La banshee, la plañidera que anuncia la muerte


En Irlanda, cuando cae la noche, un intenso grito rompe el silencio y altera a los animales. No se sabe de dónde viene, pero los lugareños reconocen el lamento que augura una muerte próxima. Es el llanto de la banshee, un espíritu genuinamente irlandés que predice el final de alguien a las puertas de la muerte.

¿Qué es una banshee?

Banshee es la escritura inglesa del bean sí (antiguamente bean síde), también conocida como bean chaointe, badhbh o derivados de estos. Se trata de un espíritu propio de las leyendas de Irlanda, aunque comparte características con seres fantásticos de zonas de influencia celta. Como indica su nombre bean chaointe ("mujer lastimera"), se trata de un espíritu femenino solitario y neutral hacia los humanos cuyo llanto sirve de heraldo de la muerte de alguien cercano, apareciendo durante el crepúsculo, al anochecer o a la medianoche. Sin embargo, esto no significa que el espíritu condene a una muerte precoz, sino que anuncia el fin de los días de alguien anciano o enfermo, cuyo entorno más próximo ya se enfrentaba ante la incertidumbre de su futuro. Por otra parte, aunque badhbh significe corneja cenicienta (Corvus cornix), esta se asocia a la diosa Badb, pues las banshees no tienen relación con las aves.

Tradicionalmente, acompañaba a las familias irlandesas durante generaciones. Por eso, se decía que lloraban por los verdaderos irlandeses, aquellos con los patronímicos O o Mac en sus apellidos, aunque algunos apellidos de otros orígenes lo adquirieron, mientras algunos irlandeses lo perdieron. Aún con eso, es cierto que no lloraban por cualquiera, sino que se restringía a las familias más antiguas, nobles y, especialmente, por los cabezas de familia. No lloraban por niños, pues debido a la alta mortalidad infantil, pasaban varios años hasta que eran considerados miembros de la familia, ni tampoco por los hijos fuera del matrimonio, aunque sus progenitores se casaran posteriormente. En este sentido, comparte funciones con la fylgja nórdica, espíritus guardianes femeninos que acompañaban a los cabeza de familia nobles y eran responsables de su suerte, apareciendo a veces en sus muertes.

¿Cómo se reconocían a las banshees?


Las banshees se reconocían principalmente por su voz, sea con sus lamentos, sus lloros o llamadas al difunto, en unas ocasiones, o por los gritos, chirridos o rugidos más intensos y acompañados de dolor, en otras. Su voz, percibida exclusivamente por unos pocos testigos con relaciones cercanas con el difunto, tenía un tono distintivamente sobrenatural que no cesaba para tomar aliento. La describían similares a los lamentos de plañideras de un pasado remoto, los lloros de un niño, los maullidos de una gata en celo, los alaridos de una zorra en celo, un aullido de un perro o una sirena de incendios. Se oía un número concreto de veces, normalmente tres, subiendo el tono para luego bajarlo y subirlo inmediatamente. 

El llanto se caracterizaba porque no se podía discernir de dónde provenía. Tan pronto como un testigo se acercase a aquel lugar donde era más intenso, podía desplazarse varios kilómetros en un instante. No obstante, tendían a dirigirse a la casa del moribundo, avisando con días, horas o minutos de su muerte. Incluso también podían dirigirse al cementerio, aunque solía ser frecuente que siguiera un curso de agua. Comparte esta asociación con el agua con las lavanderas (bean-nighe), que aparecían cerca de las casas y también anunciaban la muerte. Esta relación se debía a que el Otro Mundo que habitaban se situaba bajo el suelo, incluido bajo los lagos, ríos y pozos. Los animales, como es habitual, tenían una percepción especial, por lo que los perros a veces despertaban a sus amos.

Por lo general, tan solo se oían, pero algunos relatos también mencionaban testigos oculares. Sin embargo, es aquí donde se manifiesta su variedad. Podía ser una niña de hasta cuatro años, una joven o  una anciana. Como joven, podía ser bella, con una melena rubia suelta que llegaba hasta el suelo, con vestido rojo o blanco. Como anciana, sus cabellos se presentan grises o blancos, con ropa del mismo color. No obstante, las ropas también podían ser de otros colores, como marrón o negro. El pelo suelto era una característica propia de las plañideras, que solían ser ancianas, pues el resto de mujeres solían tener el pelo recogido. Al aparecer como una mujer joven, podía peinarse los cabellos, como también lo hacían otras criaturas asociadas al agua, como las sirenas o melusina. En esos casos, podía estar sentada sobre una roca, mirando una superficie de agua. Si vestía una túnica con capucha, esta le cubría los pies, ya que no era habitual vérselos ni saber si llevaba calzado.

Lo que apenas ocurría es que fuera vista sin ser oída. Los llantos podían detenerse si se lo pedían o ante algunas palabras concretas. En una ocasión, el efecto fue el contrario. Lo que nunca debía hacerse era molestarla, sea tirándole piedras, fuego, insultándola o quitándole su peine. En ese caso, podía llorar sin parar, provocar esguinces, torceduras en la boca, ceguera temporal o la muerte.

Quienes no oían a la banshee eran los destinatarios de los gritos. De hecho, es habitual que sus oyentes fueran amigos y vecinos, más que los propios familiares o residentes de la casa. No obstante, es posible que estos la oigan y reciban consuelo ante la incertidumbre. Para los vecinos y amigos, el llanto podía servir de aviso para quienes desconocieran de la gravedad de la condición del afectado, acercándose y poniendo fin a sus rencillas, si llegaban antes, o permitiéndo a la familia experimentar la muerte en privado si llegaban después. Además, en las familias importantes, estaba mejor visto que los vecinos se enterasen a que ellos proclamaran la muerte. Era una especie de portavoz.

Origen

Los propios relatos solían señalar su origen incierto. El nombre bean sí es entendido como "habitante femenina en un síd" o "mujer hada", refiriéndose síd a un montículo feérico, aunque originalmente se habría referido a un montículo del Otro Mundo, Tír inna mBan, la tierra de las mujeres. Existe una etimología falsa de "hada blanca", que reforzó la creencia de que aparecía con estas ropas. Como otras criaturas fantásticas, en los relatos se barajaron distintos orígenes. Por una parte, se le asociaba con los Tuatha Dé Danann, deidades del Otro Mundo irlandés. Por otra, se les asocia con las hadas. En este sentido, se las consideraba ángeles caídos como ellas o mujeres secuestradas por las hadas, que podían volver tan solo para llorar por sus familiares. Si se consideraba Lucifer mismo, los gritos eran por las almas que no podía capturar, mientras que también podía ser un ángel guardián. Otras veces, era un espíritu malvado procedente de un criminal.

No obstante, lo habitual es que hubieran sido humanas a quienes se les había negado sus derechos en vida o que hubieran cometido acciones inadecuadas, inadecuadas o negligencias. Frecuentemente, eran pecadoras orgullosas y demasiado presumidas que no se merecían ir al cielo pero tampoco al infierno. Como el oficio de plañidera era común en muchas familias irlandesas, también era un origen común. Estas eran criticadas por por clérigos por su hipocresía, pues recibían más bebidas alcohólicas cuanto más lloraban, tendiendo a exagerar. Como, a pesar de todo, se consideraba importante que alguien llorara en los funerales, se creía que podían aparecer incluso estando muertas.

Dos seres combinados


Más allá de los relatos, el origen real se encuentra en el siglo VIII d.C., con dos seres relacionados con los muertos: las mujeres-sí y las figuras badhbh. En el Táin Bó Fraích, aparecen varias mná síde (plural de ben síde) llorando. En el relato, Froech mac Idaith, hijo de Bé Find del Otro Mundo, va a Cruachain para cortejar a Findabair, hija de Medb y Ailill. Debido a la traición de estos dos últimos, es herido por un monstruo acuático. A las ordenes de Medb y Ailill, es llevado al fuerte de Cruachain. Mientras curan sus heridas, se oyen lamentos sobre Cruachain y aparecen 150 mujeres con finos trajes verdes. Los mensajeros van a preguntarle por qué lloran. Una responde que por Froech mac Idaith. Froech escucha sus lamentos y dice: "Este es el llanto de mi madre y de la mujeres de Boand". Se lo presentan a las mujeres y estas se lo llevan al montículo del Otro Mundo de Cruachain. Después, vuelve recuperado con 50 mujeres que tienen instrumentos del Otro Mundo. Froech es un joven ilustre que tiene una relación especial con las mujeres de Boyne y su madre, la divina Bé Find, hermana de Boann, deidad titular del río Boyne. Esta situación se repite con el lamento de las 150 mujeres de Eamhaim Macha antes de la muerte de Cúchulainn. La única diferencia con la banshee es que estas no aparecen solas.

Estas mujeres-sí siguen apareciendo durante siglos. En la víspera de la batalla de Clontarf en 1015, Aoibheall le dijo a Brian Boru que moriría en la batalla al día siguiente. Esto parece relacionado con su función de diosa territorial de la tierra de Thomond y luego espíritu tutelar de la casa de los O'Briens, por lo que se preocuparía por la suerte de su estirpe. Se diferencia en el que la moribunda es la que anuncia.

Las figuras badhbh, más propias del sureste de Irlanda, se conectan con Badb, diosa de la guerra, la lucha y la muerte, por lo que son figuras que pudieron provenir de la diosa. En Aided Con Chulainn, Badb se le aparece a Cú Chulainn como un cuervo, como una anciana que asa carne de perro o como una mujer bella lavando y llorando en el vado mientras él va a su batalla final. En ese momento, Badb se le aparece: "No fueron muy lejos de la fortaleza [de Emain Macha] cuando se encontraron a una bella dama bien proporcionada de cuerpo blanco en frente de Áth na Foraire en la llanura de Emain, que estaba plañiendo, quejándose, estrujando y lavando despojos troceados en la orilla del vado". Esto profetizaba la muerte de Cú Chulainn. De forma similar, en el Reicne Fothaid Canainne de finales del siglo IX-principios del X también hay una lavandera profetizadora, donde se menciona a Morrigan lavando vísceras y despojos con la melena suelta sobre su espalda, lo que advierte un conflicto violento y fatal. En estas y otras historias posteriores, la lavandera de los vados está conectada con Badb, compartiendo función e imagen. Por ello, se describe como una mujer solitaria, con cara escalofriante y amenazante, con pelo largo y suelto, a veces trenzado. En los textos más antiguos, su aparición estaba conectada con las muertes de personajes heroicos. 

Entre los siglos XIV y mediados del XVII, en la literatura culta de los bardos este tipo de figuras desapareció. Siglos antes, gracias a los periodos de paz, la figura badhbh fue perdiendo su asociación con las aves o el lavado previo a la batalla, una acción que se trasladó a la bean sí. Con la pérdida de la cultura gaélica, ambas se fueron asimilando, hasta que en el siglo XVIII no había diferencias entre ellas. No obstante la lavandera permaneció allá donde la cultura gaélica se mantuvo con más intensidad, aunque la bean-nighe se consideró un subtipo de bean sí y se conectó con las muertes no violentas. A partir de la segunda mitad del siglo XVII, la banshee resurgió gradualmente en la literatura, demostrando que se mantuvo viva en el folclore. Sin embargo, a diferencia de otras figuras, apenas ha abandonado Irlanda.

Por último, conviene señalar que la asimilación de las características de ambas figuras funestas ya ocurrió siglos atrás. En el Táin Bó Cúailnge, la profetisa Fedelm tiene cualidades tanto de las mujeres-sí como de las figuras badhbh. Cuando Medb parte de Cruachain a Úlster con su ejército real, ve a una bella mujer de lindos ropajes que se acerca a ella en un carro tirado por dos caballos negros. Esta mujer tenía tres largas trenzas rubias. Dos le rodeaban la cabeza y la tercera se deslizaba por su espalda hasta tocarle las pantorrillas. En la mano llevaba una vara de telar de bronce blanco. Cuando Medb le pregunta su nombre, Fedelm le responde, añadiendo que es la poetisa de Connaught y, al preguntarle si tenía el poder de la profecía llamado imbass forosnai, responde afirmativamente. Al preguntarle por su porvenir y el de su compañía, Fedelm declara que "La veo sangrienta, la veo roja", cantando un poema que profetiza las hazañas de Cú Chulainn durante el Tain y la destrucción que causará en el ejército de Medb. Esta visión y su asociación con el rojo la asocia con Medb de Táin Bó Regamna

Esta figura podría ser anterior al siglo VIII y ser la personificación de la soberanía sobre la tierra, pues el rey se esposaba simbólicamente con ella. De hecho, Medb también era conocida como Mór-Ríoghain ("Reina Fantasma"), siendo el título Mór la designación de las diosas terrestres. Esta unión simbólica ocurría tanto local como nacionalmente. Mientras los reyes locales se casaban con diosas locales, el rey de Tara o Irlanda lo hacía con Ériu. Aoibheall de Craig Liath, mencionada antes, era una de estas diosas locales. 

Por lo tanto, las banshees tienen origen en diosas ctónicas, es decir, de la tierra y los muertos, asociadas a los soberanos. Eran diosas de la fertilidad, protectoras, pero también sangrientas deidades de la guerra.

Fuentes

  • Lysaght, P. (1997). The banshee: The Irish supernatural death-messenger. Glendale Press.
  • Lysaght, P. (2002). Aspects of the Earth-Goddess in the Traditions of the Banshee in Ireland. In The Concept of the Goddess (pp. 166-179). Routledge

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