En el 2005, se estrenó La novia cadáver o El cadáver de la novia (The Corpse Bride) de Tim Burton y Mike Johnson, protagonizados, como no, por Johnny Depp y Helena Bohan Carter. Como con Hansel y Gretel (1982) o Sleepy Hollow (1999), se basaba en un relato fantástico y, en su esencia judía, se alejaba del catálogo de cuentos populares más conocidos. Si te gustó la película, quizás te apetezca conocer su origen.

Boda involuntaria con un cadáver

En Shivhei ha-Ari (Alabanzas al "Ari" [León, apodo de Luria]), Solomon Shlomiel de Dresnitz cuenta varios relatos atribuidos al rabino Isaac Luria de Safed (1534-1572). Entre ellos está El dedo, que tiene relación directa con el largometraje de Burton, aunque sin su carácter familiar y basado en la tradición judía.

Es una historia breve que sucede en Safed, actualmente en el distrito norte de Israel. En una noche de Luna llena, Reuven paseaba con jolgorio con dos amigos más jóvenes porque al día siguiente se casaría con una bella y rica joven. En su paseo nocturno, se desviaron del camino y se internaron en el bosque que rodeaba la ciudad hasta llegar a una rocas junto al río. Entonces, creyendo que era una raíz, vieron algo saliendo del suelo. Acercándose, descubrieron que era un dedo. La alegría evitó que lo enterraran adecuadamente y comenzaron a bromear. Entonces, uno de los amigos comentó que quién le colocaba el anillo, a lo que Reuven añadió que sería adecuado que fuera él mismo. Al colocarlo en el dedo, pronunció tres veces: Harai at mi'kudeshet li ("Estás comprometida conmigo"). El dedo se movió, luego el suelo, y finamente emergió una mujer con un sudario devorado por los gusanos y con los brazos abiertos que gritó "¡Mi esposo!". Los tres amigos corrieron sin mirar atrás, ignorando las ramas que les enganchaban la ropa, hasta llegar a sus casas, cerrando puertas y ventanas.

Al día siguiente, aunque aún pálidos, ignoraron lo sucedido. Reuven fue a tomarse un baño ritual para la boda y dejó a sus amigos. Durante la ceremonia, se oyó un espeluznante grito, al que se le unieron aquellos de la multitud, que huyó atemorizada, dejando solos al rabino, a Reuven y al cadáver. Sin dejarse dominar por el miedo, el rabino le preguntó por qué había abandonado su lugar de descanso y vuelto entre los vivos, a lo que ella preguntó con un grito qué defecto encontraba en ella para que quisiera casarse con otra, mientras alzaba su mano con el anillo con las iniciales de Reuven. El rabino se dirigió a Reuven, que se escondía detrás suya, y le preguntó si era cierto lo que decía. Al confirmarlo, cuestionó si le repitió sus votos tres veces ante dos testigos. Al responder afirmativamente a ambos, el rabino razonó que se encontraba en una situación sin precedentes. Si bien nunca se había producido una unión entre seres de los vivos y los muertos, había cumplido con las normas requeridas.

Tras deliberarlo, y escuchar los ruegos de los padres de Reuven, varios días después reunió a Reuven y al cadáver. El cadáver se negaba a ceder y los padres de Reuven testificaron que la unión de su hijo estuvo pactada antes del nacimiento de los novios. Por lo tanto, aunque la unión con el cadáver hubiera sido válida, un voto anterior no puede romperse con uno posterior. El cadáver, al que se le había negado el placer de la carne que no tuvo en vida, gritó ensordecedoramente y se derrumbó. El rabino ordenó que fuera enterrado a más profundidad y siguiendo los ritos adecuados para luego completar la ceremonia de los dos jóvenes.

La princesa demonio

En la literatura judía, las uniones de seres de distintos mundos existía previamente. La historia del jerusalénita (Ma'aseh shel Yerushalmi) es un precedente del siglo XIII donde la boda ocurre con una demonio. Hay varias versiones, pero la unión es constante. 

La versión oriental cuenta la historia de Dihon, que le promete a su padre Salmon, cuando se encontraba en su lecho de muerte, que nunca zarparía al mar en barco. No obstante, rompió su juramento cuando este murió, viajando con la esperanza de encontrar grandes riquezas. En su viaje se encontró con una tormenta y zozobró en una isla desconocida. Tras varias aventuras y encuentros con criaturas mitológicas, un ave gigante se lo lleva a través del mar hasta la isla de los demonios. Estos demonios son judíos piadosos y respetuosos con la ley que iban a matarlo por atravesar sus tierras, prohibidas para los humanos, pero consigue salvar la vida casándose con Lilith, la hija del rey Asmodeo. Tras pasar un tiempo, pidió permiso para visitar a su familia, pero se negó a volver con su esposa. Intentaron persuadirlo repetidamente, hasta que su esposa lo asfixió con un beso mortal.

En la versión occidental, el protagonista es un judío dedicado a escribir amuletos. Al ir al bosque a hacer sus necesidades, lo capturó un demonio que se lo llevó a un palacio lejano para vengarse de las veces que lo hizo invocar. El judío rogó que no le dañara, accediendo a la petición del demonio de casarse con su hija. Con ella tuvo tres hijos, pero murieron inmediatamente. Mientras su hija lloraba, el demonio acusó a la familia del judío, pues la esposa e hijo del judío lloraban porque no sabían dónde estaba. La hija del demonio le pidió a su padre hacer cualquier cosa para que vivieran sus hijos, por lo que este pidió al judío que, al devolverle a su hogar, no volviera a escribir amuletos, ni hacer magia ni encantamientos. En su hogar, debería tener una habitación especial para su hija y hacer lo que le pida en cuanto oiga cualquier sonido proveniente de ella. El judío aceptó, cumpliendo sus promesas. Cuando él entraba en la habitación, ella escondía a sus hijos en otra parte de la casa, pues estaba muy asustada. Al cumplir lo prometido y ser tratada con honor, su esposa demoníaca le anunció su muerte. Le pidió que, en el momento indicado, fuera a una pequeña isla, descalzo y vistiendo de negro, donde vería a tres niños llevando su cuerpo a enterrar. Solicitó que, aunque se alegrara de su muerte, llorara para que pudiera salvar a sus hijos humanos de sus propios hijos, pues de lo contrario los dañaran, pues bebieron agua de la misma casa. Al verlo llorar, los tres hijos demoníacos protegieron y trajeron riquezas a los hijos humanos del judío.

En el capítulo 4 del volumen Sobre los demonios de Diálogo de milagros de Cesáreo de Heisterbach, un maestro pone a un grupo de monjes en un círculo para demostrarle la existencia de los demonios. Estos se mostraron como soldados armados, practicando sus ejercicios militares pero, al no observar ningún efecto, se transformaron en atractivas mujeres de movimientos seductores. La más atractiva centró sus esfuerzos en uno de ellos, consiguiendo que el joven sacara un dedo del círculo para recibir el anillo dorado que portaba, pero ella lo arrastró y desapareció con él. Tras invocar el maestro al jefe de los demonios y discutir con él, los demonios decidieron su liberación por votación. El joven volvió débil, pero pudo vivir una larga vida en la orden.

Estos principios básicos son compartidos por otros relatos de uniones demoníacas. En La historia de Worms, un relato yidis encontrado en un manuscrito del siglo XVI en Cambridge, habla del hijo de un rabino de Worms, que era uno de los centros del jasidismo asquenazí en la Edad Media. Mientras unos jóvenes tocaban, el hijo del rabino buscaba a un amigo que se había escondido en un tronco. Saliendo del escondite salió una mano que confundió con la de su amigo, por lo que le puso el anillo en uno de sus dedos como broma. Años después, cuando estaba casado, un demonio mató a su esposa, suceso que volvió a repetirse al casarse de nuevo. Su tercera esposa despertó la compasión del demonio y acordó que el hijo del rabino pasaría una hora diaria con el demonio. Tras un tiempo, viendo que su esposa era amable y considerada, dejó al hombre y le devolvió el anillo.

Otra historia similar se cuenta a comienzos del siglo XVIII, en el capítulo 68 del Kav ha-Yashar del rabino cabalista Zvi Hirsch Kaidanover de Polonia. Se trata del juicio de Posen. La historia se sitúa en una casa de la comunidad judía en Posen, donde vivían demonios que mataban a todos los humanos que intentaban habitarla. Los demonios fueron llevados a juicio y condenados por invadir sin permiso una propiedad, pues su territorio eran las ruinas y desiertos, no las ciudades. Sin embargo, los demonios argumentaron que la casa les pertenecía porque eran hijos de un judío que se casó con una demonio y que también tenía una esposa humana. Los demonios afirmaron que los humanos murieron en la rebelión de Khmelnistki de 1648, por lo que ellos eran los únicos herederos. Estos demonios cuentan una historia muy similar a la versión occidental de la historia del jerusalénita, pero finalmente un famoso mago judío los obliga a abandonar la casa.

Presencia fuera de la comunidad judía

Este motivo del anillo y la unión con un ser extraño no quedó confinada al judaísmo. Muestras de ello son La Vénus d'ille (1835) de Prosper Mérimée, donde una estatua recibe el anillo, o La promesa (1863) de Gustavo Adolfo Bécquer, donde la amante del protagonista recibe el anillo como testigo de que se casará con ella cuando vuelva de la guerra, pero ella muere, manifestándose como una mano fantasmal que espera casarse con su amado.

Fuentes

• Castaño, E. J. Á. Raíces histórico-culturales y literarias sobre la muerte en torno al argumento de Corpse Bride.
• Schwartz, H. (Ed.). (1991). Lilith's Cave: Jewish tales of the supernatural. Oxford University Press, USA.
• Dan, J. (1967, January). Five Versions of the Story of the Jerusalemite. In Proceedings of the American Academy for Jewish Research (Vol. 35, pp. 99-111). American Academy for Jewish Research.