La milagrosa comadreja como símbolo de fertilidad renacentista


El abrigo o la bufanda de visón, como el monóculo, son complementos usados para transmitir que la persona que las lleva pertenece a la clase acomodada. En el Renacimiento, la presencia de comadrejas y otros mustélidos, entre los que apenas se hacía distinción, también transmitía un mensaje similar, pero además tenía un simbolismo que puede pasarse por alto.

Amuletos de fertilidad


Para entender la información subyacente en su presencia en el arte tenemos que entender el contexto. La mayoría de las cuadros con comadrejas, vivas o muertas, son de aristócratas cuyos herederos eran fundamentales para continuar su linaje. Son familias que tienen la trágica peste negra a sus espaldas y las frecuentes muertes durante el parto en su futuro.

Con el fin de propiciar un buen parto, que permitiese sobrevivir tanto a la madre como al niño, se recurrieron a amuletos, remedios naturales, textos, imágenes, ropas de vestir y de cama y muebles especiales. Desde finales del siglo XIV, se popularizaron bandejas o cuencos de madera pintados con escenas festivas de confinamiento o narraciones literarias, religiosas o mitológicas relacionadas. En el siglo XVI, la mayólica sustituyó a la madera en estos utensilios, pero las imágenes eran similares. Estas celebraban el parto con imágenes relacionadas con los ideales familiares. En la cara inferior, se mostraban niños desnudos retozando, manifestaciones de los deseos del embarazo. Por eso se solían comprar a las madres antes del embarazo para que visualizasen ese objetivo.

Los cofres nupciales mostraban hombres y mujeres acostados bajo la tapa, siendo vistos únicamente por la esposa que los abría para tomar o guardar los objetos de su interior. Los paneles frontales solían mostrar el rapto de las sabinas, donde los primeros pobladores de Roma secuestraron a las mujeres sabinas para asegurarse las nuevas generaciones. Como en los platos, los paneles laterales solían mostrar niños desnudos.

Parto milagroso


La base mitológica al uso de comadrejas como amuletos de fertilidad sucede en Metamorfosis de Ovidio, donde se trata el nacimiento de Hércules y Euristeo y las intervenciones de Juno. Como Júpiter había sido infiel a Juno con Alcmena, la diosa madre ordenó a la diosa Lucina cruzarse de piernas para impedir el nacimiento de Hércules. La criada pelirroja Galantis se apiadó de Alcmena y engañó a Lucina fingiendo alegría por el nacimiento, momento en el que la diosa cambió de posición, permitiendo el parto. En represalia, Juno convirtió a Galantis en una comadreja y la obligó a parir por la boca, pues sus mentiras permitieron el nacimiento del hijo de Júpiter. 


De esta manera, Galantis se mostró en la mayólica con el aspecto de una comadreja y este animal se mostró en cofres, bandejas y cuencos. Al fin y al cabo, los bestiarios concebían la milagrosa concepción por la oreja y el parto por la boca de las comadrejas o viceversa. En las pinturas, las mujeres solían llevarlas en la faja, que se solían regalar en las bodas, elaboradas con metales preciosos y adornadas con detalles como el escudo familiar. Las fajas de tela podían tener oraciones inscritas para auxiliar a las mujeres infértiles. No toda presencia de un mustélido tiene esta función, pero es muy frecuente. 

Casualmente, su aparición también podía aludir a la mujer representada. Gallerani, el apellido de Cecilia, mostrada en la primera imagen, era similar a la palabra griega galée (γαλέη) para gatos y comadrejas. El último retrato mostrado aquí es de Lucina Brembati, como la diosa del parto engañada por Galantis.

Fuente

  • Musacchio, J. M. (2001). Weasels and pregnancy in Renaissance Italy. Renaissance Studies, 15(2), 172-187.

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