¿Los fenicios eran unos mentirosos?
Un trolero es proclive a contarte cuentos chinos, pero, para los antiguos griegos o romanos, contaría "mentiras fenicias" (antiguo griego: ψεῦδμα φοινικικόν; latín: Phoinikikòn pseũidos). Los fenicios tenían fama de taimados, una cualidad que para bien o para mal usaban en sus negocios.
Mentira como herramienta
En La república de Platón, se menciona que la mentira noble es una importación de los fenicios, avaros, deseosos de dinero y tierras. En el canto XIV de la Odisea, Odiseo, bajo la identidad de un mendigo, le cuenta al porquero Eumeo que un fenicio lo engañó para venderlo como esclavo, que irónicamente es una mentira. También eran fenicios los piratas que se lo llevan junto a la esclava que lo cuidaba, de la misma nacionalidad. No obstante, otros fenicios lo ayudaron en su viaje cuando finge ser un príncipe cretense y no le roban su botín.
Los fenicios eran un pueblo comerciante, originarios del actual Líbano, que se extendió en el primer milenio antes de nuestra era por el Mediterráneo, fundando colonias hasta el Atlántico. Esto permitió que el fenicio se convirtiera en lengua franca en el Mediterráneo. Aunque su alfabeto es el origen de los alfabetos griegos, latinos y hebreos, entre otros, esto no logró que se conservaran textos propios, salvo en miles de inscripciones y fragmentos de textos traducidos. Entre ellos hay ejemplos que perduran y tienen consecuencias inesperadas, como El periplo de Hannón, cuya versión medieval es responsable del nombre de los gorilas. Esta es una leyenda cuya veracidad está en duda, pero que tampoco se puede negar ni confirmar. No es el único caso, pues los relatos de fundación generaron la misma incertidumbre en autores clásicos.
Relatos de fundación
Gadir
El relato de la fundación de Gadir nos llega gracias a Posidonio de Apamea, citado por Estrabón, donde el oráculo de Melqart envía tres expediciones a crear un asentamiento en las columnas de Heracles (antiguo griego: [Ἡράκλειαι] Στῆλαι, [Hērákleiai] Stêlai; latín: Columnae Herculis) en el estrecho de Calpe (peñón de Gibraltar). Las dos primeras llegan a Sexi (Almuñecar) y Onuba (Huelva), donde realizaron sacrificios que no resultaron favorables. Finalmente tuvieron éxito en Kotinoussa, erigiendo el santuario en la parte oriental (sur) y Gadir (Cádiz) en la occidental (norte), junto con la isla vecina de Erytheia.
Estrabón discute a continuación sobre la posición de las columnas:
- Son los cabos del estrecho. Dicearco, Eratóstenes, Polibio y la mayor parte de los griegos las sitúan en los alrededores del estrecho.
- Gades (Cádiz). Los íberos y libios las sitúan aquí.
- Eran las montañas Calpe (peñón de Gibraltar) y Abilix (Monte Musa).
- Unas pequeñas islas próximas entre sí, una llamada Hera, donde Artemidoro sitúa un santuario y menciona una tercera isla. En estas se encuentran las Errantes y Entrechocantes, las columnas de Heracles que Píndaro llamó "puertas gadiritas" y donde el héroe realizó su último viaje.
- Están aún más lejos.
Conociendo la geografía antigua de Gadir, esta descripción es bastante reveladora, pues tan solo están señalando dos puntos: el actual estrecho de Gibraltar o las Gadeiras, tres islas donde una tiene un santuario a una diosa (Hera/Astarté). Posteriormente, añade que las columnas de bronce 8 codos del Heracleo de Gades tienen inscritos los gastos de construcción del santuario y, con el sacrificio, disponían que este era el fin del ecúmene, el mundo conocido. Finalmente, coincidiendo con Posidonio, Estrabón considera que el relato del oráculo es una invención fenicia.
Tiro
Primer relato
En Tiro tienen un relato fundacional similar. Lo conocemos a través de Eusebio de Cesarea en Praeparatio Evangelica, donde cita a Historias fenicias de Filón de Biblos. Nos habla de los hermanos Samemroumos/Hipsouranios y Ousoos. El primero estableció la ciudad e inventó la confección de cabañas con juncos y papiros, pero se enemistó con su hermano, quien fue el primero en vestirse con pieles de animales cazados. Una tormenta azotó los árboles de los bosques de Tiro, incendiándolos. Ousoos tomó un tronco, le quitó las ramas, y surcó por el mar, inventando la navegación. Por su ayuda, dedicó dos estelas al fuego y al viento, adorándolas y virtiéndoles libaciones de sangre de los animales cazados. Al morir ambos hermanos, sus descendientes le dedicaron varas o bastones, adoraron las estelas y les celebraron festivales anuales.
Segundo relato
En Dionisiacas de Nono de Panópolis nos encontramos con un relato con elementos comunes. Cuando Dioniso llega a Tiro, alaba su industria, su aspecto y sus edificios. Al acercarse al templo de Heracles Astrochiton, le dedica un encomio y participa en un banquete de néctar y ambrosía con este. Su anfitrión le cuenta que surgieron unos humanos de la tierra, antiguos como Eón, que construyeron una ciudad fortificada con sólidos cimientos de roca. Durmiendo allí, se les apareció Heracles en un sueño, deseoso de fundar una ciudad.
En forma de sueño oracular, le da instrucciones para construir un barco para llegar a dos piedras errantes que navegan sin detenerse, arrastradas por las tormentas, y que la naturaleza llamó las Inmortales. Describe que en el centro hallarán un retoño de olivo tan antiguo como la isla, sobre el que reposará un águila y una bella vasija, y que permanecerá intacto al arder. En torno al tronco se encontrará una serpiente. Les indica que deberán cazar al águila y sacrificarla en tanto en honor del dios del cabello azul, con una libación de su sangre en las rocas que vagan por el mar, como a Zeus y a los bienaventurados. Esto fijará la roca errante y la unirá a la colindante. Sobre esta deberán construirán una ciudadela con embarcaderos en ambos extremos.
Al despertarse, Heracles hizo que emergiera un nautilo para inspirarlos con su forma y movimientos a construir un barco y enseñarles a navegar. Imitando a las grullas que llevan piedras en el pico para ganar estabilidad en el vuelo, colocaron cuatro piedras en el barco. Llegaron a las rocas, amarraron las naves y ascendieron los desfiladeros donde crecía el árbol de Atenea. El águila les esperaba para ser sacrificada voluntariamente en honor de Zeus y quien gobierna los mares. La sangre profética del cuello del águila se enraizaron junto al mar de Tiro, fijándola, y los terrígenos edificaron la ciudad.
Puntos comunes
Piedras o estelas
El árbol aparece en siclos tirios del siglo III d.C. de Gordiano III y Heliogábalo muestran a un olivo entre rocas ambrosianas ([ΑΜΒΡΟΣΙΕ] ΠΕΤΡΑΙ). Su popularidad la convirtió en la marca de ceca, que señalaba el origen de las monedas, junto a la palmera y el múrex. En las monedas de Gordiano III aparece en la cara opuesta de Melqart realizando una libación, mientras en las monedas de Valeriano lo hace Europa y el toro. Durante el gobierno de Gordiano III, las rocas también aparecen en una base común, flanqueadas por un olivo con una estrella y un altar ardiente con la Luna. Estas piedras pudieron ser las columnas de oro y esmeralda descritas por Herodoto en el templo de Melqart y que también estarían presentes en el templo gadirita. Además, los cipos gemelos de Malta
Olivo vinculado al fuego
El bosque que arde en la tormenta y el árbol que mantiene su integridad tras incendiarse pudo ser el mencionado en Leucipa y Clitofonte de Aquiles Tacio, donde el general Sóstrato, al resolver el oráculo, explica que en Tiro hay un recinto sagrado donde crece un olivo junto a un fuego con grandes llamas, cuyas cenizas lo abonan. Además, un exvoto privado en Beirut de los primeros siglos del Imperio romano conformado por un relieve en una placa de caliza. A la izquierda, muestra a una figura femenina en un lecho. En el centro un cérvido o cabra con un águila sobre el dorso y amamantando a un niño por debajo. A su derecha, un árbol con una serpiente enroscada alza sus ramas ondulantes sobre la escena, como si estuviera en llamas.
Según Filóstrato, en el templo de Melqart de Gades, se informaba de la presencia de un olivo de oro con frutos de esmeraldas de Pigmalión, que es la versión griega del nombre fenicio Pumayyaton. Según Timeo, la isla de Cotinusa, donde se situaría el Heracleion, debía su nombre a la abundancia de acebuches u olivos silvestres (κότινος, kótinos).
Oráculo, sueños y posesión de tierras
Tiro
La ciudad inexpugnable sería asediada y conquistada por Alejandro Magno en el 332 a.C. gracias al puente formado por las ruinas de pueblos vecinos, que la conectó permanentemente al continente como un istmo. Como el resto de ciudades fenicias, iba a entregarse voluntariamente al macedonio y a obedecerle, enviándole una embajada con los ciudadanos más importantes, incluyendo el hijo del rey Azemilco (340-332 a.C.) al frente de la flota, y una corona de oro. Cuando Alejandro quiso realizar un sacrificio en el santuario tirio de Heracles, que entonces celebraba su égersis ("resurrección"). Su intención de integrarlo en el panteón griego, combatir el nacionalismo tirio y aludir que el propio oráculo le había instado a realizar el sacrificio, produjo el rechazo entre los enviados, que contestaron que lo hiciera en el Paleotiro, un santuario a las afueras de la ciudad. Según Justino, el Paleotiro era un santuario más antiguo. Según Arriano, al volver a la ciudad, los tirios cumplen el resto de deseos pero no dejarán entrar ni a macedonios ni a persas.
Se puede deducir que Alejandro conocía los mitos fundacionales de Tiro y quería tomar el papel de los fundadores de la ciudad, ofendiendo a los tirios.
Gadir
Filóstrato indicó que en el santuario había una estatua de Temístocles en posición pensativa, como si pensara la respuesta del oráculo. Según Dión Casio, Caracalla ejecutó a Cecilio Emiliano, procónsul de Baetica, por haberlo consultado, puede que conocer su futuro político o la salud del emperador.
Las figuras más importantes en acudir a él fueron Aníbal Barca y Julio César. Tras la toma de Sagunto en el 219 a.C., según Livio, Aníbal visitó Gadir, cumpliendo sus votos con Hércules y comprometiéndose con otros por si todo resultaba satisfactoriamente. Según Silio, entregó ofrendas y quiso conocer el desenlace de la guerra.
Según Suetonio, Julio César, entonces cuestor de Hispania Ulterior, lloró al contemplar una estatua de Alejandro Magno en el Heracleion gaditano, pues a su edad no había conquistado el mundo. Posteriormente, tanto por Suetonio como por Dión Casio, se sobresaltó con un sueño donde sometía a su madre, pero los exégetas interpretaron que significaba que tendría el poder para dominar el mundo. No obstante, para Plutarco, estos dos sucesos no ocurrieron ni en ese orden ni consecutivamente.
En De Abstinentia, Porfirio de Tiro cuenta que Bogud, rey de Mauritania, fue ejecutado por Agripa en Metona por el asedio del Heracleion gaditano del 38 a.C. Indica que los sacerdotes están prescritos por ley sagrada a bañar diariamente el altar con sangre. Al no encontrar víctimas durante el asedio, el sacerdote tuvo una visión donde se encontraba entre las columnas de Heraclion, contemplando a un pájaro posado en el altar, pero que volvía a sus manos cada vez que lograba alzar el vuelo. Al despertarse, se colocó en lo alto del edificio como en la visión, viendo al pájaro de su visión y esperando emularla. Esta se colocó en el altar y luego se dirigió a las manos del sacerdote, pudiendo cumplir el sacrificio. Como en el relato de Nono, el ave se entrega voluntariamente para ser sacrificada. Muestra que Melqart proporcionaba el poder de tomar la tierra, permitiendo enraizar las islas errantes con los sacrificios en su honor.
En el último libro del Epítome de Justino, resume Historias Filípicas de Pompeyo Trogo, con notorios lapsus en su relato. En el fragmento de la llegada de los cartagineses a la península ibérica, retrocede en el tiempo hasta la fundación de Gadir, que experimenta un auge y es defendida por los cartagineses, que comparten origen en un sueño común, de los pueblos vecinos. De esta manera, se logra un control púnico en parte de la península. Tiempo después, llegaría Amílcar Barca a la península. No obstante, se ha planteado una interpretación que acercaría los periodos temporales mencionados e implicaría una ciudad fundada por los gadiritas, quizás Carteia, generando el conflicto con sus vecinos. Tanto para Timóstenes de Rodas como para Estrabón, Carteia fue fundada por Heracles, situándose el suceso en el siglo IV a.C.
Lo que mostraría una y otra vez es que el oráculo se muestra en un sueño y que a través de él se reclaman unas tierras. El rito se repetiría con la fundación de ciudades, como atestigua el epíteto archegetes ("fundador, líder") de Heracles en el texto griego de los cipos de Malta. La excepción sería Cartago, fundada por Dido o Elisa en su huida de Tiro.
Aunque no se han podido demostrar los viajes de Hannón e Himilcón ni la expedición a las columnas de Heracles, los relatos de fundación tienen elementos que parecen haber formado parte de los ritos de Melqart. Como los judíos medievales, su medio de vida podría haberles granjeado mala fama.
Fuente
- Martí-Aguilar, M. Á. (2014). ¿ Mentira fenicia? El oráculo de Melqart en los relatos de fundación de Tiro y Gadir. In Fraude, mentiras y engaños en el mundo antiguo (pp. 13-34). Edicions de la Universitat de Barcelona.