sin embargo, cuando llegó a Condroz, los hombres del merino que le acompañaban, estando ya en su jurisdicción, lo ahorcaron de un árbol.
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| Los Países Bajos en 1250 |
Al señor de Goesnes, que aspiraba a sustituir a Jean de Halloy como merino de Condroz, argumentó que se había ejecutado a uno de sus campesinos sin su consentimiento. Sus sobrinos Nicolás y Ricardo II de Beaufort organizaron por ello una expedición ese mismo año, acompañados por los señores de Celles y Spontin (ambos en Namur), y destruyeron el castillo de Halloy. Como era de esperar, Jean de Halloy respondió inmediatamente incendiando las tierras de Goesnes. Entonces el señorío de Goesnes pidió ayuda a Guido de Dampierre, quien yerno del conde Enrique V de Luxemburgo, implicando también a esta región. Namur y Luxemburgo asediaron Ciney, que pertenecía al principado de Lieja. Sus partidarios fueron quemados vivos. Mientras tanto, Jean d'Enghien, príncipe-obispo de Lieja, envió a Dinant a atacar Spontin.
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El conflicto acabó en 1278 con la intervención de Felipe III el Atrevido, rey de Francia, que reestableció el orden.
