El sacerdote libertino que proclamó la homosexualidad de Jesús

La última cena, de Valentin de Boulogne.
En 1550, en Brescia, en la República de Venecia, el sacerdote Francesco Calcagno (1528-1550) fue ejecutado por "luteranismo". Con 22 años, el antiguo monje benedictino del monasterio de Santa Eufemia de la Fuente, no solo negaba la divinidad de Cristo y la santidad de la iglesia, sino que proclamaba la superioridad de la sodomía y la entrega a una vida de placer.

Francesco Calcagno

Territorio de Brescia y Crema en el siglo XVI.

Comenzaba diciendo que Francesco Calcagno fue acusado de "luteranismo", pero este es un término engañoso. Para Roma, alguien que siguiera a Lutero o cualquier otra figura de la Reforma protestante, tan solo se situaba en la iglesia equivocada y era cuestión de reconducirlos a la iglesia católica. A lo que realmente se refería con "luteranismo", y que era más grave, era al libertinismo, que desafiaba las normas y la autoridad. Con la Contrarreforma iniciada por el Concilio de Trento (1545-1563), se marcaría el fin de una era, suponiendo una barrera contra comportamientos que podían haber sido una realidad previamente. Por eso, la fecha del caso en 1550 no es casual.

Nuestra historia se sitúa el distrito Santa Maria della Pace, en Brescia, actualmente en la provincia homónima de la región de Lombardía, en el norte de Italia, pero entonces parte de la República de Venecia. Francesco Calcagno había sido monje benedictino en el monasterio de Santa Eufemia de la Fuente y en ese momento era sacerdote en la iglesia de San Bartolomeo en el distrito de apotecarios de Barbisino. Como ocurre ocasionalmente, una acusación relativamente trivial, que hoy sería la más grave, destapa una situación más preocupante. 

Mapa de Brescia en el siglo XVII.

Calcagno sentía debilidad por los jóvenes, manifestando cuando veía a uno de su gusto que pagaría por realizarle una felación. Por eso seleccionaba y pagaba a su amigo Lauro de' Glisenti y al librero Pietro delle Grazie para que le procurasen a jovencitos atractivos. Según declaró de' Glisenti, a un chico joven (puttino) lo besaba y abrazaba durante el día y, durante la noche, yacía con él y lo sostenía entre sus piernas. Este joven era el hijo de Caterina, antigua ama de llaves de Giovanni Antonio de' Savarisi, notario de la ciudad, que lo denunció el 7 de febrero cuando su madre le informó de la situación. 

Interrogatorio

Calcagno tuvo que enfrentarse al dominico Stefano de' Conforti, inquisidor de la Orden de Predicadores de Santo Domingo de Brescia, y a Paolo de' Aleni, vicario del obispo de Brescia y doctor in utroque iure. Los testigos que comenzaron a declarar el 13 de julio, y que probablemente compartían costumbres y creencias con Calcagno, eran parte de su círculo. En el juicio se dijo que se reunían en casa de Calcagno, de de' Savarisi, de Giovanni Antonio dalla Val Sabbia, donde hablaban de temas lascivos con familiaridad, y también en la librería de Pietro delle Grazie, que estaba junto a la puerta de la catedral, desde hacía al menos un año. Cuando se solicitaban detalles, daban respuestas elusivas, refiriéndose en un caso a que se hablaban de muchos temas y no podía recordar uno expresamente. El interés en lo dicho en privado en dicho grupo residía en que el sacerdote Niccolò Ugoni, que por su apellido podía ser miembro de una familia noble de Brescia, había asegurado que creía en las Sagradas Escrituras tanto como en las Fábulas de Esopo, mientras Giovanni Antonio da Preseglie aseguró "que el cáliz y la hostia consagrada eran un absurdo".

Fresco de la última cena en el monasterio de Ubisi, Georgia.

Las tensiones entre ellos produjeron que, aunque les conviniera encubrirse, cada uno dispusiera de una estrategia distinta. Pietro delle Grazie fingió escandalizarse y amenazó con denunciar, pero no lo hizo. El caso de Giovita de' Ballini es el más interesante, pero para entender por qué debemos saber qué decía Calcagno. Francesco Calcagno afirmó que tenía más fe en la Metamorfosis de Ovidio, que creía más fidedigna para explicar la realidad mundana y celestial, que en los evangelios. Afirmó que Cristo no era hijo de Dios, sino un hombre sencillo de carne y hueso que, como aparentemente se probaba en Juan 13:23-25, amaba, mantenía cerca y se entretenía en una relación sexual con Juan el Apóstol, a quien consideraba un catamita. Según delle Grazie, oyó a Calcagno hablarle de esto a de' Ugoni en su taller y este le conminó a avergonzarse e irse con las bestias. Según de' Glisenti, Pablo y los otros le tenían envidia porque sabía satisfacer mejor a Jesús que ellos. De hecho, de' Glisenti le había entregado la obra pornográfica La Cazzària (1530) de Antonio Vignali. Tenía visiones materialistas, defendiendo que ni Dios ni el Cielo existían y que, una vez muerto el cuerpo, también lo hacía el alma, pues el universo estaba dirigido por la ley de la posibilidad. Por tanto, si Dios era inexistente, tampoco estaba en la misa, que consideraba charlatanería. En consecuencia, lo lógico era pasarlo bien en este mundo. Mantenía relaciones de pago estables tanto con hombres como mujeres, pero declaraba la superioridad de la sodomía. Señaló que solo las bestias y plebeyos copulaban según la naturaleza, confesando que él lo había hecho contra natura incluso con una mujer. Sostenía que sus ideas eran compartidas por el pueblo, el papa y los grandes hombres. No obstante, indicó que las fábulas del Evangelio se habían compuesto y aprovechado habilidosamente por la iglesia para someter a la población. Garantizaba que sus autores eran gentes del diablo que solo lo hacían para mantener asustada a la gente y gobernarlos. Para ello usó la frase Primus in orbe deos fecit timor ("el miedo fue el primero en el mundo en crear dioses"), citando a Lucrecio, aunque era del Satiricón de Petronio Árbitro. 

Juan con la cabeza sobre el pecho de Jesús.

Para Calcagno, un buen culo eran su altar, misa, hostia, cáliz y patena y ese culo pertenecía a Giovita de' Ballini. Aunque al principio ambos declararon que las afirmaciones mencionadas previamente eran bromas, el clérigo de 19 años se convirtió en el principal informante, pero siempre asegurando que no lo odiaba a él, sino a su vida descarriada, reprendiéndolo por la gravedad de la sodomía. Después de todo, actuaba como un nicodemita, es decir, un hipócrita que, cuando le convenía, confesaba ser muy cristiano, pero las mentiras tienen las patas muy cortas. De hecho, un testigo incluso comentó que lo vio a menudo de día vestido de seglar con una boina de terciopelo rojo y de noche con prostitutas. Cuando estaba en prisión y le interrogaron exponiendo la información que habían recabado, comenzó a confesar algunas de sus acusaciones. Entonces, también le mostraron el edicto del reverendo Carlo que impedía celebrar misa en la ciudad o diócesis de Brescia tras haber dejado una orden religiosa sin contar con un permiso firmado por él.

Juicio y condena 

Tras tres días de interrogatorio, el 16 de julio se le preguntó en público ante clérigos y laicos si corroboraba la veracidad de las confesiones y el notario Giovan Battista Leuco corroboró que la copia era idéntica a la original. 

Desde 1547, como representantes de la autoridad política de la República, los rectores de la ciudad se mantenían informados del proceso y el Consejo e los Diez de Venecia tenía autoridads política suprema en todos los casos que infringían la soberanía del estado y el orden público, incluso al implicar a clérigos, como en la blasfemia y la sodomía. Por eso, el Consejo de los Diez recibió el 16 de agosto las sentencia a tres "luteranos", incluyendo a Francesco Calagno. Se le presentaba como un "luterano" el mayor enemigo de Jesucristo por unas palabras contra este y Juan el Bautista (sic), que ni turco, judío o demonio habría pronunciado ni imaginado. El vicario del cardenal pidió a Giovanni Mocenìpo, alcalde Brescia,  juzgar personalmente a Calcagno. Desde el Consejo de los Diez se decidió enviarlo el 23 de agosto al tribunal de la Inquisición en Venecia. Este era un tribunal mixto donde el Consejo de los Diez contaba con tres magistrados laicos (Tre Savi sopra l'eresia) y un patriarca, centralizando el control de la Inquisición en la capital. 

Finalmente, el 14 de octubre se dictó sentencia, acusándolo de hereje apóstata y blasfemo. Fue condenado a que se le cortara un trozo de su lengua, lo decapitaran inmediatamente y que su cuerpo se quemara en el mismo lugar, siendo ejecutado el 23 de diciembre en la plaza de Brescia.

Transformación del libertinismo 

El libertinismo tenía sus bases en la antigüedad clásica, en la goliardía medieval, el pensamiento renacentista y el radicalismo religioso, teniendo los valdenses una influencia primordial en este aspecto. Eran comportamientos vinculados directa o indirectamente con la fe cristiana que cuestionaba en mayor o menor medida los dogmas religiosos, coincidiendo en una búsqueda de la libertad individual. Por lo tanto, era un cajón de sastre con múltiples expresiones. 

Con los partidarios más extremistas de la última república florentina (1527-1530) y los republicanos sieneses, que se oponían al asedio en 1526 del papa Clemente VII y Gian Giacomo Médici, cambiaría el significado de los libertinos, subvirtiendo el orden religioso, cívico y natural del estado y la iglesia en favor de una libertad de moral y las transgresiones sexuales, carente de normas. Este sería el contexto de Calcagno y su grupo, que probablemente disfrutó de los mismos privilegios y los tenía normalizados, hasta que intervino la Inquisición.

Fuentes

  • Dall’Orto, G. (1993). Adora più presto un bel putto, che Domendio. Il processo a un libertino omosessuale: Francesco Calcagno (1550), 43-55. 
  • Felici, L. (2020). Ateismo e sodomia nella Repubblica di Venezia. Ancora sul caso di Francesco Calcagno (1528-1550). RIFORMA E MOVIMENTI RELIGIOSI, 8, 59-80.
  • Felici, L. (2024). A Sixteenth-Century Libertine Priest: Francesco Calcagno. In Cursed Blessings (pp. 21-39). Routledge.  
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