La historia del sarcófago egipcio que el patriotismo español dio por verdadero

Instancia:

El 9 de marzo de 1850, unos trabajadores de las canteras del puerto de Tarragona, España, encontraron un sarcófago de mármol con extrañas esculturas e inscripciones. Los excavadores habían roto el sarcófago antes de percatarse, pero  el coleccionista Don Buenaventura Hernández y Sanahuja estudió las piezas que se conservaron.

Se trata de un notable caso de fraude que traspasó nuestras fronteras y que ocurrió en un momento temprano de la arqueología en nuestro país, cuando la egiptomanía se experimentaba al norte de los Pirineos.

El sarcófago

Todo comenzó con los fragmentos del susodicho sarcófago. No encontró a ningún difunto e inicialmente estableció la imposibilidad de que lo hubiera. La situación cambió 5 años después, indicando por declaraciones de operarios que se encontraba en la misma posición indicada en un fragmento. Surgieron hasta trozos de su sudario, que comparaba con el de una momia, y una anforilla con arena en el interior del sarcófago. Realizó un dibujo con el corte estratigráfico para mostrar dónde se había encontrado y argumentó que el sarcófago no fue una incorporación reciente, sino anterior a los romanos, mostrando un pasado egipcio.

El sarcófago habría mostrado a un Hércules a horcajadas en el estrecho de Gibraltar, con un signo zodiacal sobre su cabeza. A su derecha, una procesión de colonos con sus animales desde Egipto (identificable por el cocodrilo y las palmeras) hacia España. Su diferencia con el estilo egipcio y la mezcolanza de motivos aleatorios revela su autoría moderna: un viaje al estrecho como el de los seguidores de Melqart, una silueta de Artemisa de Éfeso, un camello, una pareja junto a un árbol, etc.

Descubrimientos posteriores

Los hallazgos fueron sucediéndose. Entre junio y agosto de 1851 se encontraron un capitel y una base de una columna, egipcia, por supuesto. En los años siguientes continuó realizando descubrimientos, como un ánfora con un esqueleto de un gato en su interior y restos de carácter egipcio bajo un baño y mosaicos romanos en un terreno de su compañero Juan Fernández de Velasco. Supuestamente encontró un vaso canopo y un ushebti, que no se conservan. En el Homenaje a Bonaventura Hernández Sanahuja realizado en Tarragona en 1992, se mostró un verdadero ushebti de fayenza verde que no es el mismo, con diferencias evidentes. En 1856 encontraría un ídolo egipcio con signos caldeos o persas.

A diferencia del sarcófago, el resto de sus descubrimientos eran, según Hernández Sanahuja, puramente egipcios. Su propuesta en Resumen histórico-crítico de la ciudad de Tarragona desde su fundación hasta la época romana (1855) es que los hicsos, que gobernaron el antiguo Egipto en las dinastías XV (1650-1500 a.C.) y XVI (1650-1580 a.C.), llegaron a la península tras su expulsión, mezclándose con los pueblos existentes. Por la influencia íbera, el sarcófago, reposo final del líder que los llevó o un descendiente, sería posterior y habría mostrado un estilo menos reconocible. 

Atención de las autoridades

En un principio, realizó una activa correspondencia con la Real Academia de la Historia de Madrid, que supervisó las excavaciones y creó láminas litográficas que compartió con expertos para que las analizaran. Fruto de ello surgieron las primeras sospechas, que explican los cambios en las interpretaciones de Sanahuja. El barón Julius von Minutoli (1805-1860) creía que era falso, pero no una obra moderna. El señor Ross de la Universidad de Halle y M. Roth de la Universidad de Heidelberg estimaron que, si no eran falsas, debían ser fenicias. M. M. Gerhard y Mowers de la Academia de Ciencias de Berlín y Brugsch de la Academia de Arqueología de Berlín consideraba que, si no era apócrifo, era ser más moderno, pero de una época romana imperial tardía o realizado con un sentido gnóstico.

Este sentido gnóstico también se lo refleja León de Laborde y M. de Chegé, pues la escritura no tenía sentido o era evidente que quien la escribía no conocía el idioma. En ocasiones, hacía correcciones anacrónicas a través de términos castellanizados o alternaba entre normas de escritura de distintos idiomas.

En 1854, Sanahuja sería nombrado socio honorario de la Sociedad Arqueológica, miembro supernumerario de la Comisión de Monumentos de Tarragona e Inspector de Antigüedades de Cataluña y Valencia. Sus trabajos arqueológicos serían visitados por el Comandante General y Gobernador Civil, los cónsules de Prusia y Gran Bretaña y los vicecónsules de EE. UU y Francia. 

Ocaso

En mayo de 1859, en El Tarraconense hablaba de otro sarcófago egipcio en Torredembara, Tarragona, pero el propio Sanahuja lo desmintió cuando allí y determinó que era de época romana. E. Hübner en Die Antike Bildwerke (1862) demostró que todo era un fraude absurdo. Buenaventura Hernández y Sanahuja va retirándose y comienza a dedicarse a la arqueología romana y medieval. El 23 de junio de 1879, quemaría los ejemplares de su libro, con las láminas editadas y arrojaría al mar desde una barca los fragmentos de su sarcófago, aunque parte de sus hallazgos se han conservado en laReal Academia de Historia de Madrid y en el Departamento de Antigüedades Egipcias del Museo Arqueológico Nacional.

Redescubrimiento

Sin embargo, 60 años después, una pieza de sarcófago disfrutó de una segunda vida. En 1916, A.L. Frothingham publicó un artículo en la American Journal of Archaeology usando un fragmento del final del sarcófago como evidencia de iconografía fenicia. La tabla fenicia de Tarragona, como llamaba al fragmento, mostraba dos figuras, un hombre y una mujer, de pie entre dos palmeras con serpientes a ambos lados. Frothingham interpretó que las dos figuras eran Baal y Tanit, dos deidades del panteón fenicio y las fuentes de la otra vida, afirmando que la masa en espiran entre las dos figuras era esencialmente un embrión alimentado con fuego y agua de ellos. Y aunque está claro que conocía el origen de la pieza (de ahí lo de "de Tarragona"), parecía que no conocía su origen exacto, ya que describió su origen como parte de un fragmento circular y no como el de un sarcófago falso. En 1921, Pierre Paris publicó un comentario mordaz en la Revue archéologique, denunciando que el sarcófago no era nada más que una "infantil parodia" del arte egipcio.

El sarcófago de Tarragona es impresionante, no porque sea tecnológicamente complejo o porque se pueda pensar que fuera real durante un periodo de tiempo. Muestra como el nacionalismo puede echar la vista al pasado (aunque sea falso) y potenciar los símbolos, en este caso intentando unir España con la gloria del Antiguo Egipto. En este sentido, el sarcófago guarda cierto paralelismo con el "descubrimiento" reciente de la ciudad romana de Iruna-Veleia en el norte de España, a partir de una representación de la crucifixión de Cristo, el nombre de Nefertiti y los primeros mensajes en vasco (Ver "El caso Iruna-Veleia"). Pero también muestra como los bulos pueden tener una segunda vida cuando un fragmento es separado del "original" y lo descubren los estudiosos, hasta que alguien lo reconoce y lo condena una vez más.

Fuentes 

  • Archeology.org (Inglés)
  • Alonso, C. M., & Mellado, E. P. (1996). Sobre las falsificaciones egipcias de Tarragona a mediados del siglo XIX. Boletín del Museo Arqueológico Nacional, 14(1), 157-178.
  • Manils, J. C., Pascual, H. G., & Álvarez, J. L. M. (2011). Falsos paleohispánicos: entre la ingenuidad y la superchería. El monumento epigráfico en contextos secundarios. Procesos de reutilización, interpretación y falsificación, 179.

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8 Comments
  • Lesmoñjut
    Lesmoñjut 29 de diciembre de 2009, 12:14

    Da pena que la politica eche a perder muchas cosas. Felices fiestas TDI, un abrazo

  • Andrés
    Andrés 30 de diciembre de 2009, 21:33

    Qué manera de engañar al personal XD.

  • TDI
    TDI 31 de diciembre de 2009, 3:17

    El patriotismo es así. A todos nos gustaría tener grandes exponentes de la cultura española, que los tenemos, pero en vez de potenciar ahora la formación de científicos, verdaderos artistas y gente que pueda destacar, preferimos vivir del pasado y no dar un palo al agua.

    Felices fiestas a los dos.

  • Andres
    Andres 31 de diciembre de 2009, 20:08

    Igualmente, felices fiestas. Que tengas un 2010 cargado de felicidad y cosas buenas.

  • toni
    toni 1 de enero de 2010, 12:17

    No sabia nada de la historia de ese sarcófago,es muy interesante y da en que pensar.

    Aunque un poco tarde feliz año nuevo.

  • PALBERTO
    PALBERTO 20 de enero de 2010, 12:54

    Joder, una de dos. O este artículo es una traducción (en cuyo caso se debería indicar la url del original) o es un plagio desvergonzado. Al que le interese el original está en:
    http://www.archaeology.org/online/features/hoaxes/tarragona.html

  • TDI
    TDI 22 de enero de 2010, 15:40

    @Palberto Por un momento creí que se me había olvidado poner la URL.

    Bueno, como en todos los post que traduzco, pongo en enlace al original al final, normalmente señalando si está en inglés. En algunos casos, está en el primer párrafo, pero es raro que lo ponga así.

  • Experiencia Personal
    Experiencia Personal 21 de abril de 2010, 11:09

    Existe una web que está tratando este suceso del sepulcro egipcio y parece que no esté del todo claro que sea una falsificación, ya que las diferentes piezas fueron desenterradas hasta por personas del gobierno de Madrid en ese momento en presencia de testigos.

    Aunque el tipo de dibujo y trazo parezca caricaturesco, los hechos contradicen esa primera impresión.

    Por cierto, la web es http://www.sepulcro-egipcio-de-tarragona.org

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