La palmera con flores y frutos subterráneos

Pinanga subterranea. Mature, fruiting individual, with leaf litter and soil partially removed around base to expose tip of infructescence
Hace 130 millones de años, en el Cretácico, surgieron las plantas angiospermas y los dinosaurios empezaron a contemplar campos de flores. Desde entonces, tanto estas como sus frutos se han mostrado bien visibles a aves, insectos y otras criaturas. Sin embargo, algunas desafían esta lógica ocultando bajo tierra sus flores (geofloria) o sus frutos (geocarpia). En algunos casos, ambos permanecen completamente enterrados, siendo una estrategia que entorpece la polinización y la dispersión de las semillas.

En Australia, las orquídeas del género Rhizantella son uno de los escasos ejemplos donde tanto las flores como los frutos permanecen bajo tierra. Teniendo en cuenta el número y variedad de las orquídeas, era de esperar que al menos un género perteneciera a este exclusivo club. Lo que resulta sorprendente es que otro miembro fuera nada más y nada menos que una palmera (Arecaceae), donde ninguna especie conocida entierra ni sus flores ni sus frutos. La Pinanga subterranea es un caso único.

Única en un género peculiar

Las palmeras del género Pinanga son generalmente pequeñas, con un tallo casi inexistente (acaulescentes) en al menos cinco especies, que se extienden por todo el sudeste asiático, desde Himalaya a Nueva Guinea. De más de 140 especies, 40 están en Borneo, incluyendo a la Pinanga subterranea. Esta es una de la especies acaulescentes, pero las flores y frutos de P. acaulis, P. brevipes, P. latisecta y P. tenacinervis están cerca del suelo (basicarpia), no enterrados. Por eso, a diferencia de estas, la P. subterranea aparenta ser una plántula inmadura.

Los tallos de P. subterranea crecen en forma de J o saxofón, descendiendo y curvándose para luego ascender. Las hojas y peciolos adquieren una forma de embudo en la que primero se acumulan tierra y desechos para luego cubrirse de raíces. Es probable que el crecimiento de la planta no pueda superar la acumulación de residuos, por lo que, junto a sus flores cortas y que nacen debajo de las hojas (infrafoliar), apenas llegan a ver la luz del día.

Reproducción

Teniendo estas características en cuenta, cabe preguntarse, ¿cómo se reproducen? Dado que producen muchas frutas y semillas, parece evidente que, al menos, tienen un método exitoso para polinizarse. Una opción es que recurra a los escarabajos, como otras especies de su género. La otra es la autofecundación, presente en flores que siempre permanecen cerradas (cleistógamas), observada en plantas anficárpicas, que producen flores tanto debajo como sobre la tierra, y en palmeras. En las palmeras del género Pinanga, las inflorescencias están inicialmente ocultas en una bráctea envolvente (prófilo), que en la mayoría de las especies se desprende antes de la antesis. En la P. subterranea parece improbable que el prófilo pueda desprenderse. Es posible que la fecundación ocurra entre las flores macho y hembra de su interior, como ocurre en la P. cleistantha, P. simplicifrons y P. dumtosa.

Dispersión de semillas


Los jabalíes barbudos (Sus barbatus) desentierran y devoran sus dulces frutos, cuyas semillas germinan eficientemente en sus heces. Es posible que las localice a través de un olor imperceptible para los humanos y, una vez excavadas, las reconozca por su color rojo.

Conocida localmente

Esta planta que ha permanecido oculta para la ciencia no lo ha estado para las poblaciones locales, quienes tienen cuatro palabras en tres idiomas distintos para referirse a ella. De hecho, está extendida por las selvas de Borneo occidental y es consumida en Borneo central, en donde se doblan las hojas para exponer sus frutos.

Fuente

  • Kuhnhäuser, B. G., Randi, A., Petoe, P., Chai, P. P. K., Bellot, S., & Baker, W. J. (2023). Hiding in plain sight: The underground palm Pinanga subterranea. Plants, people, planet. https://doi.org/10.1002/ppp3.10393
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