El perro que se criaba para ser devorado
Cuando los polinesios llegaron a las dispersas islas del Pacífico oriental, no encontraron a ningún animal terrestre, salvo aquellos que traían consigo: perros, cerdos y aves de corral, que llevaban voluntariamente, y las ratas. Los cerdos o los perros, según cuál estuviera disponible, recibían un trato especial y su cría era un símbolo de prestigio. Mientras otros animales se dejaban en libertad, estos solían ser criados por sus dueños. Los restos de la preparación de la comida, como las espinas de pescado, las vísceras y plantas, se arrojaban en un agujero en el suelo y se tapaban o se daban a estos animales. Salvo en Nueva Caledonia, eran animales que se criaban y, si no se deseaba que fueran consumidos, llevaban una cuerda en la oreja.
En la isla de Pascua y Tongatapu, los perros estaban ausentes y el cerdo se reservaba para las ceremonias. Por el contrario, en Hawái lo que escaseaban eran los cerdos, los perros ocupaban su lugar, siendo alimentados con productos agrícolas crudos o cocinados, como el poi (1), fruta del pan ('uru) (Artocarpus altilis), una combinación de fruta del pan fresca y mai (2) para engordar. Mientras en Sociedad se criaban libremente en torno a las casas, en Hawái se hacia en refugios. Por lo general, estos perros polinesios tenían una dieta principalmente vegetal que incluía productos como frutos del árbol del pan, nueces de coco, ñame y taro (Colocasia esculenta).
Tanto cachorros como lechones podían ser amamantados por mujeres, especialmente cuando la producción de leche era demasiado abundante o dolorosa, algo que disgustaba a los europeos. Según Johann Reinhold Forster, en Tahití estos perros eran pequeños, con un hocico ancho y puntiagudo, con ojos pequeños, orejas erguidas, y pelo muy largo blanco y marrón. Se comportaban con timidez y poca agresividad.
Los mamíferos terrestres eran alimentos de lujo, por lo que perros y cerdos se comían en ocasiones especiales y no estaban disponibles para todos, ni entre las familias más destacadas. Cuando ambos estaban presentes, la carne de cerdo podía considerarse superior a la de cerdo. En Tahití y las islas Marquesas, eran una ofrenda en el marae, una zona sagrada libre de vegetación. La carne roja, como la presente en el cerdo, de perro, tortuga, peces y ciertas variedades de fruta del árbol del pan, coco y plátanos se dedicaban al consumo ritual de los dioses. En consecuencia, las mujeres tenían prohibido consumirlos, salvo si eran cerdos o perros que habían criado ellas. Estos mamíferos terrestres podían podían cocinarse en el horno polinesio ahima'a. Los jefes, su familia y los especialistas, además del perro, cerdo y tortuga, disfrutaban del 'uru, taro y grandes peces pelágicos de mar abierto. El jefe era quien otorgaba el derecho a otros a compartir este privilegio.
Una vez consumidos, los huesos de perro se usaban para fabricar anzuelos, sus pieles como capa para los jefes, sus pelos para una especie de pelucas y aquellos más largos como flequillo en el taumi, un adorno pectoral de los guerreros maoríes.
Aunque los europeos encontraron deliciosos a los perros, y superiores a las cabras europeas, el cristianismo obligó a dejar de consumirlos, santificando la carne de tortuga, ya sagrada previamente.
Notas
- El poi o popoi es un preparado semilíquido o más compacto en forma de crema del fruto del pan.
- La fruta del pan de la temporada preparado en forma de pasta fermentada, batido en una mesita baja con una piedra reservada a tal efecto, y mezclado con agua. La cantidad de agua dependía del gusto individual y la disponibilidad de fruta fresca, pudiéndose añadir plátanos u otras frutas para endulzar la mezcla
Fuente
- Mallol, C. S. (2010). Manger du chien à Tahiti: une affirmation identitaire?. Anthropozoologica, 45(1), 157-172.