La pólvora no era muy usada en medicina, pero, como si aplicaran el combatir el fuego con fuego, llegó a utilizarse para tratar las heridas de balas. Así lo recomendaba Paul Barbette en un tratado quirúrgico. El texto describía cómo extraer púas, espinas y balas del cuerpo. Uno de los métodos era darle al herido una mezcla de vino de membrillo y vinagre con azafrán y pólvora. Por su parte, Nicholas Culpeper sugirió, en su Culpeper's Last Legacy , envolver la pólvora en un trapo para colocarla sobre un diente dolorido. El salitre (nitrato de potasio, KNO 3 ), uno de los componentes de la pólvora, era un componente más frecuente. Elizabeth Grey, condesa de Kent, en The Choise Manual or Rare Secrets in Physick , describió como el salitre hervido en una cazuela de barro de orfebre, mezclado con piedra de alumbre y azúfre, creaba un buen remedio para los ojos. La colección de remedios de Georges Hartman menciona que hervir salitre en un vino de solera generoso era un buen remed