Paneb, cuando la mala fama te persigue durante milenios

Valle de los Reyes

Por lo general, las polémicas se acaban olvidando con el tiempo, pero los testimonios de las malas lenguas dejaron un testigo milenario de la infamia de Paneb, un capataz de Deir el-Medina durante el reinado del faraón Siptah (c. 1194-1188 a.C.). El papiro adquirido y compartido por Henry Salt (Papiro Salt 124) proporcionaba las quejas del trabajador Amennakht sobre la idoneidad de Paneb para suceder el puesto que se había heredado en su familia durante tres generaciones.

Problemas familiares

Este papiro comienza con el denunciante Amennakht, que procede de una familia de patrones, ya que este cargo solía ser hereditario. Su abuelo Neferhotep fue capataz en Deir el-Medina en la época del faraón Horemheb (c. 1323-1295 a.C.), su padre Nebnefer lo fue durante el reinado de Ramsés II (c. 1279-1213 a.C.) y su hermano mayor Neferhotep lo fue durante el reinado de Seti II (c. 1200-1194 a.C.). A la muerte de su hermano, cuando el puesto recae sobre Paneb, Amennakht lo considera una afrenta. Por ello acusa a Paneb de sobornar con cinco sirvientes de Nebnefer al entonces visir Preemhab para asegurarse el puesto. Dado que el cargo no se heredaba automáticamente, es posible que este fuera un procedimiento habitual.

Este denuncia ocurrió después de la muerte de su hermano Neferhotep, quien fallecería posiblemente durante la crisis sucesoria del faraón usurpador Amenmeses (1203-1200 a.C.), que tomó Tebas en la orilla opuesta a Deir el-Medina, y Seti II. Según la interpretación del término "enemigo" (ḫrw), el acusado de la muerte pudo ser un extranjero, como beduinos o libios, el faraón usurpador o el propio Paneb. Sea como fuere, este asumió el cargo en el quinto año del reinado de Seti II, entre el 1195-1196 a.C, contándose tras la muerte de su padre el faraón Merenptah (c.1213-1203 a.C.).

Realmente, Paneb pudo haber heredado el puesto de Neferhotep, porque este lo adoptase con la autorización de su padre Nefersenut, hijo de Kasa, o al quedarse huérfano. Esto habría ocurrido cuando este tenía 20 años, estando posiblemente casado, con algún hijo y cierta posición, razón por la que su padre adoptivo le enseñaría su oficio. A pesar de esto, Amennakht aludió a la costumbre de transmitir el cargo a los hermanos cuando alguien no tiene hijos.

Viendo ignorada su primera denuncia, Amennakht volvería a querellarse ante otro visir en el sexto año de Ramsés III (c. 1184-1153 a.C.), esta vez acusándolo de mayores calamidades. Una de las acusaciones es la de aprovechar su posición de capataz para robar en la tumba de Seti II, mostrando así su enorme ingratitud ante el faraón bajo el que obtuvo su cargo. Conviene recordar que Deir el-Medina se encuentra junto al Valle de las Reinas y cerca del Valle de los Reyes. De igual manera, le acusaría de profanar tumbas, templos y sentarse sobre el sarcófago de un faraón.

También lo consideraba incapaz de controlar sus impulsos, pues lo acusó de violar a una mujer, de mantener relaciones sexuales con varias mujeres casadas y con una mujer y su madre, quien tendría relaciones incestuosas con su propio hijo. Lo consideró un hombre violento que pegaba a los trabajadores y otros capataces, incluido Neferhotep, a quienes amenazaba de muerte. Además de culparlo del soborno al anterior visir, lo inculpó de sobornar al escriba Kenherkhepeshef para librarse de problemas. Por último, lo denunció por perjurios y de abuso de poder.

Al parecer, entre esas denuncias se menciona una discusión de Paneb con su padre adoptivo, a quien le tiró una piedra, le rompió una puerta y le amenazó con matarlo por la noche, razón por la que varios hombres tuvieron que protegerlo, siendo agredidos nueve de ellos. Neferhotep lo denunció al visir, pero Paneb acudió al faraón usurpador para quejarse del visir y este, queriendo poner al cargo a alguien favorable, destituyó al visir.

Sentencia

Paneb finalmente perdió su cargo por mala conducta. Crímenes como el saqueo de tumbas reales para usar sus piedras en su propio túmulo generó la ira de la administración. No obstante, su tío Amennakht tampoco obtuvo su puesto, sino que se lo quedó un tercero, Nekhemmut. La imagen interesada que ofreció su tío contrasta con las imágenes de las estelas de sus familiares, que muestran a Paneb como un hombre íntegro, digno, ejemplar, respetuoso y sereno que adoraba a la diosa Meretseger, que moraba en el cercano pico El-Qurn.

Fuentes

  • Sales, J. D. C. (2012). O caso Paneb (Papiro Salt 124). Entre a frustração e o senso de justiça. Cultura. Revista de História e Teoria das Ideias, 30, 13-37.

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