La pared que se opuso a la unión de Felipe y María Tudor


El 25 de julio de 1554, se casarían la reina María I de Inglaterra y el príncipe Felipe. De esta manera, las familias reales inglesa y española se volverían a unir tras la separación de Catalina de Aragón y Enrique VIII de Inglaterra, padres de la primera. Sin embargo, la división con la iglesia católica que provocó su padre y continuó su mediohermano Eduardo VI durante su breve reinado, seguía siendo una amenaza con su mediohermana Isabel.

Durante el reinado de Eduardo VI, el protestantismo dejó de ser marginal y ganó importancia en la iglesia anglicana, pero parte de la población mantenía sus creencias católicas. Por eso, los protestantes percibieron la boda de María Tudor con un poderoso católico extranjero como un riesgo a volver al catolicismo. Para intentar evitarlo, había que convencer al pueblo del peligro que suponía e, irónicamente, lo intentaron a través del fervor religioso y superchería que solían atribuir a la iglesia católica.

La pared que anunciaba el desastre

De esta manera, en junio de 1554, prometieron una gran suma de dinero a Elizabeth Croft, una criada de 18 años, para ocultarse entre las paredes de una casa en la calle Aldergate, Londres. Desde su escondite, profirió sonoros chillidos agonizantes difíciles de ignorar. Esto atrajo a miles de personas, que se arremolinaban ante la pared, asustada y curiosa. Entonces, quienes organizaron el acto interpretaron para el público que esa era la voz celestial que transmitía la voluntad divina y explicaban sus mensajes. La voz anunciaba la ruina que caería sobre Londres y toda Inglaterra si permitían el matrimonio de la reina de Inglaterra con el príncipe español o si daban obediencia al obispo de Roma, al tiempo que se deshacía en alabanzas a Isabel Tudor. "Cuidaros de estos herejes...pues acabarán con todos", gritaba desde la pared. Advertía que el pueblo conocería el hambre, la guerra, la plaga y la miseria si no cumplían su voluntad. El peligro no se limitaba a la unión, sino también a la celebración de actos de la iglesia católica, como el Santo Sacrificio de la Misa, la confesión o la penitencia. A pesar de todo, cuando un juez oyó la voz, aún sin saber qué truco tenía, se decidió tirar la pared donde se oía y aquellas contiguas. De esta manera se encontró a la muchacha asustada, que confesó todo y que, por su condición femenina, se argumentó que era fácil de tentar. En cambio, los autores de la argucia huyeron.

Finalmente, el matrimonio recuperó la cercanía con la Santa Sede, pero por poco tiempo, pues Isabel I sucedería a María I en 1558 y retomaría la causa protestante.

Casos similares

Aunque no se ocultaba, algo parecido ocurrió con las predicciones de Elizabeth Barton, la monja de Kent, que en sus trances anunciaba la muerte de Enrique VIII si continuaba con su empeño de separarse de Catalina de Aragón y oponerse a la iglesia católica. Mucho antes, Historia ecclesiastica de Sócrates de Constantinopla describe el intento de los magos del rey Yezdegard I de alejar al monarca del cristianismo. Para ello, aparentemente ocultaron a un hombre en un refugio bajo la casa donde guardaba la llama eterna. Cuando el rey ofrecía sus oraciones, el hombre gritaba que perdería su reino si confiaba en los sacerdotes cristianos. Sin embargo, siguiendo el consejo del monje sirio Mruta de Martirópolis, excavaron el suelo y descubrieron el ardid, por lo que el rey ordenó castigar con dureza a los magos.

Fuentes

  • Weinreich, S. J. (2017). Of the Devilish Trick Utilized by the Heretics to Interfere with the Queen’s Marriage to the Prince of Spain. In Pedro de Ribadeneyra’s' Ecclesiastical History of the Schism of the Kingdom of England' (pp. 379-381). Brill.
  • Duffy, E. (2010). Fires of Faith: Catholic England under Mary Tudor. Yale University Press.
  • Walsham, A. (2017). The Holy Maid of Wales: Visions, Imposture and Catholicism in Elizabethan Britain. The English Historical Review, 132(555), 250-285.
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