Melqart, patrón de Tiro, fundador internacional

Figura de Melqart-Heracles. Le falta un brazo.

Los fenicios fueron un pueblo comerciante que logró extenderse por el Mediterráneo y penetrar en el Atlántico. Aunque hay muchos misterios en torno a ellos, viajaron con algunos de sus dioses, donde Melqart ocupa una posición especial. Conocido como el Hércules fenicio o tirio, se ha mostrado como una sombra del héroe mítico grecorromano, pero es de justicia que se le conozca en primera persona. 

Menciones en textos

Interpretatio Graeca et Romana

Mapa de colonias fenicias de los siglos XI al VI a.C. centuries BCE

Durante siglos, la existencia de las deidades de los distintos pueblos de Oriente Medio se han conocido por textos clásicos y bíblicos. Los fenicios no son una excepción. La relación definitiva entre Heracles y Melqart se descubrió con los cipos de Melqart en Malta con inscripciones en fenicio y griego que equiparan a Melqart con Heracles arquegeta (Ἀρχηγέτης, "fundador, líder"). Estos sirvieron como "piedra Rosetta" en 1764 para desentrañar el fenicio, pueblo conocido entonces a través de autores clásicos.

Entre los griegos hay menciones a cultos a dos Heracles de distinta edad, como indica Pausanías en lugares como Tespias, Beocia. En Tasos, donde según Herodoto hubo presencia de mineros fenicios, también hubo culto a Heracles. No obstante, no se puede asegurar si tiene relación con Melqart. En De natura deorum, Cicerón nos indica que hay varios Hércules: el hijo de Júpiter y

En su segundo libro, Herodoto nos habla de Melqart, sin mencionarlo por este nombre, pues habla de su visita al templo de Heracles de Tiro, existente desde la fundación de la ciudad fenicia. Desde entonces, se alude explícitamente a dos Heracles para diferenciarlo. En Tiro, venerarían al Heracles egipcio, que es más antiguo que el griego. Su templo estaría ricamente decorado, con abundantes ofrendas votivas y dos resplandecientes columnas de oro y esmeralda. En De dea Syria (s. II d.C.), atribuido a Luciano de Samósata, se vuelve a mencionar este templo recalcando de nuevo que no es el Hércules griego, sino un héroe tirio más antiguo. Eusebio de Cesarea corroboró su presencia en Tiro en Preparatio Evangelica. En Dionisíacas, Nono de Panópolis lo identifica tanto con Heracles como con Helios.

En De natura deorum, Cicerón indica que seis Hércules: el hijo de Júpiter y Lisítoe, que peleó contra Apolo por un trípode; en Egipto, el hijo del Nilo, que recopiló los libros sagrados de Frigia; el perteneciente a los Digiti (Dáctilos o Curetes) del monte Ida, donde crió a Júpiter, en cuya tumba se ofrecen sacrificios; el hijo de Júpiter y Asteria, hermana de Latona, y padre de la ninfa Cartago; Belos, de la India, y el hijo de Alcmena y Júpiter. En Adversus nationes, Arnobio de Sicca iguala a Heracles tebano quemado en el monte Eta con el tirio de Hispania.

Cipo de Melqart con la inscripción en fenicio y griego.
El templo de Tiro tampoco fue le único mencionado de igual manera. En las Gadeiras, Estrabón indica que los fenicios fundaron el templo de Heracles en su tercera expedición, cuando buscaban sus columnas. Sería Filóstrato de Atenas en La vida de Apolonio de Tiana quien proporcionaría más detalles. Explicaría que tanto el Heracles tebano como el egipcio tienen presencia aquí, donde uno tomó el ganado de Gerión y el otro entregó la sabiduría, midiendo la tierra hasta su confín. Estos tendrían altares anicónicos, dos de bronce para el egipcio y uno de piedra para el tebano. Estaría decorado con relieve de sus labores, contendría el olivo de oro consagrado de Pigmalión, el cinturón de oro de Teucro, hermanastro de Áyax el Grande e hijo de Telamón, y dos pilares de aleación de oro y plata, de más de un codo de alto, de forma cuadrada y con caracteres desconocidos que no eran egipcios. Según Silio Itálico en Punica, las puertas tan solo mostraban 10 labores, incluyendo su muerte en la pira y su alma entre las llamas ascendiendo a las estrellas.

Biblia

La Biblia es otro de los recursos donde se conservó la memoria de las deidades de la región, como Dagán. Es un tanto especulativo, pero el Baal ("Señor"), cuyo culto fue introducido por el rey Ajab y su esposa Jezabel y a cuyos sacerdotes se enfrentó el profeta Elías en el monte Carmelo (1 Reyes 18:20-40), podría ser la deidad tutelar de Tiro. Elías se burlaba del fracaso de los sacerdotes en invocarlo asegurando que estaría charlando, en medio de alguna tarea, de camino o durmiendo, posibles alusiones a su viajes y a su égersis ("resurrección").

En el oráculo de Ezequiel contra Tiro del 586 a.C. se dirige directamente a Melqart (Ezequiel 26:15-18), anunciando la destrucción de su ciudad por Nabucodonosor II. La profecía no se cumplió, pues el gobernante babilonio sitió sin éxito la ciudad del 561-574 a.C., por lo que Yahvé debió compensarles por no proporcionarles la victoria con su ayuda (Ezequiel 29:17-21). Quien si triunfó en el 332 a.C. en esta empresa gracias a su ingenio fue Alejandro Magno. Tras esto, crecería la influencia griega y Melqart recibiría festivales anuales.

Fundador de Tiro

Estela aramea de Bir-Hadad del siglo IX a.C. Relieve lateral de Melkart, con barba y un hacha fenestrada en el hombro.

Melqart o Melkart (milk qart, "rey de la ciudad") o Baal Sur ("Señor de Tiro") era el patrón de Tiro, concebido como un heroico rey mortal. La expansión fenicia por el Mediterráneo permitió que se extendiera su culto y las relaciones comerciales que intercambiaran rasgos. La conquista de Tiro por Alejandro, las conquistas cartaginesas en Sicilia y la península ibérica y la expansión romana hicieron aún más por dispersar su imagen y difuminar las diferencias de Melqart, Heracles y Hércules.

Pertenece a los dioses que golpean, con Ninurta como exponente más antiguo. Son deidades heroicas en las que el monarca se veía reflejado, combatiendo a amenazas y obteniendo tesoros para legitimar su ascenso y equiparación en el trono a su padre divino. Se sabe poco de Melqart, pero, por su entorno, sería esperable que encajara en este molde. Las características de las figuras sugieren que hubo una producción tanto en oriente como en occidente. Mientras en Tiro, Melqart era más combativo y heroico, en las Gadeiras, donde debían producirse imágenes propias y para el Mediterráneo, tenía una actitud más serena y sanadora, con características del egipcio Osiris.

Heracles era esencialmente un héroe deificado del pueblo. Su rol de arquegetes pudo ser un aporte fenicio del dios que legitimaba la monarquía, su estirpe y sus tierras, promoviendo la colonización y el intercambio cultural y de recursos. Según Diodoro Sículo, el Heracles de Cartago era el tois apoikois ("responsable de aquellos en el extranjero").

Tiene en común con estas deidades mencionadas su participación en el ciclo de muerte y resurrección que experimenta la naturaleza o incluso el Sol en su viaje de este a oeste. Por esto, tenía relación con los muertos, como Osiris, Milku o Tammuz. Como protector, combatía contra bestias. Por su relación con el mar y la importancia de este para Tiro, esta función cubriría a los navegantes. Aunque otros dioses vecinos y semejantes lucharon contra el mar primigenio, símbolo del caos, la falta de pruebas no permite asegurar que Melqart participara en esta contienda, aunque tenga sentido conociendo su contexto.

Iconografía

Figura de Melkart con corona egipcia y barba abundante. Le faltan los brazos, una pierna y la otra está curvada lateralmente.

Por una parte, nos encontramos imágenes con estilo egipcio, con la corona Atef con o sin sus plumas laterales, propia de Osiris, o con estilo de otros pueblos vecinos. A razón de esto, salvo que le acompañe una inscripción que la corrobore, su identificación no es clara, pudiendo confundirse con otras deidades, como Reshef, o estar presente en santuarios de otras deidades, como Apolo. Por otra, la influencia recíproca con los griegos hace que su imagen evolucione acorde a los cambios estilísticos de estos, con la piel de león, la barba y el garrote. Entre estos, su desarrollo va tan a la par que es difícil determinar que elementos de Melqart son de Heracles y viceversa. Como hace en Egipto con Amón, Alejandro Magno toma sus rasgos en las monedas.

En cualquiera de los casos, es habitual encontrarlo en pie, desnudo salvo por el faldellín shendyt o la piel de león cuando están presentes, pudiendo colocar un hacha sobre su hombro izquierdo y, en la mano derecha, un bastón acabado en hoja de planta, un anj o una flor de loto, pero verlo sentado en un trono también es posible. El ejemplo más antiguo se muestra en la estela de Bir-Hadad del siglo IX a.C., que contiene una inscripción identificativa, aunque en Sicilia se encontró unas figuras que fueron datadas en los siglos XIV-XII a.C. de aspecto idéntico a las de Melqart. Podría no ser él o no ser una datación correcta, pues precedería por mucho a los viajes conocidos de los fenicios. También podía estar atacando con arco y flechas o alzando el hacha o garrote. Si se mostraba la bestia, solía ser un león al que agarraba la cola o el toro celeste. En monedas de Tiro y Arados de los siglos IV-III a.C., en escarabajos fenicios y en monedas de Magna Grecia, se muestra cabalgando un hipocampo alado o delfines, encontrando un símil en el combate de Heracles con Nereo o Tritón. El Melqart de Rosh (Cefalú, Sicilia) muestra en monedas una cabeza barbuda y un pendiente en la oreja. En la costa fenicia, sus imágenes han aparecido en Tiro, Sidón y Arado, pero se extendieron con la colonización hasta Chipre, Italia, Cerdeña o a España, en lugares como Ibiza y el entorno de la bahía de Cádiz.

Resurrección

Figura de Melqart con la corona Atef, con dos plumas laterales de avestruz.

Flavio Josefo en Antigüedades judías y Contra Apión, citaba a Menandro al mencionar cómo los nuevos templos de Melqart y Astarté de Hiram I (c. 980- c. 947 a.C.) en Tiro celebraron por primera vez la égersis en el mes de peritios (febrero-marzo). En inscripciones fenicias y púnicas de Cartago, Chipre, Cerdeña, el norte de África y Rodas, desde el periodo helenístico, mencionan al "resucitador del dios" (mqm/mqym 'lm), que en algunos casos aluden a Astarté (como ocurría con Isis y Osiris). En el vaso perdido de Sidón del siglo IV a.C., se muestran cuatro estaciones: muerte en la pira, el entierro, el luto y el retorno a la vida. Entre sus interpretaciones, se plantea la égersis de Melqart.

Según Euxodo de Cnido, a través de Ateneo de Náucratis en el Banquete de los eruditos, los fenicios sacrifican codornices a Heracles, hijo de Zeus y Asteria, porque cuando fue asesinado por Tifón en Libia, Yolao le devolvió la vida asando una codorniz. Un epítome de Zenobio que también cita a Eudoxo, indica que este es el Heracles de Tiro. Según Diodoro Sículo, Heracles logró la apoteosis y su lugar en el Olimpo, casado con Hebe, al arder completamente en una pira en el monte Eta. Entre los egipcios, y en los griegos antes de situarlo bajo tierra, la tierra de los muertos se encontraba en el horizonte, al oeste. De esta manera, las tres últimas labores (Gerión, Hespérides y Cerbero), siguen este recorrido.

Melicertes

Atamante matando a Learco. Ino y Melicertes saltando al acantilado.

Melicertes era el hijo de Atamante y nieto de Cadmo a través de su madre Ino. Debido la posible etimología de sus nombres, un espejo que combinaba a Melicertes y Heracles, el supuesto sacrificio infantil y su presencia en monedas, se planteaba que fuera un Melqart griego. El debate se cerró concluyendo que esos elementos no implicaban que fueran la misma deidad, sino que probablemente eran independientes. 

Cuando tras la muerte de Semele, Ino cuidó a su sobrino Dioniso, Hera se enfureció por su simpatía. Hay varias versiones del mito. O bien encela a Ino para que mate a los hijos de su esposo, o enloquece a Atamante para que mate a sus hijos, saltando ella al mar con Melicertes. Antes de esta conclusión, Ino también puede haber arruinado las cosechas. El cadáver de Melicertes es llevado por un delfín y llevado a Corinto, donde Sísifo establece los Juegos Ístmicos en su honor. Tras morir, Ino y Melicertes se transforman en la ninfa Leucótea (Λευκοθεα, "diosa blanca") y Palemón (Παλαίμων, "luchador"). En la Odisea de Homero, es quien ayuda a Odiseo cuando abandona la isla de Calipso.

La aparición en monedas de Melicertes cabalgando el delfín puede ser un reflejo del hipocampo de Melqart, motivo muy extendido geográficamente. De hecho, en el siglo IV a.C., las monedas acuñadas en Tiro no solo mostraban a Melqart montando un hipocampo, sino acompañado por un delfín. El polémico debate sobre el sacrificio infantil en los tofets fenicio-púnicos arrojaría otro punto común con la muerte del joven Melicertes. Además, Palemón también es un epíteto de Heracles. Es cierto que las deidades pueden compartir epítetos aunque no tengan relación a través de ellos, pero los puntos en común podrían apuntar a una relación, aunque sea indirecta

Fuentes

  • Corinne Bonnet (2007). Melqart. Iconography of Deities and Demons: Electronic Pre-Publication
  • Daniels, M. (2021). Heracles and Melqart. The Oxford Handbook of Heracles, 464-488.
  • Sánchez, R. C. (2005). Sobre las primeras imágenes y la personalidad originaria de Hercules Gaditanus. SPAL-Revista de Prehistoria y Arqueología, (14), 91-122.
  • Ziemann, M., & Seminar, C. (2015). The Drowned God: Are Melicertes and Melqart Identical?.

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