La hormiga que ataca otras colonias para esclavizarlas
Normalmente se considera a las hormigas como trabajadoras infatigables, pero hay un género que se comporta más como la cigarra del famoso cuento. Las hormigas del género Polyergus, llamadas hormigas amazonas, usan a las hormigas del género Formica para hacerles todo el trabajo.
Su comportamiento se debe a que debido a sus penetrantes mandíbulas, son incapaces de cuidar a sus crías, habiendo evolucionado para comportarse como parásito, perdiendo su instinto para cuidar a las crías o alimentarse.
Para poder subsistir, durante las tardes de julio a agosto, una exploradora localiza un hormiguero del género Formica y vuelve dejando un rastro oloroso. La exploradora vuelve al hormiguero Formica seguida por miembros de su colonia, que confunden a las defensoras con unas feromonas que contienen en la llamada glándula de Duffour. Las que se resisten son eliminadas perforándoles la cabeza con las mandíbulas falcadas.
Las hormigas Formica, que superan en número a las Polyergus, adquieren gran importancia en su nueva colonia. En el ataque, también se llevan crisálidas y larvas, que ayudan a mantener la población de la colonia y son cuidadas por las huéspedes. De las crisálidas, las que no eclosionan son consumidas como alimento. Los nuevos trabajadores asimilan rápidamente el característico olor de la población mixta de la colonia Polyergus, sin necesidad de violencia ni represión.
El destino de la reina Formica no siempre es el mismo. Una posibilidad es que la reina fecundada de Polyergus sea adoptada por las hormigas Formica, y a la semana, la primera mate a la segunda. Esto depende del número de hormigas huéspedes. Si no hay ninguna presente o son pocas, la reina seguirá con vida, solo hasta que el número aumente. La otra posibilidad más clemente con la reina, es que la reina fecundada (la invasora) funde un nuevo nido con parte de las guerreras y obreras del nido. Incluso se sabe que la obreras de la P. lucidus pueden reproducirse en ausencia de reina.
Su comportamiento se debe a que debido a sus penetrantes mandíbulas, son incapaces de cuidar a sus crías, habiendo evolucionado para comportarse como parásito, perdiendo su instinto para cuidar a las crías o alimentarse.
Para poder subsistir, durante las tardes de julio a agosto, una exploradora localiza un hormiguero del género Formica y vuelve dejando un rastro oloroso. La exploradora vuelve al hormiguero Formica seguida por miembros de su colonia, que confunden a las defensoras con unas feromonas que contienen en la llamada glándula de Duffour. Las que se resisten son eliminadas perforándoles la cabeza con las mandíbulas falcadas.
Las hormigas Formica, que superan en número a las Polyergus, adquieren gran importancia en su nueva colonia. En el ataque, también se llevan crisálidas y larvas, que ayudan a mantener la población de la colonia y son cuidadas por las huéspedes. De las crisálidas, las que no eclosionan son consumidas como alimento. Los nuevos trabajadores asimilan rápidamente el característico olor de la población mixta de la colonia Polyergus, sin necesidad de violencia ni represión.
El destino de la reina Formica no siempre es el mismo. Una posibilidad es que la reina fecundada de Polyergus sea adoptada por las hormigas Formica, y a la semana, la primera mate a la segunda. Esto depende del número de hormigas huéspedes. Si no hay ninguna presente o son pocas, la reina seguirá con vida, solo hasta que el número aumente. La otra posibilidad más clemente con la reina, es que la reina fecundada (la invasora) funde un nuevo nido con parte de las guerreras y obreras del nido. Incluso se sabe que la obreras de la P. lucidus pueden reproducirse en ausencia de reina.
hagan uno del camaron pistolero
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