Las plantas imitadoras

Ophrys apifera
Hace varios años, parecía que el pez bocón del mármol negro (Stalix cf. histrio) era el no va más entre los imitadores, ya que emulaba al mismísimo pulpo imitador. Sin embargo, por increíble que fuera el caso, como en la gran mayoría, el imitador es un animal. Los casos en los que una planta imita a otra son infrecuentes, pero existen.


Los muérdagos australianos (Loranthaceae) son hemiparásitos capaces de imitar a su huésped, principalmente a través de sus hojas. Al menos 16 de sus especies imitan a uno o más huéspedes. Son aquellas presentes en la selva las que muestran menos especificidad. En ocasiones, se confunden en la distancia, pudiendo percibirse sus diferencias mediante una inspección más minuciosa. Se sostiene que este mimetismo tiene un componente genético relativamente estable para cada especie, establecido como consecuencia de la selección natural. La presión para usar este recurso pudo ser la suficiente para que ocurriera varias veces de forma independiente en varios tipos de muérdago.
Boquila trifoliolata
La Boquila trifoliolata, una enredadera típica de los bosques templados de Sudamérica que que no solo imita a su huésped, sino que un solo espécimen puede imitar a varios. Puede imitar las hojas de los huéspedes en tamaño, forma, color, orientación y la visibilidad de las venas, entre otros rasgos. Si una misma planta pasa de un árbol a otra, se adaptará acorde a la morfología de cada uno, mostrando un aspecto distinto en cada segmento de su recorrido. Las hojas de aquellas plantas que crecían a nivel del suelo no se diferenciaban de aquellas que lo hacían sobre árboles sin hojas.

Se considera que esta estrategia les sirve para evitar ser devoradas por los herbívoros, ya que aquellas en el suelo o troncos sin hojas eran consumidas con más frecuencia que las que se mimetizaban. Además, como enredadera, el hecho de situarse en un nivel superior fuera del alcance de la mayoría de herbívoros le supone una defensa adicional.

A diferencia del muérdago australiano, la B. trifoliolata no tiene conexión fisiológica con el huésped. Incluso puede imitarlo sin tener un contacto directo. Por otra parte, el muérdago australiano muestra más especificidad.
Cryptostylis ovata
La orquídea de lengua australiana (Cryptostylis) imita el aroma y color de las avispas Lissopimpla excelsa hembras para atraer al macho de la especie. En algunas especies, también imitaba la forma de la avispa hembra, aunque por lo general, la forma varía de una especie a otra. Las plantas llegan a imitar detalles de la avispa que incluso el polinizador no tiene la capacidad visual de percibir, por lo que deben ser reconocidas por el tacto. Además, estos detalles permiten que la avispa se oriente correctamente para la polinización. Por otra parte, estas orquídeas son más grandes que las avispas a las que pretenden imitar, pudiendo actuar como super-estímulos, ya que algunos insectos eligen a las hembras de mayor tamaño al relacionarlo con la fecundidad, aunque se cree que su tamaño simplemente les hace más fácilmente detectables desde la distancia.
Turnera sidoides ssp.pinnatifida
La Turnera sidoides ssp.pinnatifida imita a las malváceas (Malvaceae) desde el punto de vista de la abejas, atrayendo polinizadores. Las primeras suelen presentar las mismas colores que las malváceas de la región.

Por otra parte, la Byttneria aculeata, de la familia de las malváceas, puede mostrar variegación en las hojas para mostrar manchas blancas para simular los mordiscos de larvas, evitando que los herbívoros se alimenten de ellas u otros insectos depositen allí los huevos.

La planta imitadora que, irónicamente, es más conocida es la llamada planta piedra (Lithops), cuyo nombre vulgar denota su apariencia. Son plantas de Namibia y Sudáfrica caracterizadas por el aspecto de sus dos anchas hojas que la asemejan a un par de piedras.

El Elaeocarpus hookerianus Raoul de Nueva Zelanda tiene una peculiaridad, ya que su aspecto cambia completamente tras dejar atrás su juventud. En esta, presenta unas ramas birfurcadas con hojas de formas muy variables de colores de marrón a negro, pareciéndose a ramitas muertas. Sin embargo, al alcanzar los tres metros, el ángulo de sus ramas se cierra y produce hojas más grandes, elípticas y verdes. Esto pudo servir para confundirse con el entorno y pasar desapercibida para los moas (Dinornithidae). Cuando la planta ha alcanzado determinada altura, las hojas comienza a producir proyecciones con formas de espinas que dificulta el consumo a los animales. No obstante, también se ha propuesto que las ramificaciones en su juventud le permitirían a la planta buscar nuevos ambientes de luz tanto horizontal como verticalmente.

Fuentes

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