¿Qué tienen que ver los testigos con los testículos?
Se suele compartir que, al testificar en los juicios, los romanos se apretaban los testículos con la mano derecha, como si mentir pudiera herirles en el "orgullo". Otra versión cuenta que en la elección papal, un encargado palpa al pontífice para testificar que era un varón. Ambas etimologías de la palabra testigo son falsas, pero eso no quiere decir que no exista relación entre testigo y testículo.
Etimología
La palabra latina testis significaba principalmente "testigo", pero
también "testículo" (Pl. testes). Testis proviene de *terstis y, como es habitual, de
un compuesto protoindoeuropeo, *tri-sth2-i/o- , que significa "situado como
tercero" (cf. tres, tri-/ter- y stare). Además testículo
(testis, cuyo diminutivo es testiculus) tiene el derivado de
tercero (tertius), pero no de tres (tres).
Esta polisemia era explotada por autores romanos como Plauto en Miles Gloriosus ("El soldado fanfarrón"), en las líneas 1411-1427, donde al jurar por Júpiter y Marte, Pirgopolínices se libra de Periplectómeno con sus testículos intactos y conservando su capacidad de ser testigo de ello. Todo esto entremezclado con terminología legal.
Mano en los testículos
Sabiendo que la etimología popular es falsa, cabría pensar que la idea de jurar con la mano en los testículos es demasiado disparatada para ser cierta, pero en la Biblia tenemos ejemplos donde hace justamente eso:
Y dijo Abraham á un criado suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo, y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no has de tomar mujer para mi hijo de las hijas de los Cananeos, entre los cuales yo habito; Sino que irás á mi tierra y á mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac. [...] Entonces el criado puso su mano debajo del muslo de Abraham su señor, y juróle sobre este negocio.
Génesis 24:2-4, 9
Y llegáronse los días de Israel para morir, y llamó á José su hijo, y le dijo: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, ruégote que pongas tu mano debajo de mi muslo, y harás conmigo misericordia y verdad; ruégote que no me entierres en Egipto; Mas cuando durmiere con mis padres, llevarme has de Egipto, y me sepultarás en el sepulcro de ellos. Y él respondió: Yo haré como tú dices. Y él dijo: Júramelo. Y él le juró. Entonces Israel se inclinó sobre la cabecera de la cama.
Génesis 47:29-31
Se considera que dar falso testimonio te maldecía, por lo que tocarse los testículos reforzaría el juramento, ya que el perjuicio se extendería a toda la progenie. Aunque la circuncisión como signo de alianza divina era motivo de broma entre los romanos, la solemne manipulación testicular persistió, tomando a los testículos como testigos de la veracidad del testimonio.
En Grecia también existió una relación entre los testículos y los juicios. En Contra Aristócrates de Demóstenes se cuenta que los juicios por homicidio se podían celebrar en el Areópago, donde el acusador juraba invocando la destrucción de sí mismo, su familia y su casa, estando en pie sobre las piezas cercenadas de un jabalí, un carnero y un toro (sacrificio equivalente a la suovetaurilia), que habían sido cortadas siguiendo los requisitos religiosos. Se acepta que en el texto se usa el eufemismo "cosas cortadas" para referirse los testículos.
En Roma, a pesar de lo que se dice, no hay pruebas de una relación entre los testículos y los testigos. Ni siquiera en pruebas para evitar la proclamación de una papisa. Sin embargo, sí parecía existir al norte, en la región de Umbría. En las tablas euguvinas del siglo II a.C. se describe un ritual de sacrificio. Este contiene el hápax legómenon, es decir, una palabra que solo se encuentra allí, urfeta, que suele traducirse como orbe o disco. En este caso, cabe la posibilidad que esta signifique testículos, pues es coherente que sea lo que sostenga tras el sacrificio mientras entona la fórmula a Júpiter. La rareza de esta palabra podría deberse a que se encuentra en acusativo y singular, ya sea refiriéndose a un solo testículo o a los testículos como nombre colectivo. Tampoco se descarta que fuera un eufemismo.
Como último apunte, la relación entre los juramentos y los genitales tampoco quedó en el pasado, pues en la región iraní de Lorestán se jura por "mi mano en el pene de
Mahoma" (dast rū-ye kīr-e Mohammed).
Fuente
- Katz, J. T. (1998). Testimonia ritus italici: male genitalia, solemn declarations, and a new Latin sound law. Harvard Studies in Classical Philology, 98, 183-217.