La llamarada de Carrington, cuando las auroras polares cubrieron el mundo

Aurora boreal
Para aquellos que no vivimos cerca de las zonas polares, la única forma de ver auroras polares es viajar o contemplarlas en imágenes. Sin embargo, en 1859, una enorme eyección de masa coronal produjo la mayor tormenta solar conocida. Tal fue su magnitud que las auroras llegaron hasta el ecuador.

 

Manchas solares observadas por Richard Carrington

El suceso se conoce como la llamarada de Carrington en honor a Richard Carrington, un astrónomo aficionado que unos 6-7 años se había construido un telescopio de tecnología punta para observar manchas solares en su casa de Redhill. Carrington registraba meticulosamente sus observaciones. El 1 de septiembre de 1859 percibió una mancha solar enorme y definida en la que había dos puntos brillantes que, escéptico, inicialmente determinó que provenían de una avería del propio instrumento. Sin embargo, tras revisar su estado y llamar a un testigo para que repitiera sus observaciones, se percató de que los puntos brillantes habían cambiado de posición y se habían atenuado. Calculó que tendrían el tamaño de la Tierra y se desplazaban a 675 924 km/h. Posteriormente al suceso fue informado que el astrónomo Richard Hodgson del observatorio de Kew había avistado esas anomalías desde el 27 de agosto al 5 de septiembre.

Tanto el 1 como el 2 de septiembre de 1859 se observaron auroras boreales en muchos lugares donde no son habituales, como en México, Cuba, El Salvador, Panamá, Colombia, España, la India o Hawái. Debido a la menor población y densidad de esta, los testimonios en el hemisferio sur son más escasos, aunque se sabe que fue avistada en Australia y en Samoa. Se describió su aspecto inusual, como un torrente lechoso con un ocasional y leve tono carmesí. Cuando la aurora cubría todo el cielo, había quien veía auroras "negras", pero estas eran las zonas menos luminosas. También se observaron auroras pulsátiles en forma de destellos

Los sistemas de telegrafía, especialmente en Estados Unidos donde estaban la mayoría, experimentaron disrupciones tanto antes como después del evento. Las baterías y transformadores de los nodos del sistema que no se habían desconectado se sobrecargaron. En algunos lugares incluso llegaron a usar el telégrafo con las fuentes de alimentación apagadas gracias a la corriente inducida, comunicándose a distancias normalmente imposibles, como Boston, Massachusets, y Portland, Maine. Algunas estaciones telegráficas se incendiarion, aunque sin producir daños personales.

Eyección de masa coronal del 2012

Sin embargo, a pesar de todo solo hubo daños materiales limitados. Esto es así porque de los 1 400 millones de habitantes de la época, la mayoría era una población rural sin acceso a ningún sistema eléctrico y con máquinas de vapor. En esa época solo cuatro ciudades chinas y Londres superaban el millón de habitantes. Actualmente, con 7 600 millones habitantes, la mitad vive en ciudades y depende de la electrónica. Teniendo en cuenta que existen 500 ciudades de más de un millón de habitantes (160 en China y 53 en la India), un fenómeno similar no solo evitaría el funcionamiento del sistema eléctrico, sino que, dada la cantidad y densidad de población, las reservas de recursos en las ciudades se agotarían en semanas.

Fuentes

  • Giegengack, R. (2015). The Carrington coronal mass ejection of 1859. Proceedings of the American Philosophical Society, 159(4), 421-433.
  • Cárdenas, F. M., Sánchez, S. C., & Domínguez, S. V. (2016). The grand aurorae borealis seen in Colombia in 1859. Advances in Space Research, 57(1), 257-267. 
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