La teoría de la paz mundial de Albert Einstein

El siguiente es la traducción del manuscrito alemán de Albert Einstein donde expresaba las respuestas realizadas en una entrevista de radio tras conseguir la ciudadanía de los Estados Unidos el 22 de junio de 1940. Es uno de los textos donde el físico nos dejó su opinión política.

La antigua Liga de Naciones ha fracasado porque no estaba basada en la renuncia parcial de soberanía de sus estados miembros y porque carecía de cualquier tipo de poder ejecutivo. Un estado mundial solo puede asegurar la paz si sus estados constituyentes entregan todos sus recursos militares a este.

Estoy convencido de que una organización política internacional no solo es posible sino necesaria para que la situación de los seres humanos de nuestro planeta no se vuelva insostenible.

El nacionalismo exagerado es un estado emocional creado artificialmente que está ligado a la necesidad de estar preparado para la guerra que domina los estados en la actualidad. Este nacionalismo exagerado desaparecería rápidamente con un fin a los peligros de la guerra. También considero incorrecto suponer que la distribución geográfica desigual de materias primeras deba llevar necesariamente a las guerras. Siempre y cuando a una nación no se le impida obtener los materiales necesarios para el desarrollo industrial, debería mantenerse económicamente por su cuenta sin problemas, como prueban países como Suiza, Finlandia, Dinamarca y Noruega, que estaban entre los más prósperos de Europa antes de la guerra. Asegurar la distribución sin obstáculos de materias primas y acceso libre a los mercados sería una de las funciones importantes de un orden mundial. Sin embargo, en cuanto a la solución de los problemas económico-sociales internos, esto sería algo que se dejaría al desarrollo político-social de los estados individuales, tanto más cuando se descartaría organizar una guerra como medio para distraer la insatisfacción popular.

Creo que esto es bastante comprensible. Los académicos y artistas de hecho suelen tener una influencia duradera a través de sus obras, incluido en la esfera política. Sin embargo, para influenciar directamente el curso de los sucesos políticos, una persona requiere el don de influenciar inmediatamente las acciones del pueblo. Tales influencias suelen estar más basadas en el arte de suscitar y usar habilidosamente los sentimientos y la confianza personal que en la habilidad de reconocer claramente las conexiones. Por lo tanto, los intelectuales tienen pocas posibilidades de dejar huella en un grupo de gente. También suelen carecer del don de hacer decisiones rápidas.

Entre los estadistas importantes de América, [Woodrow] Wilson es probablemente el representante más evidente del tipo intelectual. Él tampoco parece ser un maestro en el arte de tratar con la gente. En un vistazo superficial, su mayor obra, la Liga de las Naciones, parece hoy un fiasco.

Pero en mi opinión, esta obra, que fue mutilada por sus contemporáneos y no encontró comprensión entre sus compatriotas, volverá a la vida en una forma nueva y más viable. Solo entonces se reconocerá la importancia de este gran innovador.

¿Una afirmación así no expresa un optimismo impermisible? ¿Es posible luchar por un orden internacional basado en la justicia mientras, en el otro lado del Atlántico, la fuerza bruta está aplastando un país democrático tras otro?

Lejos de ser optimista, restringí lo que dije con la acotación "para que la situación de los seres humanos de nuestro planeta no se vuelva insostenible". Nadie discutirá que estamos ahora mucho más lejos del objetivo declarado de lo que parecía hace diez años. Esto no tendría que ocurrir si los estados democráticos han desarrollado el espíritu de sacrificio y solidaridad que ahora se vuelven evidentes en momentos de necesidad. Sin embargo, un espíritu de sacrificio, solidaridad y previsión precisa es más efectiva precisamente cuando el momento de amarga necesidad no ha llegado aún. ¡Ojalá nuestra América, gracias a la acción decidida de sus ciudadanos y de sus hombres de Estado, se salve de esa hora!