El pulso comercial de Napoleón usando la remolacha

Remolacha azucarera en la tierra.

Durante milenios, la miel fue el único alimento dulce accesible directamente, aunque quienes no podían acceder a ella endulzaban la comida a través de recetas con frutas o verduras. A comienzos del siglo XIX, comenzaría una guerra entre las dos fuentes de azúcar de mesa o sacarosa: la caña de azúcar (Saccharum officinarum, principalmente) y la remolacha azucarera (Beta vulgaris vulgaris var. altissima). Demuestra que, en los conflictos bélicos, también se libra una batalla por el control de las fuentes de alimento.

Antecedentes

La remolacha azucarera es un producto de la selección artificial de la antigua remolacha marina (B. vulgaris ssp. maritima), que crecía en acantilados en el Mediterráneo y Reino Unido. El cultivo regular de la remolacha se extendió desde España al resto de Europa en el siglo XVII, pero aún no era un producto tan importante y solía alimentarse al ganado con ella. A Alemania llegaría a comienzos del siglo XVIII, donde, a mediados de siglo, se cultivarían los ancestros de la remolacha azucarera en Magdeburgo, Halberstadt y Silesia.

Azúcar sin usar caña

Andreas Sigismund Marggraf

En 1747, el químico Andreas Sigismund Marggraf publicaría en la Academia Prusiana de Ciencia que, mediante la cristalización microscópica, había observado que el azúcar presente en el zumo de remolacha era el mismo que en la caña de azúcar. Sin embargo, la cantidad que obtuvo tanto de la remolacha blanca como roja eran muy bajos. Dos años después, lo traduciría del latín al francés en las Actas de la Academia. En los años siguientes, repetiría los experimentos y en 1761 entregaría panes de azúcar al rey, pero sin apenas repercusión.

Franz Carl Achard

Sin embargo, su estudiante Franz Carl Achard inició varios cultivos en Kaulsdorf en 1784 que incluían maíz, acelgas y remolachas forrajeras para ver cuáles eran más aptas para la producción de azúcar. Tras cultivar distintas variedades, descubrió que aquellas con piel y carne blancas y forma cónica tenían más cantidad. Estas fueron conocidas como remolachas silesianas blancas. Apoyado por Federico II de Prusia, cultivó 25 hectáreas, con lo que pudo descubrir el problema de la gran variabilidad en la morfología y cantidad de azúcar entre las remolachas, incluso con semillas similares y en el mismo lugar. En 1799, publicó sus resultados y ofreció algunas remolachas a Federico Guillermo III de Prusia para mantener el apoyo real. A través de un comité neutral del gobierno pruso que evaluó sus métodos y propuestas, se aprobó continuar su labor en 1801. Esto le permitió comprar un terreno en Cunern y construir ese mismo año una fábrica de remolacha azucarera, comenzando con una campaña experimental de 250 toneladas en primavera del año siguiente. Aunque la cantidad de azúcar obtenida era varias veces mayor que la observada por Marggraf, seguía siendo insuficiente, probablemente por haberlas almacenado durante demasiado tiempo. A pesar de ello, entonces sí que se ganó el interés del público. 

Competencia

Primera fábrica de remolacha azucarera, de Franz Carl Achard.

Esta sería la semilla del conflicto. Durante siglos, el azúcar fue un producto de lujo extraído de la caña de azúcar, que venía de oriente. La expansión del imperio británico había puesto en sus manos este rentable producto. Los productores azucareros temían enfrentarse a una competencia surgida en el mercado del que obtenían beneficio, por lo que, según Achard, le intentaron sobornar para que renunciara a sus descubrimientos. Desgraciadamente, la fábrica de remolacha sufrió un accidente en 1807 y su presupuesto sufrió en la reconstrucción y las reparaciones.

Gracias a los métodos de Achard, en 1802, en Tula, Rusia, se creó otra fábrica de remolacha. El trabajo en la cristalización de sales de Johann Tobias Lowitz en 1795 y en la producción de azúcar de la remolacha en 1799 fomentaron en el país. Mientras tanto, en Krayn, cerca de Cunern, Moritz Baron von Koppy creó una fábrica de mayor tamaño que la de Achard y diversificó sus beneficios ofreciendo distintos productos de remolachas. Gracias a la experiencia conjunta, Achard escribió sobre cómo las condiciones de crecimiento, del tipo de suelo y los métodos de cultivo influenciaban la composición de las remolachas en Die europäische Zuckerfabrikation aus Runkelrüben (1809). En él también indicaba como producir vinagre, obtener alcohol con la melaza, sustitutos del tabaco con las hojas y café con la pulpa seca, así como señalar las limitaciones en la producción. Gracias a la aprobación de Federico Guillermo III, se estableció una escuela de 1810-1814, coincidente con la ocupación napoleónica, para enseñar sus métodos.

Guerra comercial

Nicolas Deyeux

Los ingleses controlaban el comercio marítimo mundial, por lo que Napoleón bloqueó sus importaciones a Europa en 1806 y estos intentaron aislar a Francia de sus colonias. Por lo tanto, la caña de azúcar que importaban se encareció y fue desapareciendo de los mercados europeos.

El químico Nicolas Deyeux repitió los experimentos de Achard en 1809 y presentó dos panes de azúcar de remolacha al Instituto Nacional. Uno de ellos llegó a Napoleón en enero de 1811 a través de Camille de Montalivet, ministerio de interior. A finales de ese año, Napoleón publicó el decreto para la introducción de remolacha en los países bajo su dominio, dejándose 32 000 hectáreas para su cultivo, aunque solo se plantaron 7000 por falta de semillas. De esta manera, la remolacha llegó a ser conocida en el continente y contaban con la promesa de la producción local de azúcar, sin depender del trabajo de esclavos en las colonias. 

Se establecieron decenas de fábricas de remolachas en el norte de Francia, Austria, Alemania, Rusia y Alemania. En un segundo edicto en enero de 1812, estableció 100 000 hectáreas para la producción de remolachas en el imperio francés con licencias para 334 fábricas, aunque poco más de la mitad produjo azúcar. Sin embargo, el declive del primer Imperio francés abrió los mercados de nuevo a la caña de azúcar y se cerraron las fábricas de remolacha en Austria y Alemania. 

Independencia de la caña

En Francia se mantuvieron, se fueron desarrollando nuevos métodos para la extracción de azúcar y se volvió a aumentar la producción en la década de 1830, incluyendo en Alemania. En pocas décadas, la remolacha se convirtió en una dura competencia para la caña y los países europeos impusieron nuevos impuestos a la caña. Cuando los beneficios de este impuesto se redujeron por la disminución de la importación, este se trasladó a la remolacha en base a su peso, por lo obligó a incrementar la eficiencia de las fábricas y a usar cultivares más productivos. Cuando en los grandes productores, Francia, Alemania, Austria y Rusia, la producción superó al consumo, se incorporaron España, Bélgica, Países Bajos, Suecia, Dinamarca, Italia y Suiza al mercado. En cambio, en Reino Unido, hasta después de la Primera Guerra Mundial, hubo múltiples intentos de abrir fábricas, pero siempre cerraban. Esto ocurrió principalmente porque, hasta que las rutas comerciales con las colonias no se vieron amenazadas con la guerra, el azúcar de caña no tenía competencia. Lo mismo ocurrió en España hasta 1898.

Fuente

  • Draycott, A. P. (Ed.). (2008). Sugar beet.
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