Los inuit que descubrieron Europa

Mujeres y niños selkies.

En las islas del norte de Escocia se contaban leyendas de las selkies, mujeres que usaban la piel de foca para tomar su forma y volver al mar, pero, siguiendo el motivo de la doncella cisne, estaban condenadas a quedarse si alguien se las ocultaba. Como ocurre en algunas leyendas, aparentemente tiene una base de realidad, pero lo que muchos ignoran es que estos cimientos se han construido en base a una fantasía.

Inuit en Escocia

Esta combinación de mito y realidad ocurrió con Karl Blind en 1881, un antropólogo y lingüista que unió los relatos de las selkies, los trow marinos, sirenas con los avistamientos de "finlandeses" en el norte de Escocia. Este recogía el testigo de las leyendas de las islas Orcadas de Samuel Hibbert y Jessie Saxbie, por un lado, y de tres libros publicados en Edimburgo y Londres entre 1693 y 1701, por otro, donde se hablaba de avistamientos de pescadores de pueblos lejanos en la costa de estas islas.

David MacRitchie dio un paso más, razonando que estos "finlandeses" eran realmente inuit, es decir, los conocidos popularmente como esquimales. David MacRitchie es más conocido por postular que las hadas fueron un pueblo pre-celta de pigmeos que fue sustituido por una invasión en la Edad del hierro. 

Para explicar cómo llegaron, se parten de dos teorías: un viaje desde Groenlandia o el secuestro por balleneros. Ambas se aceptan sin ser cuestionadas pues las complicaciones no están únicamente en estas formulaciones, sino en el origen de este debate..

Viaje desde Groenlandia

El primer argumento defiende que los inuit habrían cruzado el océano Atlántico gracias al aumento de placas de hielo durante la Pequeña Edad de Hielo a finales del siglo XVII. Fue una época con temperaturas muy bajas en el Atlántico norte y unas malas cosechas que desembocaron en los Siete Años de Hambruna en Escocia. En el siglo X, las placas de hielo entre Groenlandia e Islandia permitieron que en esta última fueran avistados osos polares. Se dedujo que los inuits podrían haberlos usado para llegar a las islas Feroe y Orcadas. Esta necesidad de recurrir a puentes de hielo se debe a la dificultad de completar viajes transoceánicos en kayak. Por otra parte, entonces aún se desconocía la geografía del Ártico y se creía que todas las tierras se conectaban en el norte. Como se creía que Groenlandia era una península conectada con Laponia, estos "finlandeses" habrían sido esquimales.

Cuando Hans Egede llegó a Groenlandia en busca de las colonias nórdicas, con las que se había perdido el contacto hacía tres siglos, tan solo encontró a los kalaallits. Razonó que, del mismo modo que los europeos viajaron hacia occidente, los inuit lo habrían hecho desde el continente Americano hacia oriente, aunque sin determinar la extensión del viaje.

Esta reflexión falla en que, si los inuit hubieran estado viajando al este, hubiera sido esperable que llegaran primero a Islandia, una isla más grande y cercana, pero no hay registros de ello. Aunque en el norte los viajes transoceánicos sean más cortos, hay que tener en cuenta que tendrían que realizar el viaje en kayak de piel, impulsándose con las palas, lejos de la costa durante días y hacia tierras desconocidas. Habría sido una misión suicida difícilmente factible.

Secuestro

Pareja de esquimales.

En Europa hubo inuits, pero no llegaron por voluntad propia, sino que fueron secuestrados por motivos comerciales o científicos. En Terranova, los comerciantes de Bristol secuestraron a inuit desde 1498. El primer caso bien documentado está en Zelandia en 1567.

Sir Martin Frobisher secuestró a varios en sus viajes a la isla de Baffin. En el viaje de 1576, secuestró a un inuk que murió en Londres y, en el viaje de 1577, secuestró a tres inuit que murieron tras llegar a Inglaterra. En 1655, se secuestraron tres inuit que fueron llevados a Bergen, donde se les pintó un retrato. Al año siguiente, los conoció el diplomático alemán Adam Olearius en Gottdorp, Schleswig, escribiendo sobre ellos en Sobre los groenlandeses (1656), donde publicó su historia e imágenes. Además, relata que, en 1636, un grupo llevado a Dinamarca intentó escapar, siendo recapturado a 10 millas de la costa y llevados a Copenhague. Isaac de la Peyrére cuenta historias parecidas en Relation du Groenland (1647).

Esta práctica debía ser lo suficientemente común para que el general de los Estados Neerlandeses aprobara una ley que prohibiera el secuestro y asesinato de inuit en 1720. El rey Cristian VI de Dinamarca proclamó formalmente la prohibición de transportar groenlandeses a Dinamarca en 1732. Los primeros inuit que visitaron voluntariamente Europa fueron los persuadidos por la misión luterana de Hans Egede en 1724.

Si había esquimales en las islas Orcadas, era más probable que hubieran escapado desde Europa pero, para aceptar cualquier opción, es conveniente asegurarse que no se haya hecho antes una suposición insostenible.

Los avistamientos

Esquimal en embarcación.

Como decía, se asumió que las leyendas míticas se basaban en los avistamientos y que estos "finlandeses" eran inuit. Todas estas suposiciones, sin apenas consistencia, se sustentan en varias observaciones, que realmente es una sola y modificada.

Los avistamientos se describen en tres libros. El primero es A Description of the Isles of Orkney (1693), del reverendo James Wallace de Kirkwall, publicado póstumamente, existiendo ya en 1684; el segundo es An Account of the Island of Orkney (1700), escrito por su hijo y miembro de la Royal Society, el Dr. James Wallace y el tercero es A Brief Description of Orkney, Zetland, Pightland-Firth & Caithness (1701) del reverendo John Brand de Bo'ness. Realmente, cada libro menciona el relato presente en la obra anterior, es decir, siempre repiten el mismo testimonio, pero con diferencias.

Antes de morir, el reverendo James Wallace nos habla de una pequeña embarcación de remo y vela vista por un testigo anónimo en el extremo sur de Eday en 1682, que huyó cuando los vecinos intentaron acercarse en botes. En Westray fue visto otro poco después, no dejando ningún pez, pues la tradición decía que los espantaba. En el salón de los médicos en Edimburgo habría sido enviada una de las embarcaciones con el remo y el arpón usado para cazar peces.

El reverendo Wallace era analítico, descriptivo y escéptico, describiendo las costumbres locales pero intentando buscarles una explicación lógica. Era uno de los 65 corresponsales que recogían información para los dos volúmenes sobre Escocia planeados por Robert Sibbald, miembro fundador y presidente de la Escuela Real de Médicos de Edimburgo, médico de cabecera del rey Carlos II en 1682 y geógrafo real. Este fue el responsable de añadir un fragmento que no estaba en el texto original. En nombre de Wallace, afirmó que estos "finlandeses" vivían en Fratum Davis, citando el capítulo 18 de Histoire naturelle et moralle des iles Antilles de l'Amerique (1658) de Charles de Rochefort, aunque este no diga nada de los inuit, más que unas ilustraciones incongruentes de sus gentes y artefactos

A su vez, el hijo del reverendo citó la obra póstuma de su padre, no el texto original, aunque lo vuelve a modificar. No cita el supuesto origen de estos "finlandeses" pero altera el modo de propulsión de la embarcación, que está empujada por las tormentas de su hogar. Describe la embarcación hecha de piel de pez, de forma tan ingeniosa que no se hunde y nada como una gaviota sobre el mar. Concluye añadiendo que en la iglesia de Burra en Orcadas hay otra embarcación conservada.

Por último, el reverendo Brand se basa en la obra del doctor. En su libro tiene más protagonismo las creencias populares, que condena, incluyendo a brujas, hadas, trows y seres marinos. Aun contando el mismo relato, lo sitúa un año antes, siendo testigo un caballero de Eday. Comentó lo extraño de que los finlandeses viajaran desde Finlandia sentados en pequeños botes, sugiriendo que fueran lapones.

Sin fundamento

Por lo tanto, no solo tenemos una modificación del relato original y la sucesión de citas, sino que la embarcación a remo y vela descarta cualquier kayak o umiak. La embarcación conservada en Edimburgo no tenía necesariamente que ser la avistada, sino uno más de los múltiples artefactos que traían los balleneros a los puertos, destacando Kirkwall y Stromness, y que tanta atención generaban entre los eruditos. También hace falta tener en cuenta el contexto histórico. Escocia estaba pasando un mal momento, con malas cosechas y comercialmente a la sombra de su vecina Inglaterra. Tenían muchas esperanzas en la misión para crear una colonia de Nueva Caledonia en Darién. El descubrimiento de América les había hecho ser conscientes del transporte de plantas, animales y otros objetos arrastrados por la corriente. En ese sentido, las islas Azores y Orcadas se consideraron puntos de convergencia de estas corrientes, convirtiendo a Escocia en un nexo entre continentes. Necesitaban resaltar su relevancia. Sin más registros de avistamientos ni con embarcaciones conservadas relacionadas con esto, resulta admisible concluir que probablemente ningún inuit viajó hacia Escocia.

Fuente

  • Westaway, J. (2022). The Inuit discovery of Europe? The Orkney Finnmen, preternatural objects and the re-enchantment of early-modern science. Atlantic Studies, 19(2), 200-223.
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