Imaginaos que un día, sin importar la razón, la Tierra deja de girar sobre sí misma, continuando su viaje alrededor del Sol y manteniendo la inclinación de su eje. Podría ser el momento de gritar en círculos y romper escaparates para entrar a robar televisores. Sin embargo, dejando de lado el factor humano, el planeta también sufriría cambios. La primera afectada sería la costa. La posición de los océanos se mantiene en equilibrio gracia a la fuerza gravitatoria por un lado, que atrae al agua al centro de masa, y la fuerza centrífuga por otro, provocada por la rotación terrestre. Debido a esta rotación terrestre, la Tierra ha adquirido la forma de un esferoide, es decir, una esfera achatada por los polos. Por lo tanto, la distancia del centro de masas de la Tierra al nivel del mar promedio es mayor en el ecuador que en los polos. 21,4 kilómetros para ser más exactos.