Las almenaras del imperio bizantino
En El señor de los anillos, Minas Tirith encendió su almenara cuando se encontró bajo asedio (en la película lo hizo Pippin a instancias de Gandalf). De esta manera, los rohirrim podían seguir el sistema de doce almenaras en las Montañas Blancas que llegaba hasta Edoras, la capital de Rohan. Dadas las similitudes de Gondor con el imperio bizantino, no sorprende conocer que este tuviera un sistema similar.
En el imperio bizantino, el sistema de nueve almenaras comenzaba en Loulon, en un pico de los montes Tauro junto a las Puertas Cilicias, y terminaba en Constantinopla junto al palacio en el Faro. No se conoce con exactitud la ubicación de Loulon. El arqueólogo escocés William Mitchell Ramsay lo situaba a 300 metros de altura entre el paso de las Puertas Cilicias y Tiana al norte de Faustinópolis, sobre un valle a 1200 metros sobre el nivel del mar. Otra opción era al sur de Faustinópolis, en un pico a unos 1900 metros más, que proporciona una mejor visión de la segunda almenara. La fortaleza de Loulon habría sido tomada por los árabes entre finales del siglo VIII y IX y recuperada por Basilio I (811-886), manteniéndose bajo dominio bizantino hasta a finales del siglo XI.
El sistema fue inventado por León de Tesalónica (790-869), permitiendo transmitir el mensaje a través de 720 kilómetros en una hora. En la fortaleza de Cilicia cerca de Tarso y en el palacio de Constantinopla se albergaban dos clepsidras idénticas con las horas marcadas. Según la hora, la señal tenía un significado distinto.
Los griegos normalizaron esta táctica en la guerra del Peloponeso. Luego la usaron los macedonios y seléucidas, y, según las columnas de Trajano y Marco Aurelio, los romanos también las usaron. En el siglo XI, los árabes usaron mensajeros y palomas mensajeras en combinación con las señales de humo de día y el fuego por la noche en Siria a través de Damasco y de Gaza a El Cairo. En la Grecia medieval, el sistema más largo conectaba Termópilas con Tebas a unos 100 kilómetros, mientras los venecianos en 1204 tenían una serie de torres en la isla de Eubea para advertir de los ataques marítimos.
En la Rus de Kiev, el sistema transmitía mensajes de Kániv a Kiev, cruzando el río Dniéper, en 10-15 minutos. En la Inglaterra medieval, desde tiempos medievales tenían un sistema costero de tres almenaras, una de ellas más alejada de la costa: encender una implicaba el avistamiento de un barco enemigo; dos señalaba una invasión inminente y la necesidad de avisar a los condados del litoral; tres significaba que el enemigo había tomado tierra y todo el país debía alzarse. Su uso más destacado fue contra la gran armada de 1588.
Sin embargo, estos sistemas servían cuando, a diferencia del bizantino, el mensaje se transmitía a un solo punto. Otro problema que tenían es que las clepsidras debían comenzar a vaciarse con una señal acordada, siendo impracticable cuando debían usarse a distancias demasiado grandes. Como se dijo antes, el sistema de León tenía una clepsidra en cada extremo que o bien se comenzaba a vaciar a una hora acordada o lo hacía continuamente. Cuando llegaba un mensaje a Constantinopla, se podía deducir el tiempo que había tardado en llegar el mensaje para saber qué quería decir.
En el imperio bizantino, el sistema de nueve almenaras comenzaba en Loulon, en un pico de los montes Tauro junto a las Puertas Cilicias, y terminaba en Constantinopla junto al palacio en el Faro. No se conoce con exactitud la ubicación de Loulon. El arqueólogo escocés William Mitchell Ramsay lo situaba a 300 metros de altura entre el paso de las Puertas Cilicias y Tiana al norte de Faustinópolis, sobre un valle a 1200 metros sobre el nivel del mar. Otra opción era al sur de Faustinópolis, en un pico a unos 1900 metros más, que proporciona una mejor visión de la segunda almenara. La fortaleza de Loulon habría sido tomada por los árabes entre finales del siglo VIII y IX y recuperada por Basilio I (811-886), manteniéndose bajo dominio bizantino hasta a finales del siglo XI.
El sistema fue inventado por León de Tesalónica (790-869), permitiendo transmitir el mensaje a través de 720 kilómetros en una hora. En la fortaleza de Cilicia cerca de Tarso y en el palacio de Constantinopla se albergaban dos clepsidras idénticas con las horas marcadas. Según la hora, la señal tenía un significado distinto.
Localización de las almenaras
- Loulon, cerca de Faustinópolis.
- Monte Hasan, a 3253 metros de altura, o Erciyes, a 3916 metros sobre el nivel del mar.
- Monte (I)samos al norte del lago Tuz.
- En las colinas al sur del río Porsuk, cerca de Dorilea.
- Ladera del monte Keşiş.
- Monte Kurban (Kyzikos)
- Monte Samanli (Mokilos) en la región del Mármara.
- El monte de San Auxencio, a 16 km de Calcedonia.
- Constantinopla
Uso de almenaras en la antigüedad
Su utilización no comenzó aquí. Ya se mencionaba en Agamenón de la trilogía de las Orestíada de Esquilo con el centinela que esperaba en Micenas la señal del fin de la guerra de Troya y el regreso de Agamenón. Los asirios tenían almenaras cada dos horas de viaje, dependiendo de un mensajero que aclaraba los detalles que provocaron su encendido. Herodoto (IX, 3) habla de un sistema de almenaras persa en la costa de Asia menor a través del Egeo por las islas hacia Ática en su invasión a Grecia en el 480 a.C. El general Mardonio informaba de esta manera a Jerjes en Sardes de camino a Susa de que había ocupado Atenas por segunda vez. Aristóteles añadía que el sistema persa se extendía de la frontera persa a Susa y Ecbatana, permitiendo al rey recibir noticias de lo que sucedía en Asia en un día.Los griegos normalizaron esta táctica en la guerra del Peloponeso. Luego la usaron los macedonios y seléucidas, y, según las columnas de Trajano y Marco Aurelio, los romanos también las usaron. En el siglo XI, los árabes usaron mensajeros y palomas mensajeras en combinación con las señales de humo de día y el fuego por la noche en Siria a través de Damasco y de Gaza a El Cairo. En la Grecia medieval, el sistema más largo conectaba Termópilas con Tebas a unos 100 kilómetros, mientras los venecianos en 1204 tenían una serie de torres en la isla de Eubea para advertir de los ataques marítimos.
En la Rus de Kiev, el sistema transmitía mensajes de Kániv a Kiev, cruzando el río Dniéper, en 10-15 minutos. En la Inglaterra medieval, desde tiempos medievales tenían un sistema costero de tres almenaras, una de ellas más alejada de la costa: encender una implicaba el avistamiento de un barco enemigo; dos señalaba una invasión inminente y la necesidad de avisar a los condados del litoral; tres significaba que el enemigo había tomado tierra y todo el país debía alzarse. Su uso más destacado fue contra la gran armada de 1588.
Problemas y soluciones
El problema que tienen estos sistemas es que, o bien solo transmitían un solo mensaje o dependían de un mensajero que lo detallara. A pesar de que León permitió la posibilidad de transmitir distintos mensajes, el sistema fue ideado por Eneas el Táctico (s. IV a.C.) en Poliorcética, aunque se desconoce si se llegó a poner en práctica. Polibio ideó un sistema de semáforo donde transmitir mensajes escritos, dado que agrupaba el alfabeto griego en cinco series de cinco letras. Las antorchas indicaban el número de la letra y la sección en la que se situaba, transmitiendo laboriosamente el mensaje a largas distancias. Según Polieno en Estratagemas, los cartaginenses usaban un sistema similar al descrito por Eneas, en el que se transmitía un mensaje distinto según lo que se tardase en encender la segunda almenara.Sin embargo, estos sistemas servían cuando, a diferencia del bizantino, el mensaje se transmitía a un solo punto. Otro problema que tenían es que las clepsidras debían comenzar a vaciarse con una señal acordada, siendo impracticable cuando debían usarse a distancias demasiado grandes. Como se dijo antes, el sistema de León tenía una clepsidra en cada extremo que o bien se comenzaba a vaciar a una hora acordada o lo hacía continuamente. Cuando llegaba un mensaje a Constantinopla, se podía deducir el tiempo que había tardado en llegar el mensaje para saber qué quería decir.
Fuentes
- Pattenden, P. (1983). The Byzantine early warning system. Byzantion, 53(1), 258-299.