El desastre del anfiteatro de Fidenas, la mayor catástrofe deportiva de la historia

Grupo de gladiadores ante el emperador.

En el año 27 de nuestra era, el derrumbamiento del anfiteatro de Fidenas se convirtió en la mayor catástrofe del reinado de Tiberio. Si tenemos en cuenta las fuentes, murieron decenas de miles de personas, convirtiéndose en el peor desastre durante un evento deportivo. 

Testimonios

Conocemos este desastre por Anales (105-116 d.C.) de Tácito y la breve mención en Vida de los doce césares (121 d.C.) de Suetonio: 

M. Licinio L. Calpurnio consulibus ingentium bellorum cladem aequavit malum improvisum: eius initium simul et finis extitit. nam coepto apud Fidenam amphitheatro Atilius quidam libertini generis, quo spectaculum gladiatorum celebraret, neque fundamenta per solidum subdidit neque firmis nexibus ligneam compagem superstruxit, ut qui non abundantia pecuniae nec municipali ambitione sed in sordidam mercedem id negotium quaesivisset. adfluxere avidi talium, imperitante Tiberio procul voluptatibus habiti, virile ac muliebre secus, omnis aetas, ob propinquitatem loci effusius; unde gravior pestis fuit, conferta mole, dein convulsa, dum ruit intus aut in exteriora effunditur immensamque vim mortalium, spectaculo intentos aut qui circum adstabant, praeceps trahit atque operit. et illi quidem quos principium stragis in mortem adflixerat, ut tali sorte, cruciatum effugere: miserandi magis quos abrupta parte corporis nondum vita deseruerat; qui per diem visu, per noctem ululatibus et gemitu coniuges aut liberos noscebant. iam ceteri fama exciti, hic fratrem, propinquum ille, alius parentes lamentari. etiam quorum diversa de causa amici aut necessarii aberant, pavere tamen; nequedum comperto quos illa vis perculisset, latior ex incerto metus.

Vt coepere dimoveri obruta, concursus ad exanimos complectentium, osculantium; et saepe certamen si con fusior facies sed par forma aut aetas errorem adgnoscentibus fecerat. quinquaginta hominum milia eo casu debilitata vel obtrita sunt; cautumque in posterum senatus consulto ne quis gladiatorium munus ederet cui minor quadringentorum milium res neve amphitheatrum imponeretur nisi solo firmitatis spectatae. Atilius in exilium actus est. Ceterum sub recentem cladem patuere procerum domus, fomenta et medici passim praebiti, fuitque urbs per illos dies quamquam maesta facie veterum institutis similis, qui magna post proelia saucios largitione et cura sustentabant.

En el consulado de Marco Licinio y Lucio Calpurnio, un mal improviso, que feneció en su principio, puede igualarse al estrago de cualquier guerra. En Fidenas un cierto Atilio, de casta de libertos, fabricó un anfiteatro para celebrar el juego de gladiadores, sin afirmar bien en lo macizo los fundamentos ni encadenar las vigas y tablas sobrepuestas, como aquél que se había movido, no por abundancia de dineros que tuviese o por ganar la gracia a los ciudadanos, sino sólo por el interés de una vil ganancia. La gente que se deleitaba en semejantes cosas, tenidas en ningún entretenimiento en tiempo de Tiberio, acudió de toda edad y sexo, y por la vecindad del puesto en tanto número, de que se aumentó tanto más el daño, que en acabando de henchirse de gente aquella máquina se abrió: y entre los que cogió a plomo debajo y trajo al suelo consigo, precipitó y cubrió una inmensa cantidad de personas ocupadas en mirar el espectáculo, y muchos de los que estaban alrededor del edificio. Los que tuvieron suerte de morir al principio de aquel trabajo evitaron infinitos tormentos; pero los que se pudieron tener por más miserables eran los que, habiendo perdido una parte de sus cuerpos, conservaban todavía la vida, y de día por la vista y de noche por el llanto y por los gemidos reconocían a sus mujeres o a sus hijos. De los demás, que no habiéndose hallado en aquel espectáculo acudían a la fama de la desgracia, unos lloraban al hermano, otros al primo, quién al padre, quién a la madre, y muchos a todos estos parentescos juntos. Y los que por varias causas tenían ausentes a sus amigos y a sus deudos estaban también con temor; tal que, hasta que se supo de cierto a quién tocaba el daño, el miedo fue universal.

En acabando de quitar las ruinas corrió cada cual a besar y abrazar a sus muertos; y muchas veces, por el rostro desfigurado o por semejanza de él o de la edad, nacía confusión y no pequeño contraste al reconocer cada uno los suyos; habiéndose hallado entre muertos y estropeados en aquella ruina cincuenta mil personas. Proveyó el Senado que ninguno de allí adelante pudiese hacer juego de gladiadores que no tuviese por lo menos 10000 ducados (400000 sestercios) de hacienda, ni se hiciese anfiteatro que no fuese bien firme y seguro, y Atilio fue condenado en destierro. En esta ocasión estuvieron abiertas a todas las casas de la gente principal y rica, con médicos y medicinas, representándose en aquellos días Roma, aunque afligida y triste, como en los tiempos antiguos, cuando después de las sangrientas batallas sustentaban los heridos con dádivas y buenos tratamientos. - Tácito

Peragrata Campania, cum Capuae Capitolium, Nolae templum Augusti, quam causam profectionis praetenderat, dedicasset, Capreas se contulit, praecipue delectatus insula, quod uno parvoque litore adiretur, saepta undique praeruptis immensae altitudinis rupibus et profundo mari.⁠36 Statimque revocante assidua obtestatione populo propter cladem, qua apud Fidenas supra viginti hominum milia gladiatorio munere amphitheatri ruina perierant, transiit in continentem potestatemque omnibus adeundi sui fecit; tanto magis, quod urbe egrediens ne quis se interpellaret edixerat ac toto itinere adeuntis submoverat. perierant.

Después de haber recorrido la Campania y haber hecho la dedicación del Capitolio en Capua, como también la del templo de Augusto en Nola, que fue pretexto de su viaje, marchó a Capri, gustándole esta isla en gran manera, porque sólo era abordable por un lado y por muy estrecha entrada, haciéndola inaccesible por los otros escarpadas y altísimas rocas y el abismo de los mares. No tardaron, sin embargo, en llamarle las reiteradas súplicas del pueblo, asustado por el desastre que acababa de ocurrir en Fídenas, donde el hundimiento de un anfiteatro había hecho perecer a veinte mil personas que presenciaban un combate de gladiadores. Pasó, pues, al continente y, mostrase tanto más accesible a todos cuanto que, al salir de Roma, había prohibido por un edicto que nadie se le acercarse y había alejado en todo el camino a los que se presentaban para verlo. - Suetonio

Recapitulando 

La situación es la siguiente. El emperador Tiberio no había celebrado juegos con regularidad, por lo que los romanos estaban ansiosos de espectáculo. El liberto Atilio lo aprovechó para construir un anfiteatro para celebrar juegos de gladiadores en Fidenas, a unas 5 millas (7405 m) al norte de Roma, la primera parada en la Vía Salaria. Queriendo obtener más beneficios, construyó un anfiteatro de madera, como antiguamente y, por las víctimas en los alrededores, probablemente no aprovechaba una colina, que lo haría más grande y sólido, pero también más caro. Antes de acabarlo, lo abrió al público, no siendo esto insólito. El problema es que sus cimientos probablemente no fueran los suficientemente profundos y las juntas de la estructura eran débiles. De forma rápida e imprevista, la estructura se derrumbó. Las cáveas se deslizarían hacia dentro y la base hacia afuera, causando hasta 20000 fallecidos y 30000 heridos. Parece que no todos murieron al instante, como los que estaban abajo, sino que los que se vieron arrastrados sufrieron heridas graves y muertes agónicas.  

El desastre obligó al emperador Tiberio a volver de la isla de Capri. El senado promulgó regulaciones estrictas para la construcción de anfiteatros y la realización de juegos y Atilio fue exiliado. 

Reconstrucción


Las cifras de víctimas en autores antiguos rara vez son fiables, pero son asumibles. A través de Suetonio, sabemos que fue una tragedia comparable a la batalla del bosque de Teutoburgo en el 9 d.C. Así lo habría expresado Calígula, quien lamentaba que su reinado no hubiera marcado por estos dos desastres de tal magnitud, como le ocurrió a Augusto y Tiberio. Ambos habrían ocasionado decenas de miles de muertos.

Por cómo murieron también en los alrededores, podemos suponer la forma y los límites del anfiteatro. Los anfiteatros podían construirse aprovechando la geología, lo que hubiera sido posible en las colinas de Fidenas. Esto habría permitido un coliseo muy grande, pero excavar en la roca era costoso. Además, aquellos en el exterior no se habrían visto tan afectados. Luego tenemos otros anfiteatros que no aprovechan la forma del terreno, como el Coliseo de Roma, que cumpliría al aforo máximo si asumimos que todas las víctimas tenían su asiento. No obstante, aunque grande, es razonable asumir que sería equiparable a la Arena de Verona, con capacidad para 30000 personas más aquellas en los bajos y alrededores.

Puente de madera mostrado en la columna de Trajano.

El anfiteatro se puede reconstruir usando como referencia el coliseo de madera y las estructuras del puente mostrados en la columna de Trajano. Teniendo en cuenta las maderas más usadas por los romanos y las necesidades de la estructura, la madera de abeto común (Abies alba) sería una buena candidata, pues es ligera y puede soportar gran estrés sin doblarse. Por las características geológicas del suelo en la zona, los cimientos habrían fallado por no penetrar los 120 centímetros necesarios para proporcionar estabilidad. 

En cuanto a las dimensiones, se sugiere una elipse con un eje mayor de 163 metros y un eje menor de 134 m. La arena tendría 69 m en el eje mayor y 40 en el menor. Alrededor habría 45 filas de asientos hasta los 25,82 metros de altura, más un muro externo que sumaría otros 10 metros. Entre la arena y el exterior se estiman unos 47 metros. 

Leyendo con detalle a Tácito, es probable que los pilares de la base cedieran, inclinándose hacia afuera y los niveles superiores se inclinaran hacia adentro. De esta manera afectaría al área circundante, aumentando el número de víctimas por encima del aforo del anfiteatro. 

Fuentes 

  • Napolitano, R. (2015). Failure at Fidenae: Visualization and Analysis of the Largest Structural Disaster in the Roman World.
  • Napolitano, R., & Monce, M. (2018). Failure at fidenae: Understanding the site of the largest structural disaster of the roman world. Digital Applications in Archaeology and Cultural Heritage, 10, e00077. 
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