Vanir, los dioses que los æsir no pudieron vencer

El mal de amores de Frey, por W.G. Collingwood
En la mitología nórdica, hay varios grupos con límites difusos, como los jötnar, los troles, los elfos, los enanos y las nornas. Entre los dioses (regin, tífar, goð, bǫnd o hǫpt), destacan los æsir, desde cuyo punto de vista suelen contarse los mitos, pero también están los vanir. Habitualmente, se suelen separar como deidades guerreras frente a granjeras, que entraron en conflicto, pero ¿qué es lo que realmente se sabe de los vanir? ¿Cuáles son sus funciones?

Etimología

Se han sugerido varias procedencias. La más prometedora deriva de la raíz indoeuropea *wen-, que podría usarse en el latín Venus, diosa del amor; el inglés antiguo wynn ("alegría"); el nórdico antiguo vin ("pradera") y el gótico winja ("pasto, forraje"). Todos estarían relacionados con la idea de fecundidad que transmite el crecimiento fresco con el que se sustenta a las bestias.

Otra opción sería desechar el origen indoeuropeo. Esta alternativa menos popular lo sitúa como un cognado del inglés antiguo won, presente en Wonræd, pero la frecuencia de aparición de álfr/ælf, áss/os y vanr/won en el nórdico antiguo e inglés antiguo deberían ser equivalentes.

Menciones

El atractivo de los vanir reside en ser un grupo equiparable a los æsir, que disfrutan de un gran protagonismo, pero estar envueltos en misterio por sus escasas menciones.

En la poesía escáldica, son mencionados tres veces: en la segunda estrofa de Eíriksmál, de mediados del siglo X; en la tercera estrofa del lausavísa de Þórðr Særeksson, del siglo XI, y en la quinta estrofa de Øxnarflokkr de Einar Skúlason, de mediados del siglo XII. Tan solo la primera es precristiana, aunque su presencia es cuestionable pues suele interpretarse habitualmente como vánir ("extirpaciones").

En la poesía éddica, los vanir tan solo se mencionan siete veces: en la 24ª estrofa del Vǫluspá; dos veces en la 39ª estrofa del Vafþrúðnismál; en las 17ª y 18ª estrofa del Skírnismál; en la 19ª estrofa del Sigrdrífumál y en la 15ª estrofa del Þrymskviða. La gran frecuencia con la que aparecen en aliteraciones de vísir (sabio)-vanir, en muchas ocasiones tras otra usando æsir-alfar, es un factor clave para identificarlo. Caso aparte es la aparición del topónimo Vanaheimr en el Vafþrúðnismál, que Snorri conecta con el nombre propio Vanlandi de la tercera estrofa del Ynglingatal, que posiblemente date del siglo IX. En el Alvíssmál se menciona a los vanir en nueve de las trece listas de sinónimos.

Conflicto


En el
Vǫluspá, en sus estrofas 21-24, las nornas narran el primer conflicto del mundo. Primero llegó Gullveig ("licor dorado"), que fue arremetida con las lanzas y quemada tres veces en el salón de Hár, pero siempre renacía. Luego, Heiðr ("pagano/brillante") vagó por los hogares practicando seiðr, embrujando las mentes, ganando visión y siendo la alegría de las mujeres malvadas. Cuando Odín arrojó su lanza, comenzó la primera guerra, siendo derribado el muro de los æsir y el campo de batalla dominado por los vanir. Entonces, se reunieron los dioses y debatieron si debían dar tributo o el culto pertenecía a todos por igual, así como quién envenenó el aire o entregó a la esposa de Óðr a la prole de los jötnar.

Por una parte, en el Codex Regius, donde se preserva la Edda poética, esto está precedido por la estrofa 20, mientras, en el Hauksbók, las estrofas 25-27 y 40-41, donde Loki es atado, se sitúan entre la 20-21,, sugiriendo un castigo y su relación con la guerra. Por otra parte, por sí solo, es un texto confuso porque hace falta un conocimiento previo para comprenderlo. De hecho, es posible que el debate se referenciara una historia de transición que implicara la reconstrucción de la muralla de Asgard, pero es un fragmento que los poetas no incluyeron. 

Dvasir siendo desangrado por Fjalar y Galar, ilustración de Franz Stassen.

El
Skáldskaparmál de la Edda prosaica de Snorri Sturluson se menciona explícitamente la tregua, donde los dioses de ambos bandos escupieron en un cántaro. De este surgiría Kvasir, un sabio que podía responder a cualquier pregunta, pero sería asesinado en sus viajes por los enanos Fjalar y Galar, asesinos también del jötunn Gilling y su esposa. Con la sangre de Kvasir mezclada con miel, crearon el hidromiel de la poesía.

En la saga de los ynglingos del Heimskringla, recopilada por Snorri, se cuenta un relato evemerizado de los reyes de Escandinavia, es decir, habla de los dioses como si hubieran sido personas reales. En esta, cuenta que al norte de la Gran Suecia hay un río llamado Tanais que anteriormente se llamaba Tanakvisl o Vanakvisl. Este río divide Asia, llamada Asaland o Asaheim, con capital en Asgard, de Europa. Afirma que Odín atacó a los vanir, que vivían en el delta del río, pero que estos defendieron bien su país, por lo que ambos consiguieron victorias. Como se atacaban mutuamente causando daños, y no parecía que el conflicto fuera a tener fin, acordaron la paz e intercambiaron rehenes. Los vanir entregaron a sus mejores hombres: Njörðr el rico y a su hijo Freyr. Mientras tanto, los æsir entregaron a Hœnir, gran y atractivo hombre a quien creían apto para ser jefe. Le acompañó Mímir, el más sabio de los hombres, y recibieron a cambio a Kvasir. Sin embargo, cuando los vanir convirtieron a Hœnir en jefe, era dependiente de los consejos de Mímir. En su ausencia, cada vez que debía tomar una decisión importante, decía: "Dejad a otros aconsejar". Sospechosos de haber sido engañados, los vanir decapitaron a Mímir y enviaron su cabeza a los æsir. Odín evitó su descomposición con hierbas y pronunció unos conjuros mágicos para que pudiera hablarle sobre las cosas ocultas. En Asgard, Njörðr y sus hijos se convirtieron en supervisores de los sacrificios, siendo Freyja la primera en dar a conocer la magia (seiðr) conocida por los vanir. No todas sus costumbres fueron bienvenidas, pues se despreció el matrimonio de Njörðr con su hermana.

Grupo

Por lo tanto, tenemos que la mayor parte de la información sobre los vanir como grupo procede de Snorri, que expande las pocas estrofas del Vǫluspá, y cuya información en prosa no se ha conservado en ningún autor ajeno a Snorri. A pesar de que las tres deidades citadas como vanir son considerados miembros de una familia, en la saga de los ynglingos se trata de un grupo de personas sin vínculos familiares y tanto el Vǫluspá como el Skáldskaparmál trata una guerra entre dioses, en general, no entre colectivos. En primera instancia, podría pensarse que se trata de una facción divina, pero veremos que no es caso.

En la quinta estrofa del Øxnarflokkr de Einar Skúlason se usa el kenning (1) vana brúðr ("esposa de los vanir"), referencia a Freyja. Por extensión, se incluye en el grupo a su padre y a su hermano, a quienes Snorri ofrece otros kennigar cuyo uso no se ha conservado. Los tres eran Vanaguð ["dios de los vanir"]. Ambos dioses son Vananið ["descendencia de los vanir"] y vanr, el singular de vanir. En la sexta y séptima estrofa del Skáldskaparmál, Freyja es llamada Vanadís ["dís de los vanir"], mientras Freyr se menciona como Vaningi, de significado desconocido. Gullveig, como sugiere su asociación con el oro, es un nombre de Freyja, como Hár lo es de Odín, que vaga buscando a Óðr, que tiene equivalencias con el Padre de Todos, y en esos viajes practica su magia, como Heiðr.

Fuera de estos tres miembros, se puede llegar a incluir a Ullr por su presencia en los topónimos cercanos a otros con referencia a Freyr y Njörðr. En el lausavísa de Þórðr Særeksson, se menciona a la esposa del dios sabio que no empezó a amar al vanr, pudiendo ser una referencia a Skaði y su relación con Njörðr, ambos añorando alternativamente las montañas y el mar, respectivamente, cuando permanecían en el lugar favorito del otro. Aunque fuera una gýgr, las identidades en los textos no suelen ser ni estables ni excluyentes.

Procedencia

Los escandinavos intentaron conectar su historia con la de Troya, como hicieron romanos, francos y británicos, pero además la vinculan con sus dioses paganos. Su posición en el mundo real en el Heimskringla ha llevado a buscar su identidad. Dado que los finlandeses y lapones eran conocidos por su magia, hubiera sido razonable argumentar que debían tener una posición más cercana a los vanir históricos.

El río Tanais se identifica con el río Don, que desemboca en el mar de Azov. Por ello, se han identificado con los húngaros, cuyo origen, según Regino de Prüm (842-915 d.C.) estaba en el delta de este río y que comenzaro na ser una amenaza para los carolingios, como los vikingos. No obstante, se ha sugerido que el conflicto entre dioses pudo partir de la guerra entre francos y alanos de Historia de los francos de Gregorio de Tours, donde los segundos, según la historiografía medieval, habitaban esta zona.

A pesar de ello, no es necesario que se correspondan con un pueblo real. Al tratar de un relato prehistórico con elementos mitológicos, que inherentemente se sitúan en una época indatable, podría identificarse con cualquier pueblo que habitara la zona. Por ejemplo, la Rus de Kiev o el Kaganato jázaro podrían ser otras opciones. Asimismo, Snorri crea una genealogía para Vanlandi como hijo de Sveigðir y Vana de Vanaheimr y como nieto de Yngvi-Freyr. A través del río conecta a Vanlandi con los vanir, pero no parte de una etimología real, sino de paranomasia, basándose en palabras que suenan parecido.

Una hipótesis argumenta que los æsir y vanir fueron panteones de dioses que llegaron a distintas poblaciones de Escandinavia en el Neolítico. Los æsir habrían llegado desde Alemania a Dinamarca a través de Jutlandia, mientras los vanir llegaron por el mar, desde la isla danesa de Bornholm o el mar Báltico, a Suecia.

Funciones e identidad

Tapiz de la iglesia de Skog con tres reyes o dioses.

Los vanir suelen considerarse deidades agrícolas frente a los bélicos æsir. La asociación de Freyja con el oro y los enanos o Freyr con la fertilidad los asociaban con la tierra. Esta idea se afianzaba con la triada de Freyr con Odín y Thor, con ejemplos como el contado por Adán de Bremen en el templo de Upsala, que parecían confirmar la división tripartita de las funciones de Georges Dumézil. Sin embargo, este reparto de funciones está cada vez más en desuso al encontrarse más excepciones que muestras que cumplan la norma. Queda patente en Thor, que no era únicamente una divinidad guerrera, sino que compartía una función en la fertilidad.

Cuando se estudian individualmente, no se aprecia una división de funciones entre vanir y æsir ni en la poesía, ni la prosa o los topónimos. Al contrario de lo esperado, los vanir tienen una relación íntima con el oficio real y los æsir con los poderes generativos y creativos de forma exclusiva. Freyr es gobernante de Álfheimr y Odín está más relacionado con la sexualidad que él, pues las connotaciones sexuales de Freyr se asocian más con la virilidad y el poder del gobernante.

Interpretación tradicional

Gullveig siendo levantadas con lanzas sobre el fuego, por Lorenz Frølich.

Sin embargo, parte del debate deriva en que los versos no son directos, sino que tienen varias lecturas y en la elección y colocación de las palabras pesa más el fin poético que el semántico. Siguiendo una visión tradicional, se interpreta a los æsir y los vanir como grupos con perspectivas opuestas. Se razona que en el Vǫluspá observamos el enfrentamiento entre el culto hogareño femenino representado por Freyja y el estatal masculino representado por Odín, de forma similar al combate del Vǫlsa þáttr (c. 1380) entre ideas paganas y cristianas.

En esta lectura, los æsir tienen una noción individualista masculina cuya fuerza, mediante el uso de las armas, no puede vencer a la relacionalidad femenina, que define a las personas por sus relaciones. De esta manera, las lanzas que les clavan actúan como símbolos fálicos pero, al aceptarlas, les permiten prosperar y renacer con más vigor. Esto pretende explicar ese riesgo percibido sobre la masculinidad en la práctica de seiðr. En esta práctica mágica, se abrían paso a fuerzas externas y a la introducción de unos espíritus llamados gandar, que se relacionan con las serpientes. Esta práctica se consideraba homóloga al del homosexual pasivo. Las amenazas de Skírnir, en nombre de Freyr, a Gerðr con no enfrentarla, sino aislarla de la sociedad y marchitarla sin contacto respondería a lo que supondría una amenaza para un vanir.

Por lo tanto, esta lectura sitúa a los vanir como deidades liminales que supervisan las transiciones en la comunidad, la humanidad y del mundo del que dependen. Ellos son los supervisores del sacrificio en Asgard, práctica que permite a los humanos contactar con el mundo divino. Freyr se asocia con el caballo, animal de paso entre mundos, como Sleipnir de Odín o Yggdrasil ("corcel de Odín"), y con el jabalí, otro animal de sacrificio y símbolo de los guerreros. Freyr también es el único dios que se menciona de niño, relacionándose entonces con la muerte a través del reino de Álfheimr, y se asocia con el matrimonio al cortejar a Gerðr. Fólkvangr ("Campo de la gente"), el hogar de Freyja en la 14ª estrofa del Grímnismál, también la vinculaba con la muerte al recibir a la mitad de los caídos en batalla.

Nerto, por Emil Doepler.

Como en griegos, romanos, egipcios y pueblos de Mesopotamia, el poder mágico residía en los límites. Por ello, el incesto sería una transgresión de estos exclusiva de los vanir, maestros del seiðr. En estos límites también se situarían los ciclos de la cosecha, con Freyja como una hechicera (fordæða) buscando a Óðr como Deméter a Perséfone. Esto también ocurriría con Gefjun ("dadora [de prosperidad/felicidad]"), otro aspecto de Freyja, que, en una apuesta con el rey Gylfi, convierte a sus cuatro hijos con un jötunn en bueyes para obtener toda la tierra que pudiera arar en un día y una noche. Igualmente, en el Vafþrúðnismál, Njörðr alterna entre el mar y la montaña, similar a Nerto, descrito por Tácito en Germania, que salía en un carro, como Freyr, para permanecer un tiempo en el pueblo y volvía a su isla al acabar la temporada. Este ciclo de pérdida y renovación es común con la muerte de Baldr y su reaparición tras el Ragnarök. También se observa cuando Jarl Hákon sacrifica su hijo a Þorgerðr Сǫlgabrúðr, la diosa protectora adornada de oro, y por ello obtiene la victoria en batalla.

A pesar de todo, esta liminalidad tampoco requiere exclusividad, pues Iðunn es una ásynja a cargo del elixir de la juventud.

Sinonimia con álfar

En la quinta estrofa del Grímnismál, Freyr recibe Álfheimr como pago de diente (tannfé), gobernando sobre este reino. Dado que el Gylfaginning de Snorri dice que Freyr controla la lluvia y el brillo solar, lo relacionaría de nuevo con los elfos a través de la álfrǫðull ("rueda elfa"), como se llamaba al Sol. Por otra parte, las frecuentes aliteraciones de æsir y los álfar plantean una posible relación entre ellos. Por ello estarían presentes ambos en la reunión del Lokasenna.

No obstante, los álfar eran originalmente masculinos, ocurriendo en kennigar para guerreros humanos, y las elfas son una invención tardomedieval. Eso excluiría a Freyja. Aunque esto podría sugerir que Freyja pertenece a las dísir, el grupo femenino más cercano, sería absurdo el título vana dís, pues resaltaría que los vanir y dís no podrían ser lo mismo. En su lugar, Freyja, entre los vanir, tendría cualesquiera que fueran las cualidades de una dís.

Interpretación poética

Escaldo encadenado, por Christian Krohg

La otra perspectiva es concreta y funcional. En la poesía, vanir aparece siempre en aliteraciones con vísir y, muchas de ellas, lo hace tras otra con æsir-alfar. Esto no es casual. En la poesía, como en las canciones, se recurre a cuasisinónimos que, aunque no sean la elección más exacta en el campo semántico, cumplen mejor con la rima y/o la aliteración. En estos casos, puede usarse una palabra cuyo significado no encaje totalmente con aquella que se utilizaría sin estas restricciones, o un arcaismo que en otro contexto no tendría sentido o resultara pomposo.

Cuando se analiza la métrica de los poemas, se observa que la función de la palabra vanir es puramente poética. La palabra tendría un significado si se encontrara fuera de una rima, aliteración o para resonar con Váfuðr, un nombre de Odín, pero no hay registros de ello. Esto ocurre porque los vanir no eran un grupo de dioses, sino que eran los dioses, un término en desuso. Regin, tífar, goð, bǫnd o hǫpt eran otros términos colectivos para referirse a los dioses, cada uno con su contexto y época de uso. Incluso æsir era una denominación que se limitaba a registros formales o grandilocuentes. Es decir, vanir era un fósil del lenguaje.

En la poesía éddica, salvo en dos casos, vanir siempre se usa con la métrica ljóðaháttr, en la misma posición y participando en una aliteración. La mención de Vanaheimr en Vafþrúðnismál es una excepción, pues habría sido necesario alternar el orden de sus componentes. En la métrica fornyrðislag del Vǫluspá, se encuentra el unico caso donde no se asocia a los vanir con sabio (vísir) o saber (visa). Además, al entenderse ahora como un único grupo de dioses, en vez de advesarios, la vígspá ("profecía de guerra") o vigspá ("profecía de lanza") parte del mismo bando que el ataque inicial con lanza de Odín. De esta manera, a pesar de la rotura de la muralla, son los vanir como grupo general, en vez de como adversario, quienes salen victoriosos. En el Þrymsqviða, en el idioma original, se suelen extender los versos para incluir aliteraciones.  En este caso, se dice: "Entonces Heimdallr dijo esto, el más blanco de los æsir conocía (visa) bien el futuro, como otros vanir".

Skadi añorando las montañas, por W. G. Collingwood.

En la poesía escáldica, en el lausavísa de Þórðr Særeksson con la métrica runhenda, los dos primeros versos de estrofa que menciona vanr, comienzan y terminan con la misma rima y aliteración. Vanr se usa en el caso dativo para cumplir la rima. Además, cada línea de la primera estrofa se corresponde con aquella en la misma posición de la siguiente. Las estrofas empiezan y acaban con versos heroicos. Los versos intermedios son mitos que tienen relación: o bien Odín sedujo a la esposa de Njörðr o el hombre es importante en ambos versos, pudiendo el vanr referirse a Odín en el mito de Rindr. En este caso, el vanr cumpliría su función poética.

[A]Varð sjálf sunar–
[B]nama snotr una–
[C]Kjalarr of tamði–
[D]kváðut Hamði–
[A]–Goðrún bani,
[B]–goðbrúðr vani,
[C]–heldr vel mara,
[D]–hjǫrleik spara. 

[A]De su hijo se convirtió ella misma–
[B]No pudo llegar a amar, el sabio–
[C]Kjalarr (de hecho) rompió–
[D]Se dice que Hamðir–
[A]–en Guðrún la asesina,
[B]–[sabia] esposa divina el vanr,
[C]–caballos bastante bien,
[D]–no se contenía en el juego de espada.

En el Øxnarflokkr de Einar Skúlason habla indirectamente el hacha regalada por su patrón, donde el kenning vana brúðr se compara con goðbrúðr ("esposa de los dioses") usada en el ejemplo anterior y en el Grímnismál.

Conclusión

En resumen, tanto æsir como vanir son nombres colectivos para referirse al gran conjunto de dioses. En los textos que nos han llegado, vanir es prácticamente un vestigio de un vocabulario antiguo, que sobrevive con una función concreta, pero sin el suficiente significado para tener un uso independiente de esta. A pesar de ello, aún puede considerarse como un grupo aparte, pues el conjunto de dioses de ese pasado en el que vanir disfrutaba de un uso común no tiene que contener los mismos componentes que los æsir medievales.

Notas

  1. Como otras deidades, son mencionadas en los kennigar (kenning en singular), figuras retóricas donde, a través de un característica o detalle de un relato, se hace referencia a alguna figura o elemento. Sería similar a si dijera "el hombre de la Mancha",  donde no me haría falta aclarar de quién estoy hablando. Estos también se pueden tener doble sentido, como "hijas de Freyja" para referirse a Gersemi y Hnoss, pero también a un tesoro, que es el significado de sus nombres.

Fuentes

  • Simek, R. (2010). The Vanir: An Obituary. RMN Newsletter, 1, 10-19.
  • Tolley, C. (2011). In Defence of the Vanir. RMN Newsletter, 2, 20-29.
  • Frog & Anthony, S. E. (2011). Verses versus the „Vanir‟: Response to Simek's “Vanir Obituary”. RNM Newsletter, 2, 29-37
  • Schjødt, J. P. (2014). New perspectives on the Vanir gods in pre-christian Scandinavian mythology and religion. In Nordic Mythologies: Interpretations, Intersections, and Institutions (pp. 19-34). North Pinehurst Press.

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