Las misteriosas luces de Hessdalen
En los avistamientos de OVNI, abundan los testimonios de dudosa fiabilidad, pues se tratan de observaciones puntuales que no pueden ponerse a prueba. También suelen divisarse luces en el cielo con explicaciones sencillas, correspondiéndose con frecuencia al tráfico aéreo o terrestre. Sin embargo, en el valle de Hessdalen, Noruega, se observan unas luces para las que la ciencia no ha podido concluir un origen definitivo, a pesar de décadas de investigación.
Fenómeno relativamente reciente
Los residentes comenzaron a informar del fenómeno en 1981. En 1983, Erling Strand y Bjørn Gitle
Hauge de la Østfold University College comenzaron su estudio, pero lo que iban
a ser dos meses de investigación, se extendieron e implicaron a investigadores de varios países
durante décadas.
Lo que vieron fueron unas singulares luces iluminar el cielo tanto de día como de noche. En unas ocasiones podían medir decímetros, pero en otras llegaban a los 30 metros. Estas esferas luminosas blancas, que ocasionalmente se muestran rojas o amarillas, adoptaban formas geométricas cuando predomina la oscuridad; pudiendo moverse lentamente siguiendo una trayectoria; desplazarse solas, en compañía de satélites o escupir esferas más pequeñas; durar unos segundos o permanecer durante horas.
Por lo general, apenas duran unos segundos. Aquellas que permanecían durante más de 10 segundos solían ser cercanas al suelo, mientras aquellas a mayor altitud duraban entre 1 y 10 segundos. En algunas ocasiones, sin limitarse a una altura concreta, eran simples destellos. Por último, los menos estudiados y frecuentes son aquellas luces voladoras con aparente estructura interna.
Normalmente, aparecen en las medianoches invernales y están presentes más allá de la visión humana, en el rango infrarrojo y en cortos pulsos electromagnéticos de radio VLF y HF. La dificultad para descifrar su origen es que ninguna hipótesis explicaba completamente todas las formas de este fenómeno.
Hipótesis
Ondas acústicas en el plasma atmosférico
Los impactos y fracturas de rocas emiten ondas electromagnéticas de baja frecuencia y partículas cargadas, especialmente si están húmedas y/o frías. Estas podrían formar nubes de plasma de baja densidad y corrientes eléctricas, pudiendo explicar aquellas luces que giran como remolinos pero no otras formas.Estrés piezoeléctrico
En los terremotos pueden producirse luces y rayos por los terrenos ricos en cuarzo, como el granito, con propiedades piezoeléctricas. En base a esto, se ha razonado que el estrés en las rocas también podría ser el responsable de las luces de Hessdalen. Normalmente, estas luces sísmicas ocurren en terremotos de magnitud 5 o superior, pero en Noruega lo habitual es que sean únicamente de magnitud 2 o 3.
Combustión por nubes de polvo de escandio
Las luces de Hessdalen están compuestas por plasma, predominando el oxígeno y
el nitrógeno, con arena, silicio, hierro, escandio y titanio que podrían ser
del polvo del valle. Como el escandio es un metal infrecuente, que reacciona
con el aire y el ácido, eso explicaría la rareza de las luces. Junto con el
titanio, que reaccionaría con el nitrógeno, se produciría una combustión. Este
es un metal usado en los fuegos artificiales y serviría para entender por qué
pueden brillar durante minutos.
Mala percepción de cuerpos celestes, aeronaves, luces de los coches y espejismos.
Se ha criticado la interpretación anterior, asumiendo que eran fenómenos
cotidianos. Sin embargo, esta crítica se formuló sin datos contrastables,
actitud constructiva ni ánimo de colaborar. De hecho, la aparición,
localización, forma y movimientos de las luces de Hessdalen no se corresponden
con la de los coches, que son cónicas.
Plasma polvoriento
El plasma polvoriento es un gas ionizado con partículas microscópicas cargadas, presente en lugares como las nubes interestelares, los anillos planetarios, los cometas, los aerosoles atmosféricos y las nubes noctilucentes. Noruega presenta suelos y lechos de roca con abundante radio, con sedimentos muy permeables y poco consolidados. Al desintegrarse el radio se produce radón, un gas noble radiactivo que llegaría a la atmósfera a través de las grietas del suelo. Al desintegrarse, sus partículas α altamente energéticas ionizarían a su paso tanto a las partículas de aire como al polvo en suspensión, cargándolo negativamente. Por una parte, produciría cúmulos de cristales de Coulomb, pero por otra la emisión de hidrógeno y polonio. Como los lugares de aparición de estas luces se relacionan con la intensidad de la radiación, se ha razonado que puede derivar de esta.
Batería natural
Se especula que las luces serían el producto de anomalías eléctricas, geológicas y minerales del valle. Este actuaría como una batería natural con el ánodo en la orilla oeste, donde destaca la presencia de hierro y zinc, y el cátodo en la orilla este, donde hay cobre. El ácido sulfúrico de las minas abandonadas de azufre sería emitido como aerosoles de ácido sulfhídrico (H2S), dióxido de azufre (SO2) y trióxido de azufre (SO3). Estos aerosoles entrarían en contacto con la humedad en torno al río y actuarían como el electrolito de la reacción redox entre los metales a ambas orillas. Se sabe que el azufre de la mina se filtra en ocasiones al río, donde apenas hay peces, pero tampoco es un suceso común.
La electricidad generada formaría burbujas o nubes de iones, que son plasmas
fríos y de baja densidad. Al recibir energía interna o externa, emitirían
radiación electromagnética, incluido en el espectro visible. Como los iones se
extienden, debilitándose sus interacciones recíprocas, sus nubes son
heterogéneas y carentes de estructuras, explicando la variabilidad en las
luces. Estas se desplazarían o permanecerían estáticas, con destellos rápidos,
siguiendo los campos eléctricos de la batería del valle.
Como a veces coinciden con las auroras boreales, también se ha sugerido que los vientos solares son partícipe en la aparición de las luces.
Distorsión local del campo terrestre
Los minerales conductores del valle y el río tendrían propiedades de un campo magnético de baja frecuencia, provocando la convergencia de la radiación electromagnética en el aire, en vez de llegar perpendicularmente al suelo. Las alteraciones del flujo de agua en el río serían la causa de la aleatoriedad de la aparición y apariencia de las luces.
Tormentas geomagnéticas o solares
El modelo de la batería natural se expande para coordinarlo con los fenómenos atmosféricos y la radiactividad natural. Este razonamiento implica a la capa de inversión térmica, que contiene en zonas bajas el aire frío que desciende desde las cumbres de las montañas, y mantiene al valle bajo encerrado bajo una capa de inversión electrificada a unos 100-500 metros de altura, generada por las tormentas geomagnéticas.
Estas tormentas geomagnéticas o solares son responsables de la carga positiva sobre la capa. Bajo ella, los fuegos forestales y estufas de leña elevarían a esta capa partículas cargadas negativamente por la radiactividad natural. Junto con la batería natural descrita antes, contribuirían a esta diferencia de cargas en la capa de inversión electrificada. Las partículas cósmicas de alta energía desencadenarán descargas eléctricas en esta capa, ionizando el aire en su camino, generando radiofrecuencias y destellos.
Las luces de Hessdalen serían esferas de rayo de baja energía producidas durante las tormentas solares y las auroras boreales. Las inusuales perturbaciones electromagnéticas, como las coníferas que actúan de cátodos con nubes de oxígeno con carga negativa, explicarían sus formas variables. La capa de inversión térmica altera el índice refractivo atmosférico, atrapando las señales de los radares en los estudios y explicando el rápido efecto Doppler observado en los estudios. La batería natural favorecería que las luces ocurrieran con mayor frecuencia sobre la orilla oeste.
Es posible que las luces de las montañas Brown (Carolina del Norte), las luces de Paulding (Michigan) o de Marfa (Texas), entre otras, estén causadas por fenómenos similares. Si quieres ser testigo de estas luces, existen cámaras en directo en la web hessdalen.org.
Fuentes
- Hauge, B. G. (2021). Optical spectrum analysis of the Hessdalen phenomenon. Preliminary report June 2007.
- Zou, Y. S. (1995). Some physical considerations for unusual atmospheric lights observed in Norway. Physica Scripta, 52(6), 726.
- Takaki, S., & Ikeya, M. (1998). A dark discharge model of earthquake lightning. Japanese journal of applied physics, 37(9R), 5016.
- Leone, M. A. T. T. E. O. (2003). A rebuttal of the EMBLA 2002 report on the optical survey in Hessdalen. Italian Committee for Project Hessdalen, 1-27.
- TEODORANI, M. (2007). Hessdalen Light Phenomena and the Inconsistency of the “Car-Headlight” Interpretation. Zeitschrift für Anomalistik. Fortgesetzte Diskussionen. Band 7 (2007, 3, 286-299.
- Paiva, G. S., & Taft, C. A. (2010). A hypothetical dusty plasma mechanism of Hessdalen lights. Journal of atmospheric and solar-terrestrial physics, 72(16), 1200-1203. Monari, J., Montebugnoli, S., & Serra, R. (2013). Hessdalen: a perfect natural battery. Italian Committee Project Hessdalen. Available online at: http://www. itacomm. net/PH/2013_Monari_et-al-en. pdf.
- Eid, C. O. (2016). Cosmic radiation as the source of the Hessdalen light phenomena. International Journal of Fundamental Physical Sciences (IJFPS), 6(2), 9-12.
- Paiva, G. S. (2021). Hessdalen lights produced by electrically active inversion layer. Meteorology and Atmospheric Physics, 133(4), 1447-1454.