La broma que impulsó el espiritismo

Durante el siglo XIX en Estados Unidos, el rápido avance científico y la libertad de culto que permitió la creación de numerosas sectas facilitó que la población fuera receptiva a las novedades, aunque no se entendieran muy bien. Por ello, de igual modo que el daguerrotipo propició el desarrollo de la optografía para captar la última visión de los cadáveres, la creación de métodos de comunicación como el telégrafo planteó si, además de poder salvar las distancias, podría superarse la barrera de la muerte y comunicarse con los muertos.

Las hermanas Fox

A finales de marzo de 1848, en Hydesville, las hermanas Maggie y Kate Fox comenzaron a oír ruidos nocturnos en las paredes de la casa a la que se habían trasladado en diciembre. Sus padres, el herrero metodista John Fox y su esposa Margaret, se levantaron vela en mano en busca del origen del sonido, pero no encontraron a nada ni a nadie. En la víspera del día de los inocentes, los ruidos comenzaron tan pronto como su madre se acostó, agotada por las noches en vela. Entonces, con ella comenzaron las peticiones, pues Margaret solicitó que respondiera a sus palmadas, que contara hasta diez y dijera las edades de sus hijas. Para su sorpresa, los chasquidos no parecían aleatorios, sino que ofrecían las respuestas deseadas. La única pregunta sin respuesta fue cuando Margaret le preguntó si era un hombre.

El fenómeno atrajo la atención de los vecinos, que establecieron un sistema para obtener respuestas afirmativas o negativas que incluía un alfabeto en la pared agregado por Margaret. Con él, determinaron que los ruidos eran causados por Charles B. Rosna, un buhonero degollado cinco años antes en el dormitorio por John C. Bell, un antiguo inquilino, que le robó los 5 000 $ que llevaba y lo enterró en el sótano la noche siguiente. Los ruidos, que solo se oían al caer la noche, atrajeron entre 3000 y 5000 personas. Cuando comenzaron a cavar en el sótano, encontraron agua y tuvieron que abandonar la tarea a apenas 1,2 metros de profundidad sin encontrar restos humanos.

Sorprendentemente, los antiguos inquilinos también afirmaban haber oído ruidos durante su estancia.  Lucretia Pulver incluso aseguró oír cavar mientras trabajaba para el matrimonio Bell, ruidos que la señora Bell atribuyó a las ratas, tras la visita de un buhonero días antes. Estos hechos fueron popularizados por E. E. Lewis, editor de un panfleto de Canandaigua que se presentó a finales de abril como un observador imparcial incapaz de obtener una explicación definitiva, sugiriendo a sus lectores que intentaran resolver el misterio. Aunque más escépticos, los periódicos locales se sumaron a la iniciativa de resolver el misterio que los crédulos ciudadanos de Hydesville eran incapaces averiguar. Tanto quienes creían en una explicación sobrenatural como quienes buscaban un desafío para demostrar su inteligencia contaban con un acertijo para mantenerse entretenidos...y para vender periódicos. Es por ello que el supuesto periodista imparcial E. E. Lewis forzaba a la familia a dar declaraciones más sensacionalistas.

Camino al éxito

Aunque el casero les obligó a abandonar la casa, los ruidos se trasladaron a la casa del hijo mayor, David. Cuando se enteró de las noticias por el panfleto de Lewis, su hermana mayor Leah interrogó a las hermanas y se llevó a Kate y a Lizzie, su otra hermana, a Rochester, pero los ruidos también continuaron allí. De hecho, según Leah y sus conocidos, su casa de Rochester ya estaba atormentada por espíritus, cuyas señales aumentaron con Kate. Ya no se limitaba a ruidos en las paredes y muebles, sino que ahora también comenzaron a sonar los instrumentos musicales; las mesas y sillas golpeaban el suelo y se volcaban; los objetos volaban y cambiaban de sitio. Allí, los cuáqueros Isaac y Amy Post, que habían trabado amistad con Kate, desarrollaron la "telegrafía espiritual", que consistía en recitar el alfabeto y esperar una respuesta positiva en las letras deseadas. Con este método obtuvieron el mensaje "Somos todos vuestros queridos amigos y parientes", presentando la oportunidad de comunicarse con más espíritus que el de Charles B. Rosna.

Los Post, como otros testigos del fenómeno en Rochester, eran seguidores de clase media del Segundo Gran Despertar, un movimiento progresista que anunciaba una nueva y mejor era cristiana donde cada uno podía influir en su propia salvación. Por tanto, desde su perspectiva, estos ruidos eran una señal esperanzadora, por la que los difuntos guiarían a la humanidad a una nueva era. Aunque había escépticos, la popularidad del espiritismo se extendió especialmente entre los abolicionistas. Para este público, los ruidos se presentaron exclusivamente en las sesiones acordadas, después de una oración, en torno a una mesa y en una habitación oscura. 

La forma de comunicarse con los espíritus comenzó a seguir un protocolo e incluso llegó a prescindir ocasionalmente de Kate y Maggie. Las sesiones fueron privadas hasta que, el otoño de 1849, los espíritus solicitaron mostrarse en público, actuando Maggie y Leah como médiums en el Corinthian Hall. Por 25 centavos, los carteles retaban al público a investigar el asunto asistiendo al espectáculo. Este tipo de espectátulos, tanto científicos como pseudocientíficos (p.ej. frenología, mesmerismo, clarividencia) o de ventriloquía, eran muy comunes y atraían tanta atención como críticas. No obstante, en los espectáculos se defendía que incluso los descubrimientos de genios como Galileo o Newton fueron incomprendidos en su época. Además, un comité de cinco escépticos supervisaba e interrogaba en privado a Leah y Maggie cada noche, aunque sin obtener una explicación concluyente. Debido a ello, la creencia en los espíritus se fortaleció y el espiritismo se convirtió en un interés nacional.

Las sesiones continuaron en Albany y en Troy a 1$ por persona y hora o 5$ por sesiones de dos o más personas. Tenían tanta expectación que incluso el editor del The Troy Daily Whig tuvo que esperar un día para asistir a su cita. Incluso los escépticos iban para tener la oportunidad de destapar el negocio, aunque la educación, belleza e inocencia de las hermanas menores les convencía de que no tenían maldad para liderar ninguna artimaña. Aunque parezcan rasgos arbitrarios, es conveniente recordar que son relaciones similares a las presentes en la frenología. A su vez, el lucrativo negocio multiplicó por miles el número de médiums del país, que diversificaron sus métodos.

Una broma fuera de control


Como acabarían confesando, este fenómeno comenzó simplemente como un juego a costa de sus padres que obtuvo más impulso del esperado. Los primeros ruidos que despertaron a los padres los hicieron con manzanas atadas a modo de yo-yo. Luego intentaron imitar los ruidos con chasquidos de dedos y, antes de llamar la atención de los vecinos, con las articulaciones de los dedos de los pies, aunque necesitaban una superficie que amplificara bien el ruido. Aunque pudieron engañar a su madre, no pudieron hacer lo mismo con Leah, que lideró el juego para hacerse un hueco en la clase media de Rochester. 

El engaño involucró a tanta gente que ni ellas podían pararlo. Tanto a los teatros como a los periódicos les beneficiaba económicamente. Quienes buscaban consuelo en hablar con sus seres queridos recibía la oportunidad de intentarlo. Como había empezado como un juego, no tenían un plan inicial ni hacían ninguna afirmación extraordinaria. Tampoco se negaban a ser examinadas. Simplemente se dejaron llevar y reunían público gracias al atractivo de las elucubraciones. La verdad se reveló en The death-blow to spiritualism (1888) de Reuben Davenport, publicado con la autorización de las hermanas. Al mismo tiempo, Margaret denunció públicamente el espiritismo como un fraude de principio a fin y, descalzándose, desveló en la Academia de Música de Nueva York cómo realizaba los ruidos con el dedo gordo del pie. A pesar de ello, eso no detuvo el avance del espiritismo, que se extendía con médiums que actuaban profesionalmente en entornos privados, adoptando un lenguaje y perspectivas aparentemente científicos que explicara y estableciera un orden sobre esta nueva realidad.

Fuentes

  • de Pablo, Á. G. (2006). Sobre los inicios del espiritismo en España: la epidemia psíquica de las mesas giratorias de 1853 en la prensa médica. Asclepio, 58(2), 63-96.
  • Chapin, D. (2000). The Fox Sisters and the performance of mystery. New York History, 81(2), 157.
  • MÁRQUEZ, L. E. (1999) Un juego de niñas. El escéptico.
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2 Comments
  • Anónimo
    Anónimo 1 de noviembre de 2021, 19:34

    ¡Hola!
    En primer lugar, enhorabuena por el texto. Pienso que está muy bien redactado, con bastante claridad en su contenido, siendo fácil de leer.

    No obstante, me gustaría comentar algunas correcciones acerca de los fenómenos que acontecieron en su día con las hermanas Fox, y a las que aún en la actualidad se les sigue acusando de fraude o broma, según el caso.

    Los fenómenos físicos de los que se habla habitualmente comenzaron a suceder el 31 de marzo de 1848, cuando las conocidas hermanas Fox comenzaron a escuchar golpes en la casa a la que se habían mudado, tres meses atrás. Las hermanas eran médiums, aunque estos fenómenos de los que hablamos en realidad se estaban sucediendo en todo el planeta. Siempre ha sido así, y siempre será así, ya que los Espíritus existen desde antes, incluso, de que la Tierra existiera.

    El Espíritu que estaba realizando los golpes de los que todo el mundo habla era el de Charles Bryan Rosma, un vendedor ambulante que había sido asesinado, cinco años atrás, en…

    • TDI
      TDI 6 de noviembre de 2021, 1:42

      Buen comentario. Sígueme donde quieras. En Twitter es donde estoy más activo.

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